Sin sorpresas: los discos de Radiohead de peor a mejor
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Sin sorpresas: los discos de Radiohead de peor a mejor

Sergio Ariza — 07-10-2025

Tras los rumores, Radiohead confirmaban su regreso a la carretera con una gira que se abrirá en Madrid y pasará por Bolonia, Londres, Copenhague y Berlín. En cada una de estas cinco ciudades darán cuatro conciertos, empezando el martes 4 de noviembre en el Movistar Arena de Madrid.

Será su primer concierto en la capital en más de veinte años, en concreto desde el 16 de julio de 2003 en la Plaza de Toros de Las Ventas, en un concierto en el que dieron tres bises y acabó con Thom Yorke y su acústica cantando "True Love Waits". Ahora bien, también les podremos ver los días 4, 5, 7 y 8 de noviembre en el mismo Movistar Arena.

Aunque, por el momento, no se ha hablado de nueva música, estas nuevas actuaciones son la excusa perfecta para hacer un repaso a la discografía de la mítica banda, recorriendo la misma desde su peor disco al mejor:

9. Pablo Honey
(1994)

Empezamos con "Pablo Honey", posiblemente el debut menos prometedor que haya tenido una banda de esta magnitud en toda la historia. Nadie en su sano juicio podría decir que es uno de los mejores discos de la banda, normalmente, se juega el peor puesto con “The King Of Limbs”, aunque este último tiene bastantes más partidarios que “Pablo Honey", claramente el patito feo dentro de la discografía de Radiohead.

Mi opinión, si sirve para algo, es que este no es un gran disco pero también tiene la losa de que queda peor parado si lo comparas con el resto de su discografía. Aun así, si no viniera firmado por quien viene firmado tampoco pasaría de ser un disco potable con una canción gigantesca en su interior, pero el caso es que a pesar de que canciones como "Anyone Can Play Guitar", "Blow Out" o "Thinking About You" no están nada mal, ninguna de las que aparecen en este disco, a excepción de esa en la que estás pensando, entraría en “The Bends”, un disco claramente superior.

Y es que después de escuchar “Pablo Honey” quedaba la sensación de haber escuchado a una banda que llegaba tarde al sonido de la época, a las guitarras distorsionadas a lo The Smashing Pumpkins, a la dinámica calmado/fuerte de Pixies, a la desesperación mezclada con melodías pop de Nirvana. Su sonido es genérico y su producción cuestionable pero, aun así, merece una escucha. No es tan terrible si no lo tienes que comparar con "OK Computer" o "In Rainbows". En un momento cantan "Stop whispering, start shouting", pero al final, con el resto de su carrera, le dieron un poco la vuelta, cuando el susurro de Thom Yorke se probará tan efectivo como su grito.

Además aquí está "Creep", la CANCIÓN más importante de la banda para bien o para mal, con su ligero aire al "The Air That I Breathe" de The Hollies, esta fue la primera vez que Radiohead fueron Radiohead, porque antes de que se sabotearan a sí mismos para poder salvar su música con "Kid A", esta canción se convirtió en lo que es gracias a esa guitarra de Jonny Greenwood tratando de sabotear un tema demasiado perfecto a base de guitarrazos que golpeaban como bates de béisbol. Puede que toda su carrera posterior, empezando por “The Bends”, fuera su reacción al éxito de "Creep", pero esta canción, si llegara ese momento, debería ser la que sonara última en el concierto final de Radiohead...

8. The King Of Limbs
(2011)

"The King Of Limbs" fue, en cierta medida, un regreso a los elementos más electrónicos y experimentales de su música, pero sin el impacto, y las canciones, que tuvo "Kid A". Este es su disco más denso y difícil pero también dejaba claro que Radiohead nunca se iban a acomodar y seguían buscando nuevos caminos.

Tiene dos canciones fantásticas, "Lotus Flower" y "Codex", además de otras dos, "Give Up The Ghost" y "Separator", casi a la altura. Lo curioso del caso es que las cuatro van seguidas y están colocadas en la segunda parte del disco, lo que hace que la sensación de decepción ya se haya instalado cuando, al fin, aparecen. El inicio del disco con “Bloom” no es malo, pero tampoco es muy esperanzador. Por primera vez suenan algo atascados y sin muchas ideas. Ocho canciones después de casi cinco años de espera, y más viniendo de una obra maestra absoluta como "In Rainbows".

No es un mal disco, pero tampoco es excepcional, lo cual acaba posicionándolo entre los dos peor considerados. Y es que normalmente cuando se habla de los nueve discos de Radiohead hay, por decirlo así, una especie de consenso en tres bloques, las dos ovejas negras de la banda suelen ser "Pablo Honey", casi universalmente considerado el peor disco de la banda, y este "The King Of Limbs", luego está el bloque intermedio de los grandes discos pero con fallos y, por último, el bloque de las cuatro grandes obras maestras (los cuatro primeros de esta lista). Así que vayamos por partes y vayamos con los discos grandes pero que no llegan a la categoría de obra maestra.

7. Hail To The Thief
(2004)
A "Hail To The Thief" le pusieron la etiqueta de la vuelta de Radiohead a las guitarras y a la música más directa y, aunque solo en parte, tiene algo de eso. Aquí se puede escuchar a una banda disfrutando de volver a tocar junta, sin que cada canción tenga que pasar por un proceso de reinvención en la mesa de mezclas. Escuchando el inicio con "2+2=5" uno podría ubicarla perfectamente en "The Bends" mientras que otra como "Got To Sleep" podría pertenecer a "OK Computer".

Eso no significa que Radiohead se hubieran olvidado de la música electrónica sino que, tras la gira de "Amnesiac", han aprendido a usarla en directo. En "Hail To The Thief" vuelve a haber una mezcla entre sonidos sintéticos y los instrumentos clásicos, con Jonny Greenwood recurriendo a las ondas Martenot tanto como a la guitarra. Pero este es, probablemente, el disco menos unitario en términos de sonido de la banda, el que suena menos cohesionado y más a colección de canciones, y eso que Radiohead son la banda de DISCOS por antonomasia de su era.

Puede que esa unidad, que se echa de menos en la música, llegue con las letras, siendo el disco en el que más se ha mojado políticamente Thom Yorke, utilizando un tono apocalíptico y crítico, bastante influido por la guerra de Irak y la victoria de George W. Bush en EEUU (Ese título, "Hail To The Thief" o "Salve al ladrón" es una frase que se usó tras las sospechas de fraude en su victoria en las generales del año 2000). Es también el disco de la banda con más canciones, 14, y el más largo, con casi una hora de duración, algo que corrobora esa sensación de que es uno de los más dispersos de su carrera. Es un disco que mejoraría quitando dos o tres canciones ("Backdrifts" y "The Gloaming", al menos), aunque cuando funciona lo hace a los grande, con ejemplos como "2 + 2 = 5", "Where I End And You Begin", "A Punchup at a Wedding", "A Wolf at the Door", "Myxomatosis", "Go to Sleep" y, por encima de todas, la enorme "There There".

6. Amnesiac
(2001)

En su momento fue considerado como una especie de caras B de "Kid A" pero creo que este disco tiene una personalidad propia y es mucho más que eso. Es cierto que estas canciones fueron grabadas a la vez que las que aparecerían en aquel mítico disco, pero creo que más que descartes estas canciones componen otro disco distinto que arrojaba otra luz a todo aquel proyecto. De una manera un poco retorcida aquí aparecían las canciones más "normales", las que todavía tienden puentes con el propio pasado de la banda y hubieran hecho que el enorme 'shock' que supuso "Kid A" se diluyera. Pero creo que un disco que cuenta con gemas como "Pyramid Song", "You and Whose Army?", "Dollars And Cents" (aunque creo que la mejor versión de esta canción aparece en el directo "I Might Be Wrong"), "I Might Be Wrong" o "Knives Out" puede considerarse mucho más que un disco de caras B (incluso si estamos hablando de Radiohead cuyas caras B de verdad son verdaderos temazos).

En el fondo, como decía el propio Thom Yorke, "Amnesiac" fue un disco con una entidad propia y el que mejor servía para ver la evolución entre "OK Computer" y "Kid A" pero, al sacarlo un año después, consiguieron el impacto necesario con "Kid A" y luego demostraron que éste no había surgido de la nada. Pero es que, hasta en la única canción que grabaron para este proyecto, fuera de las sesiones de "Kid A", demuestran estar en otro nivel. Estoy hablando del increíble cierre con "Life in a Glasshouse", una canción en la que conjugaban su música con el jazz de Nueva Orleans y referencias a Louis Armstrong, junto a la Humphrey Lyttelton Band. Fue una demostración palpable de que Radiohead estaban dispuestos a seguir innovando y mirando hacia adelante, aunque fuera a costa de viajar setenta u ochenta años atrás para tomar impulso.

5. A Moon Shaped Pool
(2016)

Tras el ligero pinchazo que supuso "The King Of LImbs" Radiohead volvían por todo lo alto con su noveno y, hasta la fecha, último disco. Era la primera vez que la banda no intentaba reinventarse totalmente con su nuevo lanzamiento. Aquí abrazaban su esplendoroso pasado, en vez de tratar de romper con él, y puede que, gracias a ello, volviera a sonar únicos y originales, a pesar de que ya no estaban abriendo caminos sino construyendo alrededor de los muchos que abrieron.

En este caso el elemento distintivo eran las orquestaciones cinematográficas de Johnny Greenwood. Parecía evidente que su vida paralela como compositor de bandas sonoras, principalmente para Paul Thomas Anderson, tuvo un gran peso en el disco. Los grandiosos ambientes orquestales de Greenwood se convertían en protagonistas absolutos con ejemplos soberbios como en "Burn the witch", "The Numbers", "Daydreaming" o "Decks Dark".

El tono del disco es sombrío, con varias referencias oblicuas a la situación personal de Yorke y un par de observaciones sobre la situación del momento, la crisis de los refugiados en "Burn the witch" y la situación del planeta en "The Numbers": "Somos la Tierra y a ella retornamos, el futuro está dentro de nosotros y en ningún sitio más". Posiblemente estemos ante el disco más triste en ambiente de Radiohead, y eso ya es decir algo si tenemos en cuenta que ninguno de sus discos son la alegría de la huerta, pero ese es el ambiente que prevalece en un disco que encima se cierra con esa joya mítica que es "True Love Waits" a la que vuelven a dar forma con un maravilloso arreglo de piano, que puede llegar a recordar incluso a Erik Satie, y que encajaba a la perfección aquí, justo cuando se rompía la relación de 23 años de Thom Yorke con la madre de sus dos hijos: "Just don't leave, don't leave".

Cuando lo escuché por primera vez escribí esto "Tras las primeras escuchas es pronto para decir si es una obra maestra a la altura de las cuatro oficiales de su discografía, ‘The Bends’, ‘OK Computer’, ‘Kid A’ e ‘In Rainbows’, pero no anda lejos. Desde luego, ahora mismo, es mi quinto disco favorito de su carrera. Y eso, que en cualquier otro grupo no significaría nada, aquí conlleva situarse por encima de discos tan notables como "Amnesiac" o "Hail To The Thief". Palabras mayores". Casi diez años después sigo pensando exactamente lo mismo.

4. The Bends
(1995)
Hemos entrado en el terreno sagrado de Radiohead, estos cuatro discos que restan son auténticas obras maestras a la altura de muy pocos otros grupos. Lanzado en plena fiebre del Britpop "The Bends" y Radiohead estaban en el polo opuesto de sus compatriotas. Frente al hedonista optimismo de muchos de sus contemporáneos, los de Yorke estaban al borde de la depresión. Además, sus referentes eran grupos americanos como R.E.M. o Pixies y grupos totalmente despreciados por su supuesta pomposidad como Pink Floyd o U2, nada de nostalgia del Swinging London. Musicalmente seguían aferrados al rock de guitarras pero tanto Yorke como Jonny Greenwood ponían un extra de originalidad en sus respectivos instrumentos, voz y guitarra, haciendo de la banda un ente extraño en el Reino Unido de Oasis y Blur.

Pocos lo podían predecir en ese 1995, pero el futuro les pertenecía a ellos y aunque después de “The Bends” llegarían nuevas cimas, éste fue el disco sobre el que se construyó la carrera de la banda que iba a definir el sonido de las siguientes décadas. Al final resultó que en medio de la tremenda fiesta del Britpop se colaron unos tipos para poner las cosas en perspectiva. Si algunos querían ser estrellas del rock y vivir para siempre, a Radiohead le bastaba con pertenecer a la raza humana.

El segundo disco de Radiohead no tiene una sola canción que baje del notable alto. Baste mencionar una canción como "Sulk", una de las menos conocidas del disco (y la canción que menos veces han interpretado en directo del álbum) e imaginarse a la mayoría de los grupos de los noventa sacándola como sencillo. Ese estribillo sería, con toda seguridad, lo mejor que hubieran hecho el noventa por ciento de ellos. El salto cualitativo que supuso "The Bends" en términos de composición es algo que pocas veces se ha visto dentro de una industria mucho más acostumbrada a grandes discos de debut que se desinflan para el segundo disco, algo opuesto a lo que consiguió Radiohead con "The Bends".

Desde el momento en el que comienza la sinuosa "Planet Telex" se cuenta con la certeza de estar ante algo especial, la banda se ha sofisticado y ha encontrado un sonido propio. Aparecen teclados y empiezan a meter muchas más capas, principalmente a cargo de sus tres guitarristas, Thom Yorke, Ed O’Brien y, sobre todo, un Jonny Greenwood que va a encontrar definitivamente su estilo en este disco. Ya no tocan todos lo mismo, cada uno aporta algo distinto: Yorke suele ser el guitarra rítmico, con O'Brien poniendo arpegios a lo Johnny Marr, y Greenwood ejerciendo de solista, con sus solos sirviendo de contrapunto melódico a la voz de Yorke, compartiendo protagonismo. La vieja fórmula del arrebato fuerte/calmado que habían tomado prestada de Pixies y Nirvana y utilizada con mucho éxito en "Creep" había quedado, definitivamente, atrás, había nacido el sonido Radiohead, uno que iría evolucionando con cada nuevo disco.

3. Kid A
(2000)

De primeras una aclaración, creo que este es el disco más importante de la carrera de Radiohead, pero no tengo tan claro que sea el mejor. Hay discos donde lo importante son las canciones y hay otros donde lo más importante es el sonido. el ambiente que crean, "Kid A", posiblemente, sea el ejemplo más importante de estos últimos. Nunca antes en la historia del rock un artista había desafiado las expectativas de su propio público como hicieron los de Thom Yorke con este disco, si "OK Computer" fue "el disco que el mundo necesitaba", "Kid A" fue el disco que necesitaba Radiohead para escapar del yugo que se les estaba imponiendo. Fue una nueva versión de la transformación eléctrica de Bob Dylan a partir de "Like a Rolling Stone" y el Festival de Newport.

El público rock les había elegido como su nuevo Mesías, como lo había hecho el del folk con Dylan en los sesenta, pero Radiohead tampoco iba a seguir trabajando en la granja de Maggie ni un día más. A pesar de que se habían convertido en la banda que fue capaz de poner de acuerdo a los 'indies' y a los seguidores del rock clásico, a los fans de Nirvana con los de Pink Floyd. Las guitarras habían demostrado que seguían teniendo cosas nuevas que decir y Jonny Greenwood fue elevado al altar de los 'Guitar Hero' pero cuando todo el mundo esperaba un nuevo "OK Computer" apareció "Kid A". Un disco que empezaba con una canción en la que sonaban sintetizadores, había samplers, voces tratadas, luego entraba Thom Yorke y cantaba eso de "todo está en su sitio". Pero el público rock no podía estar más en desacuerdo, nada estaba en su sitio ¿Dónde estaban las guitarras? Claro que eso no era todo, la siguiente canción, la que daba nombre al disco, era totalmente electrónica y sin melodía aparente.

Con solo dos canciones habían conseguido alienar a buena parte de su audiencia. Entre ellos a este que aquí escribe. Recuerdo la primera vez que escuché este disco, no me lo podía creer, me sentí traicionado, sin saberlo, me encontraba en el lado en el que nunca pensé que me iba a hallar, gritando Judas a un artista por no seguir haciendo lo que yo quisiera que hiciera en vez de lo que ellos quisieran. Con el tiempo he vuelto a él muchas veces y me he dado cuenta de mi error. No se puede entender la música del siglo XXI sin él, no es que Radiohead abrieran nuevos caminos, es que derribaron todas las barreras..

Tras su aparición en la ecuación cabía de todo, desde la electrónica inteligente al hip hop, desde el jazz abstracto de Mingus o Alice Coltrane a la música clásica contemporánea, "Kid A" funcionaba como un todo en el que lo importante no eran las canciones, sino las texturas, los descubrimientos, el viaje en el que te encerraba. "Kid A" no fue, ni mucho menos, la muerte del rock sino su completa renovación, el momento en el que volvió a coger aire y se libró de la pesada carga de clichés que le acompañaban, un disco que supuso un antes y un después y que confirmó a Radiohead como la banda más importante de su generación.

2. In Rainbows
(2007)

Este fue el disco que me devolvió la fe en Radiohead, se podría decir que este fue el disco con el que finalmente supieron combinar las innovaciones de "Kid A" con el formato canciones de "The Bends", algo que se puede comprobar desde el principio con "15 Step", con ese frenético ritmo sintético y esos arpegios de guitarra tipo Johnny Marr combinándose a la perfección.

Ahora sé que sin "Kid A" no podría haber existido "In Rainbows" pero fue este último el que me convenció de la grandeza del grupo. En su momento se habló más de él por su revolucionaria forma de pago, se puso a disposición su descarga digital con un "paga lo que quieras", que por su contenido, pero "In Rainbows" es una de las cimas de una carrera que ya contaba con otros tres ochomiles.

En "In Rainbows" no hay relleno, ni ideas sin terminar. Sus canciones son increíbles, desde el increíble inicio con "15 step" hasta el final con la devastadora "Videotape", pasando por otras cumbres como "Nude", "Reckoner", "Weird fishes/Arpeggi", "House Of Cards" o "Jigsaw Falling Into Place". El disco fluye de manera increíble, demostrando que Radiohead todavía eran capaces de firmar melodías increíbles y de hacerlas sonar totalmente propias, siendo el disco que mejor conjuga todas las facetas de su carrera. Como pasaba con "The Bends" es muy difícil destacar una canción sobre otra porque todas vuelven a estar entre el notable alto y el sobresaliente.

Aunque es evidente que "In Ranbows" no tuvo el mismo impacto cultural que tuvieron "OK Computer" y "Kid A" antes que él, canción por canción, no tiene nada que envidiarlos. "In Rainbows" sonaba más humano, como si un bienvenido rayo de sol hubiera conseguido derretir su helada coraza tecnológica, todo ello sin renunciar a todos los avances conseguidos hasta el momento.

1. OK Computer
(1997)
A medida que se acercaba el final del siglo XX, la música dominante de las últimas cinco décadas se empezaba a preguntar si este era el fin, los dos últimos grandes coletazos del rock & roll habían mirado, por un lado al punk y al metal, y por otro a los grupos británicos de los años sesenta. ¿Se estaba muriendo de verdad el rock? ¿Se podía decir algo de manera original y personal? Y entonces apareció "OK Computer" la última obra titánica del género, un disco de esos que marcan a fuego su época, como ya hicieran "Sgt Pepper's" o "Dark Side Of The Moon" en su momento. De repente alguien era capaz de mezclar, anatema, la agresividad del punk con el concepto y los cambios del rock progresivo, la canción que presentaba al gigante, "Paranoid Android", sonaba a Sex Pistols tocando un medley del "Money" y el "The Great Gig In The Sky" de Pink Floyd, hasta hubo quien les bautizó como Punk Floyd, aunque a lo único que recordaban era a ellos mismos.

Para entender la fuerza de este disco contaré una anécdota personal, yo no crecí tanto con los discos supuestamente de mi época, que era la de Radiohead, sino alimentándome de The Beatles, Dylan, Velvet y Stones, pero cuando salió este disco pude entender finalmente lo que era escuchar una obra maestra por primera vez, lo que tuvieron que sentir en su época la gente que escuchó por primera vez en su época "Pet Sounds" o "Songs In The Key Of Life", estar ante un disco del que era evidente que se iba a seguir hablando cuarenta o cincuenta años después de su publicación, un disco que iba a marcar una época e iba a hacer que el resto de bandas quisieran sonar así. Era casi imposible imaginar que iba a ser esta misma banda la que iba a romper con ese sonido y tirar los muros que iban a permitir tener una nueva vida en el siglo XXI.

Como los discos de Pink Floyd "OK Computer" era un disco conceptual muy a su manera, que no seguía una narrativa lineal sino un concepto general. En este caso una sátira sobre la vida moderna, sobre el creciente peso de la tecnología en nuestras vidas y en los problemas que ello conlleva. La banda se adelantaba a la revolución de Internet, alcanzaba la perfección como músicos y lograba llevar su sonido a lo máximo en una colección de canciones sin tacha que les convertía en la gran esperanza blanca del rock de guitarras. Por supuesto, ellos rechazarían todo eso y se lanzarían en busca de nuevas fórmulas que perfeccionar pero, en un glorioso momento, dieron con la cuadratura del círculo y entregaron el disco que el mundo necesitaba.

 

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