Rhapsody In Blue
Comics / Andrea Serio

Rhapsody In Blue

9 / 10
Judit Monferrer Barrionuevo — 01-10-2021
Empresa — Sapristi

Los sueños son únicos, distintos según cada prisma, pero también pueden ser universales, construidos por los mismos anhelos. Compartidos por todos porque ¿quién no ha ansiado ver las auroras boreales? ¿Quién no ha fantaseado con veranear en algún pueblecillo de Italia, bajo el sol y los olivos, cerca de los viñedos; o en patinar bajo los copos de nieve en Central Park, al ritmo del jazz más sobrio y melancólico que pueda existir? La mayoría de nosotros, por lo menos, ha evocado dichas escenas. Y sin ir más lejos la obra que nos ocupa, compuesta por Andrea Serio, bebe de estos deseos y experiencias. Regalándonos a su vez a los lectores las sensaciones y los colores de esos momentos, breves aunque perpetuos. Pero, siendo sinceros, los instantes y las acuarelas que percibimos en esta historia son una trampa ya que, en realidad, esto no va de sueños, sino más bien de sueños rotos. Esperanzas que se fragmentan y se truncan en tan solo un segundo por culpa de algo terrible, un suceso devastador conocido como Segunda Guerra Mundial

La última novela gráfica de Andrea Serio, la primera que llega en castellano, sigue la vida de Andrea Goldstein, un joven que ve su futuro despedazado por culpa de las leyes antisemitas de Mussolini y que debe exiliarse a Estados Unidos en busca de un nuevo hogar. Y a pesar de que encuentra la paz y de que se rehace a sí mismo, el eco de la guerra acaba llegando a América. Es entonces cuando su integridad dle lleva a alistarse, dejando a un lado todos los demás posibles futuros y luchando por este. En una estructura no lineal que entremezcla pasajes del ‘pasado’ y del ‘presente’, el ilustrador compone una gran narración basada en hechos reales. Una donde, además, hay cabida para hablar de temas como el racismo, la diáspora y la migración forzada y, sobre todo, el miedo y la esperanza. Porque nunca puede haber una sin la otra, y el fino hilo que las separa puede decantar la balanza hacia la caída o la salvación, la muerte o la vida.

“Rhapsody In Blue” es toda una experiencia sensorial, una especie de transbordador que te atrapa y te lleva consigo a donde quiere, que no son pocos lugares: Trieste, Colorado, Nápoles… De hecho, podría decirse que el italiano tiene un don con la captación y la caracterización. En apenas ciento veinticinco páginas, Serio construye una historia sólida y emotiva que se engrandece gracias a la gran representación del modo de vida y de las costumbres de finales de los años treinta. El dibujo en acuarela y la importancia del color implican que cada ciudad tiene su propio sabor y olor, su esencia, su ‘mood’. Trieste simboliza el verano, la juventud, la inocencia; Nueva York en cambio personifica el otoño y el invierno, el frío, la madurez, la melancolía del pasado y del presente. Y este es uno de los éxitos del cómic, que es tan inmersivo que todo parece real. Como si fuéramos nosotros los que paseamos embutidos en una bufanda al ritmo de Gershwin o los que van subidos a una bici con cesta mientras suena “Love Theme” de Ennio Morricone, imitando a la maravillosa “Cinema Paradiso” (88). Escuchando esos temas, por cierto, se enriquece aún más si cabe la experiencia lectora, ya que te hace formar parte de ella, como si ocurriera a tu alrededor, como si el destino de Goldstein fuera el tuyo propio.

Y si eso sentimos con lo bonito de la historia, lo mismo ocurre con la proximidad de la guerra y la llegada lenta e inexorable de la oscuridad. Es un camino imparable, ya sea por la propia situación o por la tenacidad del protagonista, que no piensa quedarse con los brazos cruzados a pesar de que ya escapó una vez del horror bélico. Es un hombre que ha perdido y ha ganado, que se ha hecho adulto de un plumazo pero que no teme enfrentarse al futuro o a lo desconocido, en una actitud similar al Desmond Doss de la sensacional “Hasta el último hombre” (16). De hecho, la cinta y la novela gráfica son similares en cuanto a la estructura y al alma de sus historias, la figura del médico de combate incluida. En ambas los vínculos son muy importantes, y los de Goldstein con los lugares y las personas acaban explosionando de alguna manera en el tremendo acto final del cómic, escrito e ilustrado con sensibilidad e inteligencia para llegar al lado emotivo del lector. Y si eso no provoca alguna lagrimilla, de bien seguro la nota final del autor lo hará, porque todos deseamos con fervor, todos tenemos sueños y esperanzas pero muchos, desgraciadamente, no pueden ver cumplidos los suyos.

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