Contundencia y contención
Conciertos / Río Babel

Contundencia y contención

8 / 10
Luis M. Maínez — 06-07-2022
Empresa — Sonde3
Fecha — 02 julio, 2022
Sala — Explanada de la Caja Mágica, Madrid
Fotografía — Ainhoa Auricica (Cedidas por la organización)

Uno, dos, tres y cuatro. Lo cantan Carolina Durante pocos segundos antes de que comience strictu sensu ‘Cayetano’, una canción que ha trascendido la escena indie hasta llegar a la RAE. No hicieron falta muchos más golpes que uno, dos, tres, cuatro, para que la resistencia del público venciera y se rindiera a los pies de un Festival Río Babel que volvía a reencontrarse con su público tres años después de su edición de 2019, en la que Bad Bunny se sobró para levantar un festival al completo. Es, y con este comeback queda evidenciado, el Río Babel un festival de pocos asaltos. A diferencia de otros, que apuestan claramente por un cartel donde las opciones apabullen tanto al potencial espectador que comprarlo sea casi una obligación por la cantidad de artistas afines, el festival babeliano pide (aunque en realidad exige) un ejercicio de madurez al cliente, que cada día saldrá del recinto con dos o tres recuerdos memorables e inevitables. Esto tiene sus pros y sus contras.

Sus contras, que son menores, se evidencian cuando, en un show como el de C. Tangana, que ya es historia de la música popular de nuestro país, la mitad del público está totalmente desconectada, mirándose entre sí, hablando sin nada que contar, e impidiendo a la otra mitad disfrutar del concierto, además de ocupando un espacio que hace que la calidad del sonido (el otro debe, si organizas un festival con solo dos escenarios musicales debes suponer que las aglomeraciones llevarán a parte de los asistentes lejos del escenario) empeore considerablemente. Por favor, no vayáis a festivales de despedidas de soltero. Mejor aún, no vayáis de despedidas de soltero. En un momento dado había más gente hablando que escuchando, y eso, para quienes quieren escuchar música, es un suplicio.

Sus pros, más agradables de contar para alguien que, como yo, realmente se lo pasó muy bien en el festival, también señalan a los mismos síntomas: concentrar los golpes. Dani Martín, uno, Carolina Durante, dos, C. Tangana, tres, Residente, cuatro. Y alguno más como los de Ginebras o Travis Birds fueron capaces de mantener el ritmo de un festival articulado sobre cada uno de estos eventos.

El Río Babel es capaz de trazar unas líneas sutiles que unen por un lado a Carolina Durante y a Dani Martín, por otro a Dani Martín con C. Tangana y a C. Tangana con Residente. Para el espectador -y oyente- curioso, encontrarse con esta representación del presente, el pasado y el futuro de la música en español en apenas tres días debería servir para reconocer al Festival Río Babel como un festival con visión. Uno de esos festivales humildes que, con buen hacer, logran, poco a poco, hacerse más grandes y respetados. A pesar de las dificultades que el Covid-19 supuso, se ha hecho un gran esfuerzo para mantener el cartel. También a pesar la cumbre de la OTAN que movió al festival de su recinto habitual en IFEMA, el Río Babel se ha mantenido en progreso. Un festival diferente donde la zona VIP estaba llena de gente profesional de la industria en lugar de influencers; en el que los camareros y trabajadores fueron amables a más no poder y en el que la organización fue estupenda. Así se dejaron ver por el festival personajes diferentes a la fauna del selfie habitual: algunas de las caras más interesantes del periodismo joven -Brais Cedeira o Juan Diego Madueño-, la jueza de Masterchef (y exjefa del que escribe) Samantha Vallejo-Nájera o a colegas de la industria independiente que se caracterizan por su marcado perfil musiquero. Un gusto después de ver cómo otros festivales cada día parecen más pensados para unos invitados que, ni disfrutan de la música ni les importa. Bien por el Río Babel sabiendo atraer convenientemente a quienes van a saber apreciarlo. El after extraoficial, en el 8 y Medio de Madrid, tampoco estuvo mal, la verdad. Conveniente fue, desde luego.

Los golpes más duros uno a uno:

Chill Chicos:
Los encargados de abrir el festival. El carisma de los Chill Chicos fuera del escenario es conocido por todos los que los conocen, y sus directos están a la altura. Auténticos, juguetones y atrevidos, Pascual, Salva y Javi demostraron que no solo son fuertes cuando cantan acompañados, sino que se han convertido enLos Más Guapos de Madrid’ por algo.

Dani Martín:
El ex de El Canto del Loco ha querido probar suerte este año en la escena festivalera y, a tenor de la acogida que tuvo por parte del público (“Menuda pasada de concierto, lo más épico que he visto en mucho tiempo”, me confesaba uno de los artistas del cartel), debería repetir. Un show adaptado a la energía de los festivales y a un público que, a diferencia de a lo que está acostumbrado el icono, tiene que meterse en el bolsillo desde el minuto uno. Lo consiguió. Hasta tuve que pedirle una foto al terminar por los buenos momentos que me ha regalado -y que sigue dándome- desde hace veinte años.

Fat Freddy's Drop
Los neozelandeses cumplían ese cupo tan festivalero que consiste en ser una banda con mucha solvencia internacional, pero poca popularidad en nuestro país, siendo incuso unos grandes desconocidos para la gran mayoría. Y fueron justo estos últmos los que se llevaron una tremenda sorpresa al encontrarse un numeroso combo de grandes músicos de mediana edad con ganas de hacer que el festival fuera una fiesta. Lo lograron a base de su reggae-pop infeccioso y mestizo al que hay que sumar las labores de showman de su orondo y simpático saxofonista y sus bailes.

Ginebras:
La banda favorita de los grandes iconos pop de las últimas décadas de la escena española y, probablemente, de la mitad de tu grupo de amigos. Ginebras es ya un proyecto más que consolidado, de éxito, y se demostró en un show en el que exprimieron hasta la última gota el repertorio con el que cuentan hasta el momento. No me quiero ni imaginar lo que serán capaces de levantar cuando su segundo álbum vea la luz.

Carolina Durante:
¿Qué más se puede decir a estas alturas de Carolina Durante? Salieron a las dos de la madrugada del jueves en el escenario Johnnie Walker, y tras unos primeros compases en los que tuvieron que levantar a un público que les había esperado fielmente hasta el final, firmaron un show donde sus canciones (que, sin duda, se cuentan entre las mejor escritas en los últimos años en nuestro país) brillaron indiscutiblemente para poner el broche a la primera jornada del Río Babel.

Macaco
A Dani Macaco le tocó ejercer de mañanero maestro de ceremonias al ser el encargado de inaugurar el escenario grande del Festival cuando todavía lucía el sol con insistente alegría. Salió a por todas a comerse ese mundo que tan a menudo ejerce de protagonista de sus canciones, y transmitió con fiabilidad esa energía vital que le caracteriza y que lo llevó a no parar de moverse sobre el escenario. Logró hacernos pasar un magnífico rato a base de temas emblemáticos de su carrera que ya forman parte del imaginario popular como “Moving”, “Con la mano levantada” o “Volar”.

Molotov:
Si alguien piensa que cualquier tiempo pasado fue mejor, hay que decirle que eso no es aplicable al show de los mexicanos. Es verdad que su rock alternativo y protestón no pasa, como género, por el mejor momento y que parece cosa de otro tiempo y otro lugar, pero su directo aderezado con una visuales fantásticas, nos dejó con un tremendo y reivindicativo sabor de boca.

Tanxugueiras;
Es evidente que a las gallegas les ha beneficiado mucho el haber formado parte de ese circo de la tele relacionado con el fenómeno eurovisivo. De lo contrario es difícil imaginar que su propuesta, basada en combinar tradición y una electrónica algo machacona, tuviera el poder de convocatoria que demostró en el festival. Un auténtico baño de masas que ellas saben contentar a base de un vestuario personalizado y una puesta en escena muy lograda, que tan solo quedó algo deslucida al presentarse todavía con luz natural.

Travis Birds:
Hay algo especial en Travis Birds. Se nota a la legua. Su concierto en el Río Babel estuvo a la altura de lo que viene demostrando en los últimos años: buenísimas canciones, una presencia que combina la sensibilidad con el vigor y un par de momentos espectaculares: Thelma y Louise estarían orgullosas.

C. Tangana:
El plato fuerte del festival con permiso de Dani Martín y de Residente. Lo siento, chicos, ahora es el momento de El Madrileño. La versión festivalera del show que le tuvo girando esta primavera por los mejores escenarios del país, más breve, menos cinematográfico, igual de emocionante, encandiló a gran parte del público, que se apelotonó al completo (todo el Río Babel estaba mirándole) delante de su "sobremesa" en la que brinda por todos nosotros y por él primero. Los gajes del éxito es que a tu concierto no vengan solo a los que les interesas de verdad, pero bendito problema.

Residente:
Después de un año en el que ha copado más titulares que en el último lustro por una polémica que dividió a la industria, Residente demuestra que encima del escenario sí que puede poner a todo el mundo de acuerdo. Quince temas a cada cual más brillante que el anterior, demostrando que el reggaeton que él ayudó a levantar, es uno de los géneros globales a día de hoy y su versatilidad es la misma que la del rock en su momento, capaz de mutar a subgéneros sin perder su esencia. El sábado fue su día en la Caja Mágica y lo supo desde el primer momento.

Zahara:
Lo de la andaluza fue de nota y el único pero que cabe aplicarle a su actuación es que tuviera lugar antes de la exhibición de C.Tangana y el molesto trasiego de público que eso supuso al final. Por lo demás, la artista demostró que a las canciones de 'Puta' le sientan fenomenal la transmutación de electrónica y baile a las que las somete en su nuevo espectáculo, y que resulta un acierto el solvente juego de luces con el que envuelve el conjunto 'ravero'.

 

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