Moby Dick
Comics / Bill Sienkiewicz

Moby Dick

7 / 10
Manu González — 20-10-2021
Empresa — Astiberri

En 1990, la editorial First Comics, una de las independientes más famosas de los ochenta que había publicado cómics como “American Flagg!” de Howard Chaykin o “Nexus” de Mike Baron y Steve Rude, estrenó una colección de novelas gráficas de cuarenta páginas en buen papel que serían una versión de libros y cuentos clásicos adaptados al cómic por diversos artistas. En febrero de 1990 se publicaron cuatro a la vez: “El cuervo” de Edgar Allan Poe, adaptado por Gahan Wilson; “Grandes esperanzas” de Charles Dickens, adaptada por Rick Geary; “Alicia a través del espejo” de Lewis Carroll, filtrada por Kyle Baker; y este “Moby Dick” de Bill Sienkiewicz. La colección se llamaría “Classics Illustrated” y estuvo viva hasta junio de 1991 con veintitrés números. De hecho, el último número, “La jungla” de Upton Sinclair, adaptado por Peter Kuper, era el único número de esta colección que había visto la luz en España hasta la fecha, editado por Norma Editorial en 2006.

Por cierto, First Comics no se inventó este formato. Entre 1941 y 1971, el editor Albert Lewis Kanter creía que se podía utilizar el cómic para introducir a los jóvenes lectores en la literatura clásica. Para ello creó “Classics Illustrated” para la editorial Elliot Publishing Company. En pocos números se cambiaría a la Gilberton Company para publicar cómics de cuarenta y ocho páginas hasta llegar a los ciento setenta y un números. El último sería una adaptación de “Nicholas Nickleby” de Charles Dickens. Tras el renacimiento de First, otras editoriales ha seguido explotando la marca.

Sienkiewicz venía de revolucionar el dibujo en Marvel con obras como “Los Nuevos Mutantes” (1984-1986), junto a Chris Claremont, “Daredevil: amor y guerra” (1986) y “Elektra Asesina” (1986-1987), junto a Frank Miller, o su propia serie de cuatro números para Epic “Stray Toasters” (1989), cuando recibió el encargo de First. No sabemos por qué el autor de Pensilvania se emperró en resumir un libro tan denso y repleto de detalles como “Moby Dick” (1851) de Herman Melville. Condensar ochocientas veintitrés páginas en apenas cuarenta y ocho páginas de cómic. Para cualquier autor esta sería una tarea imposible. Ni el mismísimo John Huston pudo conseguirlo con su película de dos horas de 1956. La verdad es que la condensación de la trama deja fuera momentos importantes del libro, pero sobre todo reduce la historia a una simple persecución demente y vengativa del capitán Ahab por todos los océanos de la Tierra en pos de la gran ballena blanca. Sienkiewicz trató la narración como si fuera un libro ilustrado, con muy poca narrativa secuencial, más parecido a una colección de postales con ilustraciones deslumbrantes. A ver, es Sienkiewicz en estado puro, haciendo gala de un dominio de la ilustración, las herramientas y un uso del color casi prodigioso, tan cercano al cómic como a la pintura. Pero, finalmente, el resultado no es tan superlativo como se esperaba de la conjunción de un maestro del noveno arte con un maestro de la literatura mundial. Lamentablemente, Sienkiewicz iría abandonando poco a poco las obras largas concentrándose en su trabajo como portadista, ilustrador y entintador.

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