Sleepy Sun a medio gas
Conciertos / Sleepy Sun

Sleepy Sun a medio gas

5 / 10
Don Disturbios — 04-11-2010
Empresa — Houston Party Records
Sala — Razzmatazz 3, barcelona
Fotografía — Edu Tuset

Ayer me acerqué a la sala pequeña del Razzmatazz barcelonés movido por “Embrace”, el solvente primer disco de esta banda de hard-rock psicodélico, y también por las referencias más que positivas que me habían dado sobre sus directos y en especial sobre su actuación en el Primavera Sound. Y es de suponer que el escaso centenar de personas que nos congregamos alrededor del pequeño escenario del Poble Nou, estábamos allí por motivos similares: Para ver un gran despliegue de notas densas y arrastradas, recreando un ambiente heredero de bandas seminales como Hawkwind o incluso Cream, pues hay un evidente poso blues en los fraseos del bajista Hubert Guy, que se adaptan a la perfección al imagintaivo golpeteo de Brian Tice a la batería. Sin embargo hay que decir de entrada que la actuación se vio lastrada por dos hechos algo inesperados. Primero por la ausencia en la formación de Rachael Williams, quién aportaba un bello contrapunto más que envolvente y vaporoso en las armonías vocales de la banda californiana. Y en segundo lugar porque por lo visto durante esa misma mañana, el cantante Bret Constantino se había quedado sin voz debido a una gripe y a punto estuvo de cancelar la actuación sino llega a ser por un milagroso chute de cortisona que le recuperó en parte, pero que no impidió que el bolo fuera mucho más corto de lo habitual, próximo a la hora de duración. Y claro, una banda capaz de confeccionar ambientes atmosféricos de intensidad y belleza sobre los que cerrar los ojos y dejarte transportar, necesita de más minutos para convencer al público. Y máxime si al principio las guitarras no acababan de decidirse a sonar por encima de una base rítmica que se comía todo el espacio. Vaya que el de ayer fue uno de esos conciertos que acaban siendo una decepción dadas las expectativas, y que te mantienen a la espera de una segunda oportunidad en la que la banda pueda desenvolverse con mayor soltura en sus largas jams y desarrollos. Una desenvoltura que pueda acabar por convencernos de que lo suyo puede ir, como es el caso de los Black Mountain, más allá de un simple y puro ejercicio de estilo. Y justo eso fue lo que nos ofrecieron los barceloneses Aleppo Pine unos minutos antes y en calidad de teloneros. Un más que correcto y solvente ejercicio de estilo, bien ejecutado, pero falto de esa personalidad diferencial que los haga trascender. Tampoco creo que lo pretendan.

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