Un oso en Marruecos
Comics / Lluc Silvestre Y Mr. Ed

Un oso en Marruecos

8 / 10
Joan S. Luna — 05-12-2022
Empresa — Andana Editorial
Fotografía — Portada del cómic

Lluc Silvestre lleva muchos años trabajando en el mundo de la cultura, y concretamente de la música. Decir que su experiencia en el sector es un grado resulta casi una obviedad, pero eso también podría convertirse en un lastre. “Un oso en Marruecos”Premio Valencia de Novela Gráfica y publicado al mismo tiempo en catalán y castellano, ambas en Andana– podría ser un cómic de nicho, una obra que interesase solo a gente involucrada de un modo u otro en el sector. Pero nada más lejos de la realidad.

En “Un oso en Marruecos” Lluc Silvestre nos narra su experiencia en primera persona en un país distinto, en una cultura distinta, en un universo en el que prácticamente empieza de cero, cuando abandona su cómoda posición en una institución catalana para –tras pedir una excedencia– convertirse durante unos meses en el último mono en la organización del festival Visa For Music en Marruecos. A partir de ahí nos lleva de la mano, una mano amistosa y grande, por un periplo en el que el choque cultural, el lost in translation hispano-marroquí, nunca es una gran barrera que superar, sino algo de lo que aprender y con lo que crecer como persona y como profesional.

De este modo, “Un oso en Marruecos” funciona más que bien a diferentes niveles. Por un lado nos descubre en qué condiciones está el mundo de la música allí, por otro nos sumerge en un universo multicultural en el que vemos entrelazarse distintas perspectivas frente a las crisis que se van planteando por el camino y, por último, se convierte prácticamente en un relato iniciático de una persona que debe empezar casi desde cero y desaprender buena parte de lo aprendido.

“Un oso en Marruecos” deviene una suerte de “diario de gira” de Silvestre, salpicado por infinidad de detalles culturales (gastronomía, escritura...) que nos va sirviendo esparcidos a lo largo de todo el cómic a modo de “cuaderno de viajes”, todo ello aderezado con un sanísimo sentido del humor que no le tiene miedo a la autoparodia sino que se sirve de ella para que empaticemos todavía más con ese "oso" que tan perdido anda en su periplo marroquí. Ahora bien, para conseguir ese efecto resulta imprescindible el trazo simpatiquísimo de Mr. Ed que consigue dotar de una personalidad arrolladora a cada uno de los personajes –que son muchos– que van apareciendo a lo largo de esta novela gráfica y que, sobre todo, convierte al propio Lluc en un personaje entrañable, de una ternura apabullante y con el que todos empatizaremos desde el minuto uno.

Lo siento, debes estar para publicar un comentario.

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.