Batman: Criatura de la noche
Comics / Kurt Busiek Y John Paul Leon

Batman: Criatura de la noche

6 / 10
Manu González — 29-09-2020
Empresa — ECC

En 2004, el guionista de Boston Kurt Busiek y el dibujante Stuart Immonen publicaron cuatro números de “Superman: Secret Identity”. En esta miniserie, los autores se preguntaban si podría existir un Superman en la vida real, si alguien adquiriese los poderes del Hombre de Acero y los utilizara para convertirse en el primer superhéroe de la Tierra. “Secret Identity” se trataba, sobre todo, de un estudio psicológico del personaje de Superman: ¿Qué era lo que le motivaba para ser un héroe? ¿Cómo se construye la personalidad del héroe? Aunque la historia está integrada dentro del universo de Otros Mundos de DC Comics, muchos fans de Clark Kent la consideran como uno de los mejores cómics que se han publicado sobre el mítico superhéroe inventado por Jerry Siegel y Joe Shuster en 1938. Dieciséis años después, Busiek ha vuelto para investigar sobre el otro gran mito de DC, Batman, pero mucho me temo que “Batman: Criatura de la noche” no se convertirá en una de las historias más canónicas del Caballero Oscuro. El problema es que Bruce Wayne ha sido diseccionado tanto y tan bien que la nueva visión de Busiek no acaba de ser reveladora ni, francamente, emocionante.

En Boston, un joven fan de Batman llamado Bruce Wainwright sufre una tragedia cuando sus padres son asesinados por unos ladrones en su casa. La rabia y la impotencia producen que se manifieste una presencia oscura con forma de murciélago que se enfrentará a los villanos por él. La fuerza de voluntad del niño se convierte en un Batman real, mucho más salvaje, y únicamente preocupado por el bienestar de Wainwright. Con el tiempo, Bruce se convierte en un exitoso hombre de negocios, convirtiendo a la empresa de su padre en una empresa grande con proyectos de ayuda a la comunidad de Boston. Su tío Alton, llamado cariñosamente Alfred por Bruce, se encarga de protegerlo mientras el joven Wainwright saca a pasear su mitad oscura cada noche para combatir el crimen.

“Batman: Criatura de la noche” podría haber funcionado muy bien se hubiese publicado en la década de los ochenta, como una revisión psicológica de la psique torturada de Bruce Wayne. A diferencia de “Superman: Identidad secreta”, Busiek no trata sobre el ideal de un superhéroe de un adolescente convirtiéndose en adulto, sino en la rabia de un niño contra la injusticia del mundo y como esa rabia termina casi por consumirle. Esa idea está muy bien implementada a lo largo de los cuatro números, ilustrados con maestría noir por John Paul Leon, quien sufrió un cáncer durante la publicación de esta historia retrasando dos años la publicación del último número. Pero al tratarse de una persona real que conoce el mito de Batman que tiene un doble de origen casi fantasmagórico, nos perdemos parte de la gracia del mito del Hombre Murciélago: cómo un hombre se convirtió en el mejor superhumano del mundo gracias a su fuerza de determinación y cómo esa superioridad de inteligencia, condición física y, cómo no, batigadgets dignos del mejor James Bond, lo convierten en uno de los héroes más imitados de la historia de la cultura pop. El Bruce Wainwright de Busiek y Leon tiene más en común con el mito del doble oscuro que escritores de terror como Stephen King han tratado en novelas como “La mitad oscura” (1989), que comparte con “Batman: Criatura de la noche” la teoría del gemelo fallecido. Si tuviera que recomendar un título sobre Batman para neófitos, lamentablemente éste no entraría entre los cincuenta primeros, pero es imprescindible para fans de Batman y, sobre todo, de Kurt Busiek.

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