Escombros. El estatus de Knuckle
Comics / Dave Cooper

Escombros. El estatus de Knuckle

7 / 10
Raúl Julián — 17-05-2022
Empresa — Ediciones La Cúpula
Fotografía — Archivo

Ediciones La Cúpula recupera, en un atractivo tomo único impreso en formato de rústica en blanco y negro, esa historia en su momento distribuida en cuatro números y protagonizada por el anti-héroe Knuckle, que vio la luz originalmente en el año 2000 a través de Fantagraphics Books y en castellano en 2001 –también de la mano de La Cúpula–. El personaje creado por Dave Cooper pasa a hablar nuestro idioma, copando una aventura de ciento veinte páginas con viñetas esforzadas en presentar un mundo descaradamente sórdido a medio (e inquietante) camino entre realidad y ciencia ficción.

El de Nueva Escocia apostó en “Crumple” (00) por plasmar lo que bien podría entenderse como reverso tenebroso y sin censuras del “Futurama” de Matt Groening (serie en la que, de hecho, llegó a trabajar dibujando fondos), concretando una obra ácida y grumosa. Knuckle transita por un escenario desesperanzado, empleado entre un trabajo alienante en la fábrica de muñecas, el cuidado de su abuela, y malgastar tiempo con ese amigo salido y misógino que es Zev. Juntos viajarán hasta Hollywood, en busca de unas emociones que no resultan como esperaban, obligados a lidiar con un movimiento feminista extremo que choca de frente con sus propias intenciones. Una trama en la que sexo y otros instintos primarios tienen peso propio en el devenir de una sociedad enferma y gris, que se empeña en buscar alivio (aunque sea de manera efímera) para aquella turbación que la abraza. Gracias a un trazo tan austero como en realidad incisivo, el canadiense expone sin tapujos la personalidad de Knuckle, atormentado por obsesiones sexuales y el hecho de que su novia le haya abandonado alegando que es lesbiana, mientras un buen corazón resuena de fondo en su pecho.

“Escombros. El estatus de Knuckle” es una obra que conecta con el lector de manera inmediata e intensa, por momentos divertida (en base a las andanzas de los protagonistas) y por momentos dolorosa (al reconocer nuestra propia sociedad en los dibujos de Cooper), además de seguramente algo adelantada a su tiempo. La presente reedición es, en definitiva, una gran noticia que vuelve a dar acceso a un cómic al que el paso de los años ha señalado como clásico del género.

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