Dust 8
Comics / Osamu Tezuka

Dust 8

7 / 10
Joan S. Luna — 05-11-2020
Empresa — Planeta

Atendiendo a que no suelen ser los mangas más exitosos y omnipresentes en las listas de ventas, siempre es un placer y un honor que se publiquen en castellano nuevos títulos del referencial Osamu Tezuka, uno de los nombres imprescindibles de la historia del manga y a quien echamos de menos desde su fallecimiento en los ochenta. Es cierto que sus obras más importantes se han lanzado en diversas ediciones (sin ir más lejos concluyen ahora las reediciones de lujo de “Astro Boy” y “Black Jack”, y aparece una nueva de bolsillo de “Adolf”), pero daba la impresión de que pocos títulos inéditos en España iban a publicarse en un lapso de tiempo relativamente corto. Un pecado, atendiendo a que la producción del llamado Dios del Manga es una de las más amplias y variadas de la historia del cómic japonés y más todavía tras el hecho de que, hace apenas unos meses, Barcelona acogió una atractiva exposición dedicada a su obra que no ha pasado por demasiados países hasta la fecha.
Por suerte, la racha se rompe con la publicación de “Dust 8”, un título menor en su trayectoria, pero no por ello obviable, y por la mucho más cruda y atractiva “Cráter”, publicada poco antes y, esta sí, uno de esos cómics que todo aficionado al manga haría bien en leer y de la que posiblemente volvamos a hablar en breve.

Aunque no me suele gustar darle demasiada importancia a la trama, en este caso es inevitable puesto que, a partir de ella, tendremos que hablar sobre el título original de la serie y el actual. Un avión sufre un accidente y todos sus tripulantes mueren excepto un pequeño grupo. Y si no mueren es porque la casualidad ha hecho que chocasen contra la Montaña de la Vida, una gigantesca mole de piedra que pierde fragmentos que acaban encima de los supervivientes. Porque son esos pedazos los que les mantienen con vida. Todos se llevarán con ellos las piedrecitas, sospechando que quizás tengan algo que ver con que hayan sobrevivido. El problema es que, desde el mundo de los espíritus, se enviará a la tierra a dos kikimora, un chico y una chica que deberán rescatar esas piedras de la vida al tiempo que intentan sobrevivir en el mundo humano. Podríamos continuar, pero no es necesario. La cuestión es que la trama sigue a los kikimora a la búsqueda de cada una de esas piedras, que en este caso son ocho y ocho supervivientes, los ocho que dan título al libro. Entonces, ¿dónde está el problema con el título? Bien, pues que originalmente se trataba de “Dust 18”. ¿Entienden?

El caso es que, aunque parezca mentira, Osamu Tezuka no estaba muy de moda en los setenta. El mundo del cómic había cambiado y el Dios del Manga intentaba crear obras que pudieran conectar no solamente con los críos, sino también con los nuevos lectores más adultos o con aquellos que le habían seguido desde pequeños. El gekiga había cambiado muchas cosas y Tezuka era consciente (de ahí el tono, los temas y la violencia en buena parte de sus títulos desde la segunda mitad de los sesenta), pero “Dust 18” estaba todavía en tierra de nadie. No encajó demasiado entre los lectores del momento y su publicación en Shonen Sunday concluyó antes de lo esperado, lo que llevó a crear una nueva edición para los dos tomos recopilatorios, combinando páginas de capítulos distintos y borrando las referencias a los dieciocho originales. Esa es la edición que ahora podemos leer aquí en un único volumen, pero no la única que existe en la actualidad (en Japón existe una edición sin esos cambios y que mantiene el título de “Dust 18”).

En todo caso, “Dust 8” es una obra que anticipa algunas de las características de una de los mangas clásicos de Tezuka, “Black Jack”, y no por su temática, sino por la doble moral que muestran algunos de los personajes que van apareciendo a lo largo de la obra (incluso de uno de los propios kikimora) o por esos episodios casi autoconclusivos que plantean disyuntivas muy distintas dependiendo de los protagonistas. Algunos se enfrentan con sinceridad a la muerte, otros pretenden evitarla, incluso los hay que piden pequeños aplazamientos para hacer buenas obras, pero tanto da lo que hagan porque el único destino que les espera es la muerte, una muerte implacable y que no podrán evitar. Es decir, que las virtudes de Tezuka están hay tanto en lo temático como en lo narrativo, aunque el resultado sea un manga más ligero en comparación con sus grandes títulos.

Resumiendo, “Dust 8” no es una de las obras indispensables de Osamu Tezuka, pero sí es uno de esos cómics que tan pronto podrán leer tanto lectores jóvenes (nunca hay excesiva violencia, aunque se nos hable constantemente de la muerte) como cualquier seguidor de Tezuka.

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