Mank
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Mank

8 / 10
Luis M. Maínez — 12-12-2020
Empresa — Netflix

David Fincher recrea el Hollywood de finales de los años treinta para narrarnos la historia de Herman J. Mankiewicz, el guionista de la legendaria “Ciudadano Kane”, pero también lo hace a través a la brillantez en la dirección. Fincher es uno de los ¿dos, tres? mejores narradores del panorama cinematográfico actual y en “Mank” vuelve a demostrarlo con creces. Esta vez en blanco y negro y generando brillantemente una atmósfera densa como de nube de ebriedad constante. “Mank” es una película con vida y que nos traslada al proceso de creación de un guion que hizo historia por un escritor atacado por su propia personalidad caótica y destructiva para los demás y para sí mismo. Una personalidad que es también la base de su genio y de su ingenio. Mank, interpretado por un Gary Oldman brillante en su contención, es un verso libre en un mundo totalmente plagado de hombres y mujeres cortados por el patrón del dinero y la apariencia.

David Fincher ha contado con un guion de su propio padre, Jack Fincher, como material para esta película que mira al cine con amor incondicional a pesar de todo lo que rodea a la industria y la corte. Como habitualmente en las películas metacinematográficas, el del cine es un mundo que engancha, con sus propias estrellas y personajes secundarios. Los guionistas como Mank son una figura recurrente para protagonizar estas historias en el alambre. Entre “Barton Fink” y las “Historias de Pat Hobby” de Scott Fitzgerald, “Mank” cuenta además con el añadido de la verdad. Lo que en manos de otro director hubiera sido un biopic más de los muchos que han sido estrenados en los últimos años, adquiere bajo la dirección de Fincher un extra, porque lo importante no es que sea una película basada en hechos reales sino la historia que hay detrás.

La historia de Herman J. Mankiewicz y cómo se desenvolvió personal y profesionalmente durante la gestación de una película –y una época– inolvidable para el séptimo arte. “Mank” llama la atención sobre lo próximo que era el escritor que inmortalizó a William Hearst para siempre más allá de su fortuna (el dinero no compra la inmortalidad), algo que no solo sirve para construir la película que estamos viendo sino que reconstruye el “Ciudadano Kane” que tenemos en nuestra memoria. Dos películas en una para un David Fincher que llevaba seis años sin filmar una y que no ha perdido ni un ápice de su talento.

 

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