Mountainhead
Discos / Everything Everything

Mountainhead

7 / 10
Raúl Julián — 08-03-2024
Empresa — BMG
Género — Indie pop

El presente álbum bien podría ser el trabajo más ambicioso de Everything Everything hasta la fecha, en una trayectoria que suma la nada desdeñable cifra de siete discos de estudio, desde que los británicos debutasen en 2010 con “Man Alive” (Geffen, 10). El grupo aprovecha su pose arty (y una posición asentada) para construir un álbum con sus maneras habituales, en el que apuestan por reflexionar sin tapujos (y con algo de ironía) acerca del estado actual de la sociedad, en una radiografía que resulta, cuando menos, inquietante.

Respetando el aspecto animoso de sus canciones y guiados por el falsete de Jonathan Higgs, “Mountainhead” (24) se arma en base a un total de catorce piezas de indie-pop, new wave y synth-pop, casi siempre bailables y sintéticas, cabe suponer que para sortear con alegría esa inquietud existencial que acompaña a la obra. Es la principal novedad que presenta una banda que, al mismo tiempo, resuena sensiblemente más madura y asentada, sin abandonar sus parámetros clásicos, pero manejándolos con menos efusividad. O lo que es lo mismo, con mayor cuidado y acotando ese hedonismo marca de la casa.

Un movimiento tan leve como en realidad determinante a la hora de definir el perfil genérico del trabajo en cuestión. Un especto favorecedor y que distancia y diferencia a los de Manchester (aunque sea ligeramente) de su tramo artístico previo, dotando a este nuevo conjunto de canciones de una credibilidad inédita. No sucede con todas y cada una de las composiciones facturadas, aunque sí con destacadas del tipo de “The Mad Stone”, “Cold Reactor”, “Don't Ask Me To Beg”, “R U Happy?”, “The End of the Contender” o “Wild Guess”.

“Mountainhead” es, efectivamente, una de las mejores entregas con la firma de los británicos, a la altura de otros títulos destacados como el mencionado “Man Alive” (Geffen, 10) o Get To Heaven (RCA, 15). Solo la misma ambición –esa que les ha llevado a incluir el número excesivo de catorce piezas– resta algo de pegada al elepé, echándose de menos un conjunto redondo y, por ende, de una efectividad que hubiera sido del todo determinante al evitar que el efecto se diluya algo con el paso de los minutos.

 

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