Nuevas historias del viejo Palomar

¿Quién dice que los cómics no pueden tener precuelas o secuelas como las series de televisión? En los dos volúmenes de “Palomar”, el primero de ellos publicado en 2003, Gilbert “Beto” Hernández recogía una serie de trabajos publicados antes en las páginas de Love And Rockets para dar forma a la ciudad que da título a la obra, un pueblo latinoamericano ficticio que conocemos a partir de la llegada de Lula y al que vemos desarrollarse durante veinte años, con historias que cual colmena van entrelazándose entre ellas. Algo, por otro lado, más que habitual en la literatura del sur de América.

Aquí retomamos el personaje de Luba y sus tribulaciones, pero también las primeras apariciones de Tonantzin, la infancia de Gato o las tribulaciones de Carmen, personajes tan reales que parece imposible que no hayan sido sacados de la cotidianidad de un pueblo de América Latina. El tomo –que ahora reedita La Cúpula– se construye a partir de historias sueltas que complementan las originales y que, por ejemplo, nos llevan a saber algunas de las razones que llevaron a Luba a cruzar la frontera de Estados Unidos. Probablemente no tenga la magia de sus dos predecesores. Quizá la falta de linealidad entre algunas historias y la sensación de collage permanente lastra levemente su lectura, pero a pesar de ello sigue siendo una novela gráfica más que destacable. Eso sí, recomendada solo para aquellos que previamente conocen la saga. En caso contrario, las posibilidades de que la persona lectora acabe descolocada crecen exponencialmente.