Marianne Faithfull

Elegante, altiva como cualquier estrella del rock…, y acatarrada. Así se presentó Marianne Faithfull a saldar la deuda con sus seguidores en el Círculo de Bellas Artes de Madrid. Recuperada de un cáncer que un año antes le obligaba a cancelar su agenda de conciertos, la cantante inglesa consiguió congregar a la farándula madrileña (cineastas, músicos, artistas, galeristas reconocidos), entre un buen número de BoBos (los Bourgeois Bohemians madrileños, que diría David Brooks) con cultura y dinero suficientes como para celebrar en silencio la aparición de esta experimentada dama del rock. Marianne Faithfull es tanto o más conocida por su manoseada hoja de vida disoluta que por su carrera musical. Ella lo sabe, y eso le lleva a cantar de entrada, y con alta ironía, su “Guilt” (“aunque no he hecho nada malo, yo me siento culpable”). Tose. Y se disculpa por su catarro. Y sigue cantando con su voz curtida. Presenta su disco “Song Of Innocence And Experience”, uno más junto a su guitarrista Barry Reynolds. Tose. Y disculpa la ausencia del viejo Barry, que ha dejado la gira por enfermedad. La banda se apaña como puede para que la voz de la señora Faithfull sobresalga. En ocasiones, parece cantar sola. Tose. Y es animada por los BoBos, que están encantados porque la dama habla despacio y entienden su inglés. Llegan los temas de anteriores discos, colaboraciones con P.J. Harvey, el “Times Square”, el “Crazy Love” que le compuso Nick Cave… Tose. Y sigue adentrándose en su pasado musical. “Broken English” despierta algunos aplausos entusiastas, aunque los BoBos están conteniéndose para el remate final, ese legendario “As Tears Go By” que le compusieron hace más de cuarenta años Mick Jagger y Keith Richards, y que ella tanto les agradeció. Colofón de vítores. Los bises demostraron que Faithfull es una profesional, veterana, sabia, que personifica como pocas la gloria del rock. Incluso acatarrada.