Desparpajo sureño
ConciertosG-5

Desparpajo sureño

8 / 10
Don Disturbios — 19-07-2025
Empresa — Alma Occident Festival
Fecha — 16 julio, 2025
Sala — Poble Espanyol
Fotografía — L.A.B. (Cedidas por la organización)

Llegó el G-5 al coqueto escenario del alma Occident en el Poble Espanyol de Barcelona, dispuesto a desplegar con desparpajo sureño las canciones de los dos discos de estudio que esta súper banda (aquí el término no es exagerado) tiene por el momento en su haber. Y es que la unión de estos forajidos de leyenda nos ha regalado ya un puñado de canciones que se mueven entre lo divertido, lo sarcástico y lo iconoclasta.

Tonadas que son herederas directas del espíritu de las chirigotas de Cádiz, las juergas rumberas de Jerez y el rockabilly bomba negra y mestizo nacido en Santa Coloma de Gramenet. Una fusión que contrapone el frenético rasgueo de Jairo Muchachito, frente a la elegante herencia flamenca de Diego Ratón. Y no resulta casual que ambos ocupen los dos extremos opuestos del escenario. Como si de un loco sistema estéreo se tratase. Entre medio los otros tres integrantes. El Canijo ejerciendo de argamasa, Tomasito la juerga más caricaturesca y Kiko Veneno comedido, serio y referencial, dejando que sean los mas jóvenes los que monten el sarao, mientras él parece mirárselo todo como el anacoreta que reside en la cima de la montaña de la sabiduría musical.

Y es que a un concierto del G-5 se viene a disfrutar, bailar y dejarse empapar por ese espíritu charlotesco que se proyecta desde la puesta en escena que apela a las películas mudas del cine cómico. Solo hay que ver cómo disfrutan esos presos de pacotilla que se saben poseedores de una colección de canciones, capaces de provocar una sonrisa a la par que un bailoteo. Temas como “El cheque”, “El vino y el pescado” o “40 forajidos” de su primer disco, el imprescindible “Tucaratupapi” (2006), o “Afectados por las galletas”, “Helsinki” o “La Moto”, del recién editado segundo álbum, son balas de plata de una banda que tiene muy mala rima, pero una innata capacidad para que la gente olvide algún que otro fallo de ejecución, y unas no siempre bien empastadas voces. Defectillos que, sin embargo, no empañan el lujo que sentimos de tenerlos de vuelta dieciocho años después (se dice pronto) encima de un escenario.

Y es que la intención es tan ligera que solo así gana todo el peso que contiene. Bastante tenemos durante el día con sobrellevar estas altas temperaturas, como para esperar deseosos a que llegue la brisa nocturna y sacudirnos el sudor a base de ese eterno balanceo de caderas. Una danza estival que el G-5 asegura sin necesidad de que nadie se coma la olla por ello. Sus tonadas y letras son tan simples como efectivas y ofrecen justo lo que otorgan: Escapar de forma lúdica y festiva de los sinsabores acumulados durante el día. Un espantar los problemas a base de muchas sonrisas y unas tonadas que te cuentan historias absurdas o hipnóticamente sencillas como ese mantra llamado “Badajoz” que, en el fondo, condensa con sencillez envenenada lo que es y representa el G-5.

No sabemos si este será un proyecto que tendrá continuidad en el futuro o si habrá que esperar otra mayoría de edad a que editen un tercer disco. Hecho harto difícil, si tenemos en cuenta que, nadie lo diría, su más ilustre forajido ronda los 73 años. Pero lo que sí sabemos es que, mientras dure la gira, recomendamos a todos los acólitos de una revista tan desacomplejada como la nuestra, a que se acerquen con ganas de pasarlo bien al maravilloso mundo del G-5. Y sí, por el culo te la hinco.

Lo siento, debes estar para publicar un comentario.

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.