Resiliente
Conciertos / Azkena Rock

Resiliente

8 / 10
Toni Castarnado — 20-06-2016
Empresa — Last Tour
Fecha — 18 junio, 2016
Sala — Mendizabala (Recinto)
Fotografía — Rhythm & Photos

Cuando a finales de enero se anunció un nuevo festival, presuntamente como competencia para el Azkena con el anuncio de Neil Young como un cabeza de cartel, con el que lógicamente podía soñar el certamen vitoriano, surgió una pregunta entre el público más afín al rock: ¿quién va a ir este año al Azkena si hay una alternativa que resulta más apetitosa? Sin embargo, el festival siempre ha resistido cuál boxeador que se niega a caer a la lona, por mucho que algunos de sus carteles no hayan estado a la altura de lo esperado. Este año, se le sumaban las dudas sobre los chubascos anunciados. Pero, a pesar de todos los inconvenientes, la organización ha demostrado que tiene poder de reacción. Primero fue el fichaje de The Who para convencer a los escépticos y después, justo tras caer Primal Scream del cartel una semana antes, la guinda del pasten con The Hellacopters como inesperados sustitutos cuando, en principio, los suecos solamente iban a actuar en exclusiva en el Sweden Rock.

Lucinda Williams

Lucinda Williams

Finalmente, ante el miedo a que el clima empañara la cita, un recinto bien adecuado para combatir la llovizna (hubo un salto también en la oferta culinaria, era incomprensible que en una ciudad con esa oferta gastronómica un evento ofreciera antes tan poco y de tan poca calidad) acogió los directos de The London Souls, Jared James Nichols y un Daniel Romano que dejó buenas sensaciones. Tocaron para poca gente, mientras el resto esperaba a que capeara el temporal. Por eso a Vintage Trouble, que tocaron demasiado pronto, no les dio tiempo a calentar el ambiente como acostumbran. Lucinda Williams necesitó rodaje, pero su concierto fue de menos a más. Aunque el inicio no fue muy prometedor (con un baile ridículo en el primer tema), a partir de “Unsuffer Me”, la cantante que mejor ha explicado a través de sus canciones las miserias de la sociedad americana de las dos últimas décadas se acomodó en el escenario con otra dinámica y acabó esplendorosa, alzando el puño al aire como Patti Smith con una interpretación ardiente “Rockin’ In The Free World” de Neil Young.

The Hellacopters

The Hellacopters

Con el agua dándonos una tregua, Blackberry Smoke no dejaron lugar a las dudas: su rock sureño funciona en cualquier escenario y más ante un público receptivo. Aunque no seas un devoto del género en cuestión sus canciones calan y su directo es muy profesional. Por esa razón funcionan tan bien mientras otros se quedan por el camino (tuvo su gracia el guiño desconcertante a Bob Marley). De todas formas, la gran atracción del día eran The Hellacopters, con la formación original (con Dregen como elemento diferenciador), tocando entero su debut “Supershitty To The Max!” y algunos temas de sus cotizados singles. La actitud, las ganas y la puesta en escena fueron impecables y, sobre todo, había buena química, cuando en la mayoría de estas reuniones los músicos ni se miran a la cara. Pero incomprensiblemente, y más con un grupo como The Hellacopters, el problema fue el sonido (bajo y sin fuerza), con lo que podía haber sido un concierto memorable se quedó en un notable. No me extrañaría que, dentro de un año o dos, tengamos nuevo disco y consecuentemente una gira.

Con Danzig, las previsiones apuntaban a que no habría término medio: o triunfaba por todo lo alto o bien aquello sería un completo desastre. Hizo falta sólo una canción para llegar a la conclusión de que el estadounidense estaría mejor en su casa que sobre un escenario. No es porque no le pusiese ganas (se mostró en todo momento muy desmedido y desfasado), sino que Glenn Danzig arrastra su leyenda de mala manera y en mala compañía. A muchos se les cayó un mito tras tanto tiempo esperándole. Que acabara con la mitad de público con el que empezó fue un verdadero síntoma que demuestra el alcance de la debacle.

A todo esto, Luke Winslow-King salió beneficiado. Los que salían de Danzig espantados encontraron buen cobijo en su música elegante (tocó también en el clásico concierto del sábado en la Playa de la Virgen Blanca).

Los valientes que aguantaron hasta última hora tuvieron una buena recompensa, la proyección de "Gutterdämmerung" con Henry Rollins como maestro de ceremonias, y una banda que detrás del telón tocaba la música de la película, con Jesse Smith como cantante adaptándose perfectamente a cualquier estilo. Era una apuesta arriesgada, una sesión de cine de verano con frío siberiano, aunque al final salió bien. El homenaje a Lemmy Kilmister fue emotivo, sincero, sonó “Ace Of Spades” de Motörhead y alimentaron más de una sonrisa.

El sábado estaba marcado en rojo el concierto de The Who, no en vano era el motivo por el que mucha más gente se desplazó ese día hasta Vitoria. La presencia de Radio Birdman y The Scientists (se solaparon incomprensiblemente) era también un gancho para los numerosos seguidores del rock australiano. Con todavía cuatro miembros originales y con su equipo de producción con chaquetas y móviles con el logo del grupo, Radio Birdman estuvieron más atinados que en su última gira por salas. Si entonces les costó conectar, en esta ocasión salieron con el cuchillo entre los dientes desde el primer tema. En el bis hubo un “TV Eye” absolutamente demoledor. A quien le ha sentado de maravilla el cambio de imagen es a Imelda May (en la foto superior), sobre todo por el peinado (ya no luce tupé, ahora prefiere el flequillo). Más sobria y sin tanto revuelo a su alrededor, consiguió una excelente respuesta por parte del público. Ahora la duda es si también habrá cambios en su música de cara a un próximo disco.

The Who

The Who

Pese a ser una leyenda de la escena gótica de los ochenta, casi nadie esperaba allí a Fields Of The Nephilim. Eso sí, al contrario de lo ocurrido con Danzig, se mostraron muy dignos de continuar pasenado su música por los escenarios del mundo. Sonaron compactos y muy convincentes. En otro sentido, 091 justifican sobradamente su publicitada vuelta a los escenarios. Se les ve rodados y está claro que su retorno no obedece solamente a objetivos comerciales. Han rescatado sus canciones porque sentían la necesidad de mostrarlas de nuevo a quienes les seguían antes con fervor y a quienes se les han enganchado en esta nueva etapa. La jugada les ha salido muy bien, y dan la talla como es debido. Y así llegamos al encuentro con The Who. Una hora antes de su actuación se sucedían imágenes del grupo en las pantallas, un repaso a sus cincuenta años de historia. Con puntualidad británica (no podía ser de otra forma), The Who empezaron descargando su arsenal de clásicos, en lugar de dejarlos para la recta final. Es muy difícil imaginar mejor inicio para un concierto que el suyo, con “I Can’t Explain”, “Substitute”, “Who Are You” (ese estribillo icónico), “The Kids Are Alright” (colosal), “My Generation” y la calidez de “Behind Blue Eyes”. Obviamente, Roger Daltrey ya no está tan pletórico de voz, pero suple sus carencias con carisma y entusiasmo. Quien sigue inconmensurable es el cerebro de este invento, Pete Townshend conserva la fuerza y la planta, erigiéndose en verdadero motor de The Who. Se le ve feliz y sabe que lo que ofrece no va a defraudar a nadie. El suyo es un espectáculo perfecto en todos los sentidos. Juegan en otra liga. En la parte central del concierto, se sumergen en piezas de “Quadrophenia” y “Tommy”, para arrasar con las tres balas que guardan en la recámara: la mágica “Pinball Wizard”, la explosiva “Baba O’Riley” y un “Won’t Get Fooled Again” en la que todo el mundo participa. Se despidieron como unos señores, dejándonos con dos opciones para terminar: la exitosa verbena de Marky Ramone o la arrolladora demostración de Refused. Bien, pues no cabe duda de que no hay otro frontman en la actualidad como Dennis Lyxzen, baila como un poseso, salta, dirige el micro hacía todos lados, se retuerce como una serpiente y canta como un animal. Todo ello, con mucha clase y sin perder jamás la energía. Se agita como Iggy Pop, se contornea como Jarvis Cocker y, además, proclama verdades como puños. Y aunque es cierto que todo el mundo espera “New Noise”, la diferencia es que ahora, además, Refused cuentan con las canciones de “Freedom” para completar sus actuaciones. Incontestables. Larga vida al Azkena.

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