Pleno al diez
Conciertos

Pleno al diez

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Andrea Giménez / Héctor Beltrán — 01-08-2018
Empresa — Baltimore
Fecha — 27 julio, 2018
Sala — Ciudad Deportiva Guillermo Amor
Fotografía — Liberto Peiró

El décimo aniversario de uno de los festivales de referencia nacionales ha posicionado al Low Festival como una de las propuestas más señaladas de los grandes eventos musicales del mes de julio. Manteniendo las cifras de su última edición, con alrededor de 75.000 visitantes a lo largo de las tres jornadas, el festival sigue apostando por la calidad de bandas, el apoyo a propuestas emergentes y la comodidad por encima de las estructuras típicas de macrofestival. Sin duda, elementos fundamentales que le han hecho ganar un crecimiento astronómico en los últimos años y, por consecuencia, un público fiel.

Viernes, 27 de julio
La primera jornada arrancaba, esta vez, con representación eminentemente femenina. Encabezando los conciertos del Escenario Matusalem, se estrenaba el espectáculo del inconfundible folk de Joana Serrat. Viéndose afectada por el sofocante calor de la franja horaria de las siete, no fue fácil empatizar con el público, algo que ha sido denominador común en todas los conciertos durante los tres días de festival a esas horas. La actuación, que estuvo centrada en la presentación de su disco "Dripping Springs" (2017), no defraudó las expectativas de los asistentes, siendo una de los iconos nacionales del estilo country-folk esencialmente yanki. Como encargada de estrenar el escenario principal, la incombustible Christina Rosenvinge ofreció un espectáculo lleno de intensidad. Centró su show en dar a conocer los temas de su último trabajo "Un hombre rubio" (2018), con "Ana y los Pájaros" y "El Pretendiente", entre otros. Christina sigue siendo ejemplo de constancia y veteranía en los escenarios, derrochando carisma y personalidad.

Christina Rosenvinge

La Bien Querida se mantiene apostando por un arriesgado repertorio. Abriendo con material nuevo, se inclinan por un sonido que juega a atravesar los límites de un pop que se aventura a explorar nuevos territorios sonoros como la rumba y la cumbia electrónica. Haciendo honor a su nombre, León Benavante dio un recital de fuerza, energía y presencia sobre el escenario Matusalem. Moviéndose por un setlist cargado de clásicos como "Tipo D", "Ánimo, valiente" o "Se Mueve", no decepcionó a un público enfervorecido. En uno de las modificaciones de horario de última hora, La Plata vio adelantada su actuación. El guitarreo rabioso de los valencianos llenó de pólvora su concierto. La prometedora banda dejó patente ser un digno representante de la escena underground levantina ofreciendo, incluso, una gratificante versión de "Nuclear Sí" de Aviador Dro.

La Plata

Uno de los platos fuertes de la noche fueron sin duda los parisinos Phoenix. Ejemplo de potente puesta en escena, ofrecieron una explosión de luz y sonido. Emprendiendo un viaje de vuelta a los orígenes, la pista vibró al ritmo de los clásicos que les hicieron despegar como "Role Model" o la primera canción que escribieron en su carrera "If I Ever Feel Better". A pesar de no tratarse de uno de los conciertos más concurridos del festival, los incondicionales disfrutaron y corearon cada uno de sus temas. La fiesta continuó con Mujeres, referentes del garage nacional, descargaron sus canciones más enérgicas como "Aquellos Ojos" o "Un Sentimiento Importante".

Phoenix

Con Vitalic hizo su aparición por vez primera el sonido eléctrico en esta edición del Low. Su actuación, bastante pacata en cuanto a puesta en escena, fue más bien gradual. Empezando con ritmos más suaves, la revolución se descargó a partir de "Stamina" con el que se llevó la fiesta a paisajes magnéticos. Por su parte, los vascos Belako asaltaron las tablas con un post-punk que se propagó eficazmente por el tendido. Como su tercera vez de visita en el festival de Benidorm, desplegaron su reivindicativo repertorio en contra de la violencia machista, casi el denominador central de su actuación con temas como "Mum" o "Over the Edge". Le seguía Kero Kero Bonito en el escenario principal ante, al principio, un escaso público. Entrando de pleno en la estética futurista y las influencias de J-Pop, resultó toda una bocanada de aire fresco en contraste con las propuestas más homogéneas de música alternativa de la primera jornada.

La velada finalizó con la sesión dj más adictiva de las tres noches de festival. El show de Elyella fue una fiesta de confeti, pirotecnia y un espectáculo de luces con el que ya acostumbran a contar en todas sus sesiones. Así, mezclaron todos los éxitos indie más recientes para concluir por todo lo alto con el remix del poema de John Cooper Clarke ‘Evidently Chickentown’ remezclado con la imprescindible de los festivales What You Know de Two Door Cinema Club.

Elyella

Sábado 28 de julio
La segunda jornada de festival dio inicio con el concierto de Egon Soda. Integrado por componentes de varias bandas, venían al Low a presentar su último disco El Rojo y el Negro (2018) con un rock clásico y negroide. Uno de los espectáculos más animados de la tarde, y probablemente del festival, corrió a cargo de Vintage Trouble. Vitalidad y conexión con el público desde el primer minuto con ‘Run baby Run’. Su indiscutible frontman Ty Taylor es un verdadero torbellino sobre el escenario, atrapando a la gente con su simpatía. Así, descendió a pista a bailar entre el público en más de una canción, sorprendiendo a los asistentes con sus espectaculares pasos de baile.

Vintage Trouble

Carlos Sadness encandiló al público acompañado de su estilo desenfadado. Melena al viento, no dejó de empatizar con la pista con sus comentarios y el detalle de su camiseta, “Ni michismi, ni fiminismi”. Así, siguió un repertorio obediente a lo que estamos acostumbrados a ver en su gira. Presentando "Diferentes Tipos de Luz" (2018), un álbum que ha enganchado desde su lanzamiento a sus seguidores con Longitud de Onda o Física Moderna que ya son temas ampliamente coreados.

Con Los Planetas llegó uno de los espectáculos del sábado más ansiados para parte de la asistencia del festival. Envueltos en humo y luces íntimas, continúan de celebración por el 20 aniversario de "Una semana en el motor de un autobús" (1998). En una actuación más o menos equilibrada destacó la acogida de los clásicos himnos como Espíritu Olímpico o Toxicosmos en detrimento de los temas más recientes, que todavía parecen resistirse a conquistar las gargantas de los aficionados. Y del estatismo de los granadinos pasamos a la explosión dance-pop de Javiera Mena. Acompañada de sus dos bailarinas, su show se volvió una fiesta con un mix de canciones de lo último de la chilena, "Espejo" (2018), con el espectáculo de espadas láser con "Espada" y la versión de "Mystic" de "Ritmo de la Noche".

Uno de los máximos reclamos de la noche corrió a cargo de uno de los mejores directos del festival. Biffy Clyro tienen una presencia total bajo los focos y lo demuestran cada vez se que suben al escenario. En un show intrépido y enérgico desde la primera canción con la que suelen abrir sus conciertos, "Wolves of Winter", las descargas eléctricas al ritmo de las luces estaban servidas con "Living is a Problem Because Everything Dies". Sin embargo, las más coreadas siguen pasando por "Biblical", "Many of Horror" o "Bubbles". Desde el éxito de Ellipsis (2016) se están consolidando como una de las propuestas favoritas de rock alternativo, y es que escalan posiciones en los carteles de festivales a pasos agigantados, no es para menos. Tras ellos, Novedades Carminha irrumpían en el escenario Matusalem ante una pista abarrotada. Parece que desde el cambio de rumbo por parte del trío gallego desde el material de "Campeones del mundo" (2016) se hayan abierto a más público, pues Juventud Infinita o su último tema Verbena fueron seguidos con expectación, tanta o más que con las conocidas Antigua pero Moderna o Jódete y Baila.

Novedades Carminha

Otra de las piedras angulares de la noche fue el show de The Chemical Brothers. Dardazos brutales desde el principio como "Go o Do It Again" fueron recibidos con entusiasmo por una audiencia masiva y sin precedentes hasta ese momento. Si la electrónica suele considerarse, erróneamente, un género poco dado al directo por su falta de dinamismo, el dúo de Manchester con más de 25 años de carrera a sus espaldas sorprende en cada una de sus actuaciones por su eterna innovación. Luces estroboscópicas en pantallas gigantes y láseres infinitos proyectados hacia el público hicieron las delicias para los amantes del trip hop, teniendo como colofón la sorpresa de dos robots gigantes que aparecieron bailando sobre las tablas en "Under The Influence". Además, no solo pincharon material propio sino que también ofrecieron una buena remezcla de covers, ya clásicos en sus directos, con "Tomorrow Never knows" de los Beatles y "Bernard Sumner" de New Order.

The Chemical Brothers

Con el indie pop de Amatria se cerraba la sesión de conciertos de la jornada de sábado. En una actuación llena de vitalidad, el ritmo más bailable no podía dejar de incluir uno de sus éxitos más señalados, Chinches. Por último, las mezclas de DJ Coco recopilaron un buen número de hits de electrónica internacional con los que pocos se pudieron resistir a dejar de bailar.

Domingo, 29 de julio
La última jornada de festival estuvo marcada por conciertos de panorama nacional como el de Modelo de Respuesta Polar. Los valencianos interpretaron sus temas más incandescentes como "Que No Se Apague" y "La Juventud y el Tiempo". Casi solapándose, Woods luchaban contra el sol más encendido en el escenario Matusalem, que obligó a parar a los músicos en alguna que otra ocasión porque el calor desafinaba sus guitarras. Un formato diferente de trabajado folk sorprendió al público por su versatilidad apabullante. Infinitos solos de saxo y ritmos a la armónica determinaron la calidad de esta interesante propuesta. Tras ellos, llegó la hora de disfrutar de los míticos temas de Santiago Auserón. Entre una pista deseosa de revivir los años ochenta, el zaragozano no dio ni un minuto de tregua desde el arranque del concierto con "Escuela de Calor" y "Veneno en la Piel". Sin embargo, no todo fueron exitazos de Radio Futura. Acompañado de Sexy Sadie, también cayeron temas como "A Scratch in My Skin", pasando por el mítico blues de "Río Negro" como Juan Perro.

Santiago Auserón

Mientras tanto, el escenario Matusalem registraba un lleno interesante con la intervención de los murcianos Perro. Acompañados de sus infalibles visuales que desconciertan a más de uno, el núcleo de atención, por una vez, deja de ser los músicos para centrarse en mensajes flotantes del tipo 'Murcia es África'. Sin duda, fueron los encargados de darle ese tono rebelde y atrevido a la última jornada de festival con un directo más que digno que hizo saltar a ritmo de "La Reina de Inglaterra" o "Ediciones Reptiliano".

La expectación ante uno de los conciertos más esperados de la noche se tornó real con la aparición de uno de los directos que más se lanzan a los sentimientos con el grupo Izal. La banda venía respaldada por una deslumbrante puesta en escena, lo que se hizo de agradecer para una intensa actuación en la que el madrileño Mikel Izal puso todo de sí mismo para conectar con un público, ya desde el principio, entregado. Hubo tiempo de sobra para la cháchara, algunas veces un poco innecesaria, pero también para una descarga de setlist de hits con "Pausa", "Copacabana" y "Qué Bien" entre otros. Mientras tanto, Mireia Vilar vio su directo de mágico pop accidentado en mitad de "Madre Salvaje", justo en un momento de trance espectacular con un apagón de luz que se extendió por casi veinte minutos. Así, del escenario Jägermeister pasamos a la gran actuación de Niños Mutantes, con la pista llena, como suele suceder en sus conciertos. Inagotables, siguen girando su último material, el EP de "Diez&Medio" (2018), un disco de pequeñas píldoras que siguen la senda de "Diez" (2017) .

Izal

Más tarde se disfrutó de la banda internacional Editors. Algo más descafeinada que de costumbre, pareció costarle de primeras ganarse la simpatía de los asistentes. Bastante tuvo que ver su escaso dinamismo sobre el escenario y la poca interacción. Además, a falta de los grandes temas al principio de su show, se apoyaron más bien en la presentación de su último trabajo "Violence" (2018), dejando los clásicos para el final con "Papillon" y "Magazine". Tras el impacto de otro de los infalibles en festivales, La M.O.D.A que demuestran una y otra vez ser imparables gracias a su folk frenético, arrancaba la animación de Kakkmaddafakka. Irrumpiendo en el escenario con el himno de Moderdonia, el país imaginario de "La Vida Moderna", se podía intuir el divertido show que les caracteriza. La banda noruega es un chute de vitalidad sobre el escenario del que siempre resulta difícil desprenderse. Así, ondeando su bandera, no dieron un solo respiro a su material de estos seis años de trayectoria que incluyó la ya clásica cover de "Cher Believe".

Destacable es el crecimiento estratosférico de Las Chillers que en un solo año han pasado de tocar en el escenario más pequeño del Low a desbordar el escenario Matusalem en esta décima edición. Emocionadas, todo eran palabras de agradecimiento para un público que no podía dejar de bailar al ritmo de esas versiones que entran tan bien a altas horas de la madrugada. Fue, a todas luces, un escándalo reivindicativo a ritmo de Camela, Mecano y su primer tema propio Siempre Juntas.

Las Chillers

Para los que todavía les quedaban fuerzas para continuar con el festival, Vive la Fête a base de ritmos pegadizos y potentes beats, dio con el espectáculo perfecto para cerrar el escenario principal. Por su parte, como encargados oficiales de clausurar esta edición, Flash Show Dj’s convirtieron su show en una revolución de pirotecnia y luces combinando un inventario de temazos indie-rock de todos los tiempos y para todos los gustos. Un cierre de fiesta por todo lo alto para un festival que sigue demostrando, año tras año, encontrarse en el punto de mira.

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