Tierra muerta
Comics / Don Rogelio J

Tierra muerta

8 / 10
JC Peña — 10-11-2020
Empresa — Autsaidercomics

Las amargas peripecias en la furgoneta de una banda que vende su alma al diablo aceptando una gira con una artista con más cara que espalda: he ahí el punto de partida de esta estimable obra gráfica, que destaca por el estilo expresionista y rotundo de su dibujo, y que se beneficia de la experiencia de su autor en grupos de rock como Aullido Atómico o Los Tracahombres. ¿Realismo sucio? En parte: el escenario es una especie de estado policial postapocalíptico a lo Mad Max, cuya tierra baldía debe recorrer la banda para llegar a cada ciudad. Uno de los componentes, por cierto, es un ciborg que vende discos y camisetas: uno de los numerosos guiños humorísticos que nos propone el autor.

Se ve a las claras que el valenciano, reconocido dibujante y tatuador además de músico, conoce de primera mano las miserias consustanciales a girar con un grupo por antros de mierda con gente a la que no le importa nada lo que haces (a excepción de que recojas rápido los bártulos), de escaqueos y mentiras a la hora de cobrar, camerinos cochambrosos, subvenciones que son un laberinto burocrático, cuentas corrientes en perpetuos números rojos, discusiones airadas en busca del garito, teloneros sin vergüenza…

Estructurada en cuatro capítulos con un quinto a modo de epílogo poético del explosivo final, el humor salvaje se combina con referencias políticas que no dejan títere con cabeza (incluyendo el pijismo progre de moda), ciencia ficción satírico-apocalíptica (ese hilarante productor-androide-aplicación…) y un estilo depurado, deudor tanto de la historieta subterránea como de la estética quebrada del punk y el ciberpunk. Don Rogelio J. hace un uso rompedor del color y de los poderosos recursos narrativos del cómic para entregar una obra de sarcasmo desatado que habla como yo apenas había visto de la ibérica y cruda realidad de decenas de grupos sobrados de ilusión pero que nunca saldrán del laberinto de repartir miseria en un mundo cada vez más precario en el que el abuso, la indiferencia y el cutrerío están a la orden del día.

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