Soledad es nombre de mujer, pero también de pueblo; concretamente de uno que sufrió la crueldad del ejército franquista durante la Guerra Civil Española. Tito echa mano de material familiar (el protagonista de este libro es su abuelo Tiburcio), de vivencias, de declaraciones, de recuerdos y de documentos para armar un nuevo volumen de su personal serie “Soledad”.
Esta es una colección de historias sobre la sinrazón de la Guerra Civil, de todas las guerras realmente. El volumen número cuatro, titulado “La memoria herida”, habla sobre todo de dolor, de huidas y de escondites. Las páginas van cargadísimas de significado y también de ilustraciones: los dibujos de Tito son hiperrealistas, cuando pinta personajes casi parecen retratos, y hay detalles gráficos hasta en el último milímetro de cada viñeta. Impresionante y un poco cargante al mismo tiempo.
En cuanto a la trama, el autor francés de raíces españolas sabe jugar bien con la lentitud del paso del tiempo, que a menudo es más machacona que la propia acción. “Soledad: la memoria herida” es un álbum que refleja la triste realidad que sucedió en aquella época tan oscura de nuestra historia y todo el drama humano que acarreó. De lectura independiente, antes que este la editorial Cascaborra ya ha publicado tres libros más de la misma colección y la próxima entrega llevará por título “El hombre fantasma”.
Pienso en “Soledad” y me vienen a la cabeza rápidamente los pueblos destruidos de Gernika, Belchite o Corbera d’Ebre. Y hubo muchísimos más que la gran mayoría no conocemos… Por eso es importante recuperar la memoria histórica y reparar la que quedó tan herida.
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