Siempre nos quedará Pamplona
Comics / Jason

Siempre nos quedará Pamplona

8 / 10
Raúl Julián — 23-10-2022
Empresa — Astiberri

Tras entregas previas que incluyen títulos tan destacados como “No me dejes nunca” (06), “Yo maté a Adolf Hitler” (07) o “El loro de Frida Kahlo” (15), el más que reputado artista noruego (afincado en Francia) Jason regresa con el presente y espléndido “Siempre nos quedará Pamplona”.

El autor aprovecha ese trazo personal y reconocible tan suyo para dar una vuelta de tuerca adicional en torno a la alargada y siempre atractiva figura de Ernest Hemingway, entremezclando realidad y ficción con un magnetismo que se mantiene constante a lo largo de ciento sesenta páginas conformando esta suerte de cómic y novela gráfica de calado y extraordinaria profundidad. La acción versa en torno al propio Hemingway y también a otros personajes –aparecidos con anterioridad o no en alguna de las obras previas de Jason–, y se ubica en tres espacios temporales diferentes. El dibujante presenta otros tantos momentos en la vida del escritor, en base a líneas extremadamente simples que no hacen sino potenciar el poder de la propia historia.

La acción comienza en el París de 1925, cuando Hemingway conoce al mosquetero Athos y, junto al resto de su troupe, viajan a los Sanfermines de Pamplona para vivir la fiesta navarra. Por su parte, el tramo intermedio de la referencia se ubica en el París de 1944, con el norteamericano ejerciendo como corresponsal de guerra y enfrascándose en un viaje a Alemania para acabar, tirando de medidas drásticas y de una vez por todas, con la maldita guerra. En su capítulo final, “Siempre nos quedará Pamplona” sitúa al protagonista en la Cuba de finales de los cincuenta, con el escritor perfilando sus memorias entre sentimientos nostálgicos e inesperados reencuentros con el pasado.

Un volumen que, en definitiva, resulta emocionante gracias a su maravilloso calado disfrazado de minimalismo. Un contenido en el que menos es más, con el ahorro de viñetas, los medidos diálogos y los espacios en blanco derivando, desde una aparente discreción, en un tipo de sensaciones poco habituales.

 

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