Nieve Roja
Comics / Susumo Katsumata

Nieve Roja

7 / 10
José Martínez Ros — 17-01-2023
Empresa — Gallo Nero

Susumo Katsumata (1943-2007) no tuvo una infancia fácil. Se quedó huérfano con seis años, por lo que fue criado por una hermana de su madre, y la primera etapa de su vida transcurrió en el arruinado Japón de la posguerra, antes de que su país se convirtiera en la potencia económica y cultural que es hoy en día. Pasó esos años en el campo y, aunque más tarde, en Tokio, se convertiría en un ilustrador publicitario y mangaka, lo que entonces vivió debió de marcarle profundamente.

Cuando se inició en el mundo del manga, en los años sesenta, se integró en el movimiento del gekiga, que había sido fundado algún tiempo antes por Yoshihiro Tatsumi: sus obras pretendían ofrecer una imagen realista y dramática de la sociedad de su tiempo, y estaban dirigidas a un público inequívocamente adulto. Sin embargo, mientras que los cómics de la mayoría de sus compañeros de generación intentaban reproducir la existencia cotidiana en las megaurbes japonesas, Katsumata situó la mayoría de sus historias en el medio rural. Esta antología, “Nieve roja”, fue publicada poco antes de su fallecimiento, y ganó el prestigioso Premio de la Asociación de Dibujantes de Cómic de Japón, deparándole un tardío y justo reconocimiento.

La mayoría de los relatos que contiene este tomo se ubican en un periodo indeterminado. Puede entenderse que constituyen, en efecto, versiones fantasiosas de la niñez del autor, en los años cuarenta y cincuenta, pero con una excepción –en la que aparece tanto un automóvil como el fósil de un dinosaurio-, también podrían transcurrir en legendario Japón feudal, durante su larguísima Edad Media. Katsumata, un excelente narrador gráfico, nos ofrece una imagen de su pasado con escasas concesiones: sus historias están pobladas por campesinos alcoholizados, mendigas marcadas por remotas tragedias, monjes lujuriosos, muchachas vendidas por sus padres para servir como prostitutas… Un espacio donde la vida es brutal, dura y monótona, a pesar de ocasionales raptos de lirismo, como dicta el viejo adagio “pueblo chico, infierno grande”. Sobre todo, para las mujeres: en “Nieve roja” no se suaviza en lo más mínimo una realidad en la que sufren una constante amenaza de violencia física y sexual. Abundan, mucho más que los actos desinteresados, las riñas, los amores desgraciados y las venganzas. El trazo sencillo, caricaturesco y sutil de Katsumata, en la línea del manga clásico, no disminuye el impacto de los hechos que cuenta.

Con total naturalidad, sin embargo, Katsumata integra elementos del folclore y la mitología nipona: así nos encontramos con espíritus llenos de rencor, brujas, animales parlantes y, muy a menudo, con los kappa. Estos son una especie de pequeños diablos acuáticos, traviesos y a veces muy lascivos, que residen en los ríos y lagos. Los granjeros los conocen y, aunque la mayoría de los personajes desconfían con razón de ellos, aceptan su presencia; forman parte, en cierto modo, de su cotidianidad, y en estos relatos son testigos y, en ocasiones, la causa de los dramas humanos. Eso no hace que esta obra resulte menos universal ni hace menor su encanto: reconocemos a los hombres y mujeres de sus historias como nuestros semejantes, reconocemos los impulsos que los mueven –deseo, locura, ira, amor o compasión- y sabemos que lo que les acontece en estas páginas podría haber sucedido en cualquier pequeña aldea aislada del mundo.

 

Lo siento, debes estar para publicar un comentario.

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.