Ice Road

La saga de películas de Liam Neeson en la nieve suma un nuevo miembro a la familia. Es decir, a “Infierno Blanco” y “Venganza bajo cero”, se une a esta rutinaria “Ice Road”, dirigida por Jonathan Hensleigh.

El idilio de Liam en el cine de acción sigue su camino, y a pesar de que el actor ha declarado en diferentes ocasiones que quiere dejar de enfocarse solo en la acción, este 2021 nos ha entregado dos películas del género, esta última dirigida por Jonathan Hensleigh (“Mata al irlandés”, “The Punisher”). Aunque eso no significa que sus actuaciones se resientan. La calidad del trabajo de Neeson es difícil de cuestionar. Su mera presencia en cualquier película, incluso en las mediocres y telefílmicas –como el caso que nos ocupa–, convierte el resultado final en un producto capaz de defenderse en cierto modo por si mismo.

Con reminiscencias a ese clásico que es “El salario del miedo” (H.G. Clouzot, 1953), “Ice Road” cuenta una historia de rescate. Una mina de diamantes ha colapsado dejando atrapados a un grupo de mineros en una región helada de Canadá. Para rescatarlos, la empresa minera contratará a un equipo de camioneros que transportaran una perforadora a través de las peligrosas carreteras heladas en plena época de descongelamiento. El elenco principal cumple con su cometido a base de actuaciones sólidas para un guion plano y estereotípico, sin apenas desarrollo de los personajes, a lo que se suman continuos fallos de racord y unos CGI de dudable calidad, dejándonos escenas con los camiones en las que se puede observar el uso del croma sin demasiado esfuerzo. Aunque lo pero es ¿que sabemos desde el minuto uno quienes serán los “villanos” de la cinta? Pues sí. “Ice Road” es, por tanto, una película que peca de previsible y que no evita dejarnos con la sensación de estar ante un título de sobremesa para las tardes de los domingos en Antena 3. Ahora bien, al final consigue salvar los muebles gracias a las actuaciones de esa pareja de hermanos que conforman Neeson y Marcus Thomas.