Roneo Funk Club
Discos / La Plazuela

Roneo Funk Club

8 / 10
David Pérez — 27-04-2023
Empresa — Universal Music
Género — Fusión

Desde el genuino barrio del Albaicín de Granada, el de Morente y los Habichuela, nos llega este “Roneo Fun Club” (23), con Manuel Hidalgo Sierra (Indio) y Luis Abril Martín (Nitro) a los mandos de La Plazuela. Un triunfal debut plagado de hits callejeros rebosantes de roneo flamenco, mucho funky y ritmos electrónicos de mil colores y aromas que invitan a verbena/after infinito. En esa encrucijada donde Las Grecas y Manzanita se llevan a los Daft Punk y a Jamiroquai de ruta por las cuevas del Sacromonte.

Diez pistas que comienzan a lo grande: sampleo de flauta de pan que anuncia la llegada del afilaó al viejo barrio, con el bullicio de las calles despertando y las señoras acercándose en “La ida”, con una letra que marca el paso del tiempo, el desarraigo de las nuevas generaciones y lo bueno y lo malo de madrugadas sin freno: “Cuando el invierno se va / y llega la primavera…/ Los chavales / que hace un tiempo / bajaban ya a la plazuela, / se han olvidao lo que vale / un céntimo en la cartera. / Solo salen / por la noche / cuando está la luna llena, / llena y blanca como el polvo / que hace un mes se llevó a Manuela…”. Una intro, “La ida”, que tiene a su otra mitad, “La vuelta”, esperándola al final, hermana de cierre perfecto por emotiva colombiana (con pulsiones drum and bass por momentos), vocoder, sintes y cajas de ritmos fundidas con palmas y flamencura por los cuatro costaos. Este inicio y final, ya nos deja claro el gusto y respeto por las raíces, además de la valentía y descaro necesario para seguir su propio camino: “Sigo mi paso, porque no sé de otra manera / que las de vivir mi vida / pensando en el tiempo que me queda”. Raíces y alas con el aderezo y mágico empaque a la producción del omnipresente Bronquio y Juanito Makandé.

Y aunque (mantra ganador que se extiende a lo largo de los surcos) “yo ya no soy yo, / ni mi calle es ya mi calle, / porque los tiempos le' cambian / y hasta a las personas reale”, el latido de barrio no cesa y “mi calle no la cambio por na”, poderío andalusí en una de las indiscutibles joyas de la corona, “La primera Helá”. Balacera de groove verdiblanco empoderado y pegadizos arabescos rítmicos, con Blas Infante zapateando y rompiéndose la camisa. Sumando otra letra con esencia flamenca callejera de la buena: “Salimos con la primerica helá, / con la escarcha y el pelo p'atrá, / las viejas llevan una hora levantá', / llevan ya sus dos barras de pan”.

Disco-funk directo al corazón y al centro de la pista de baile en “Realejo Beach”, con coros flamencos incluidos, seguida del respiro y lucha interior de “Soulseek”, las más pop del lote, para volver luego a subir la apuesta en lo tres siguientes cortes: La caleidoscópica montaña rusa de funky jondo y groove de “Tu palabra”, con un bajo que marca el pulso del centro de la Tierra y unos Chichos futuristas rezumando electrónica noventera y french house por cada poro; “la moda de Madrid a Graná no nos llega”, crítica a la modernidad sin sentido y también a la tradición que siembra miedo, esa que inculca pena irracional a base de cruces, refranes y sentencias… Una huida, valiente, hacia adelante, con la pureza de la tierra que pisamos a ritmo de drum‘n’bass rumbero en “El lao de la Pena”; y esos adictivos loops y el soniquete de una “Peiname Juana” que se te queda pegada como salitre a la piel… Fijo que la habrán bailado y tarareado hasta Bangalter y Homem-Christo en más de una ocasión.

Con “Mira la niña” alcanzamos la cima más ambiciosa y experimental del disco, un camaleónico collage flamenco-electrónico rompe caderas, con Juanito Makandé sumando guitarra y voz, más un extra de Bronquio, jugando, modulando y condimentado la receta en la sombra: intro a capella, acid jazz, house, UK garage en vena y una tromba de beat que no cesa. Y “mi mano derramó / por ese espejo roto / y por esa flor, / sobre alianza y el dinero, / la sangre del mundo entero”. No vamos yendo por “Camino de Cristales”, encontrando y perdiendo la fuente del querer, con palmas, coros y quejíos flamencos, buscando oro en el Darro y remedio para el mal de amores. “Roneo Funk Club”, cantes de ida y vuelta al fresco, bajo una bola de espejos en la plazuela del barrio. Pues sí, uno de los trabajos sureños más redondos del año.

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