El Magnífico
Discos / Ed Harcourt

El Magnífico

5 / 10
Raúl Julián — 19-04-2024
Empresa — Deathless Recordings
Género — Indie pop

A Ed Harcourt se le ha ido considerablemente la mano en la presente entrega. Se le ha ido con la épica; se le ha ido con el azúcar; se le ha ido con los arreglos; se le ha ido con la producción. Se le ha ido la mano, en definitiva, con unas canciones que desbordan y suenan excesivas se miren por donde se miren, hasta restar una considerable dosis de credibilidad a un autor que, en títulos previos del tipo de From Every Sphere(Heavenly, 03), “Strangers” (Heavenly, 04) o The Beautiful Lie (EMI, 06), había probado ser poseedor de una marcada sensibilidad.

Un don traducido, en el peor de los casos, en bonitas canciones, y que, en sus momentos álgidos, se tornaba experiencia emocionante. Poco de eso hay en este compendio de exuberancias que es “El Magnífico” (Deathless, 24), álbum algo pretencioso desde el mismo título en español y conformado por cincuenta y tres eternos minutos que saturan una y otra vez a su paso, dificultando la percepción del horizonte final. El londinense se desata definitivamente en la presente referencia, enterrando cualquier tipo de timidez, precisamente aquella que, quizás, guiaba al músico por el camino correcto.

Una efusividad que desemboca en las doce piezas de un elepé que desprende mayoría de grandilocuencia mal entendida y muy poco favorecedora. Sucede con piezas empalagosas como “Into The Loving Arms Of Your Enemy”, “Broken Keys”, “Deathless”, “1987” o “My Heart Can't Keep Up With My Mind”. Por su parte y en el extremo opuesto, la desnudez al piano de “The Violence Of The Rose” se impone como la mejor del lote junto con “Anvils & Hammers”, consiguiendo remitir al perfil previo del músico, en lo que es una anomalía dentro de un trabajo copado por incómoda ostentosidad.

Una inercia creciente aparece con el paso de las composiciones, motivando el efecto opuesto a esa emoción que cabe suponer que Ed Harcourt pretendía despertar en el oyente. “El magnífico” (Deathless, 24) es un disco olvidable dentro de una discografía casi siempre distinguida y elegante. Un paso en falso del británico que no sólo no aporta nada a su carrera, sino que, durante no pocos momentos, puntúa en negativo y difumina la imagen cargada de sentimiento que durante años construyó el autor gracias a trabajos notables y convincentes.

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