Astrología liviana
Comics / Liv Strömquist

Astrología liviana

7 / 10
Laura Madrona — 20-06-2023
Empresa — Reservoir Books

¿Tu ordenador ha dejado de funcionar? Probablemente es culpa de Mercurio retrógrado. ¿Te va mal con tu pareja? Seguramente es porque sois signos incompatibles. ¿La gente a tu alrededor se queja de tu mal carácter? Échale la culpa a tu ascendente. Liv Strömquist, una de las autoras de cómic más populares y veneradas, vuelve a la carga con otro de sus agudos y divertidos ensayos gráficos, dedicado, esta vez, a la astrología. No tengo dudas de que la autora sueca ha disfrutado enormemente haciendo este cómic, porque el tema es muy goloso, pero el resultado, aunque indudablemente entretenido, dista bastante de la profundidad mordaz de las obras que la han precedido, “No siento nada” (Reservoir Books, 19) y “La sala de los espejos” (Reservoir Books, 22).

Strömquist ha dedicado la mayor parte del libro a diseccionar los doce signos zodiacales, recreándose en cada uno de ellos y aderezándolo todo con mucho salseo, gracias a esa miscelánea de personajes tan dispares y diversos que desfilan por sus páginas, desde figuras históricas hasta influencers, pasando por artistas, intelectuales y algún que otro deportista. Así, nos encontramos con Tolkien, un capricornio rígido de primera categoría, o con Beyoncé, un ejemplo indiscutible de virgo aburrido, o con el poeta Hölderin, paradigma del enamoradizo piscis. Strömquist se sirve de cada uno de ellos para ejemplificar cada signo y justificar sus comportamientos, que rayan, en innumerables ocasiones, la excentricidad y el absurdo, dejando poco margen para el libre albedrío. Si las estrellas guían tu destino, ¿por qué preocuparse? Obviamente, Strömquist no ha dejado pasar la oportunidad de dedicar un capítulo entero a las relaciones amorosas, el quid de la cuestión, la razón principal por la que muchas personas consultan a escondidas su horóscopo, explicando qué signos son compatibles y cuáles, JAMÁS, deberían siquiera rozarse.

Es en la recta final del libro donde Strömquist saca la artillería pesada e intenta exponer las razones por la que la astrología, careciendo de cualquier base científica, sigue generando hoy en día interés. Y para eso invoca a un peso pesado, Adorno, que desde la sociología planteó cuestiones muy interesantes sobre cómo la astrología se ubica en la sociedad actual. Strömquist expone finalmente diversas explicaciones y deja que saquemos nuestras propias conclusiones, dejando ambigua su postura respecto al tema e invitándonos a elegir la nuestra.

A pesar de que Strömquist no ha logrado el resultado de sus títulos anteriores, en “Astrología liviana” no falta esa mirada inteligente, ácida y llena de humor que la ha encumbrado como una de las autoras más originales del panorama actual. Muy acertada me parece la traducción del título original, logrando un curioso juego de palabras con el adjetivo “liviana”, que hace referencia a la vez al nombre de pila de la autora, Liv, y a algo inconstante, ligero, de poco peso. Es evidente que Strömquist se lo ha pasado en grande ejerciendo de nuestra astróloga particular y eso, al final, es lo que importa.

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