El “Deserter’s Songs” de Mercury Rev canción a canción
Especiales / Mercury Rev

El “Deserter’s Songs” de Mercury Rev canción a canción

Sergio Ariza — 26-10-2023
Empresa — Autoeditado
Fotografía — Carátula del disco

Aunque ahora, con más de 30 años a sus espaldas y todavía en activo, cueste creerlo Jonathan Donahue no daba un duro por el futuro de Mercury Rev a mediados de los 90.

Su último disco, “See You On The Other Side” había sido un fracaso comercial y su compañía los había echado, el mánager los había abandonado y el batería, Jimy Chambers, se había largado. Para colmo estaban endeudados y se habían dejado de hablar los dos miembros principales de la banda, el propio Donahue, y el guitarrista/clarinetista, Sean Thomas Mackowiak, mejor conocido como Grasshopper.
Añádanle drogas, abandonos sentimentales, depresión y un par de crisis mentales y tendrán el caldo de cultivo de un disco,Deserter’s Songs, que se hizo como una despedida para la banda y para reconstruir una amistad, la de Donahue y Grasshopper, que les unía desde la infancia.

Musicalmente fue el disco en el que Mercury Rev dejó de ser una banda de noise rock, para convertirse en una especie de compositores de bandas sonoras mezclando el “Pet Sounds“ con canciones de Disney, Danny Elfman con Cole Porter y bañarlo todo en rock clásico.

En ello hubo varios factores, el primero que Donahue, en medio de su depresión, se refugió en los discos que escuchaba de niño, una colección llamada “Tale Spinners for Children”, en el que se narraban cuentos y libros sobre un fondo de música clásica. El otro fue que el productor del disco, el antiguo miembro de la banda Dave Fridmann cambió las guitarras saturadas de otros discos por múltiples instrumentos y arreglos dispares, cuerdas, vientos, trompetas... Algo así como cambiar el muro de ruido y distorsión por el Muro de Sonido de Phil Spector.

El resultado final fue una caleidoscópica banda sonora para una invernal película de Disney que consiguió reflotar la carrera del grupo y convertirse en uno de los más insospechados éxitos de finales de los 90. Vayamos canción a canción:

Holes
La canción que abría el disco servía para marcar el tono del mismo, esa especie de melancólica belleza, con majestuosos arreglos orquestales, un theremin fantasmal y la aguda voz de Donahue fluyendo sobre todo ello. La canción es maravillosa de por sí, pero suena ampliada por los increíbles arreglos, las arrebatadoras cuerdas, el bello solo de fiscorno al final y una letra difícil de interpretar hasta que al terminar Donahue canta "Bands/Those funny little plans/That never work quite right" y comprendemos que estamos ante lo que debería haber sido el principio del fin (aunque terminó siendo un nuevo principio).

Tonite It Shows
Una canción que forma una dupla con la siguiente, sonando como sueños hechos canción, en concreto esta canción comienza con la siguiente frase "Into a dream, I took a turn / and promised to return" y suena a una especie de ensoñación con banda sonora de Disney, con un asombro infantil asomando en la voz de Donahue y otra producción exquisita, donde se mezclan vientos y cuerdas, castañuelas tipo Phil Spector y varios cambios de dinámica, subiendo en intensidad a lo largo de la misma.

Endlessly
La canción que completa el magistral trío de ases ganadores que inaugura el disco. Una fantasía sobre el amor que también tiene atmósfera de sueño (“Standing in a dream, weaving through the crowded streets / leaving you again endlessly”). Una canción pastoral, con guitarras arpegiadas, coros celestiales, marejadas orquestales y una flauta, tocada por Suzanne Thorpe, que interpola el villancico “Noche de Paz”. Una nana para contemplar las estrellas mientras te cae una lágrima y se te pone una sonrisa en el rostro.

I Collect Coins
El primero de los intermedios instrumentales que van atravesando el disco, un piano desolado de otra época murmura para sí como si sonara en un viejo 78 rpm en un gramófono. Una inquietante pieza de transición que nos lleva a…

Opus 40
Menciones y guiños a canciones de Bruce Springsteen y The Doors, para otro de los puntos álgidos del disco, "Opus 40" (que toma su nombre de una escultura de piedra en las Catskills donde grabaron “Deserter’s Songs”), el segundo estribillo más glorioso del mismo con ese "Tears in waves minds on fire, Nights alone by your side". Levon Helm a la batería, un órgano que podría haber tocado su compañero en The Band, Garth Hudson, y la hija del primero a las voces y al silbido del final. Los de Donahue se colocaban, en lo que creían el final de su carrera, en la senda de los grupos clásicos de los que se consideraban herederos y es que también se puede ver la influencia del "Golden Slumbers" de los Beatles aquí.

Hudson Line
Más referencias clásicas para una canción en la que tenemos a Grasshopper en la voz principal y en la que, esta vez sí, aparece Garth Hudson, eso sí, no es el encargado de las teclas sino de ese poderoso saxofón que suena durante toda la canción, aunque durante su intervención suena un Hammond claramente influido por él.

The Happy End (The Drunk Room)
Otro interludio instrumental todavía más inquietante que el anterior, sigue el sonido añejo pero esta vez el piano parece pelearse con un violín sangrante. Es el preludio al momento más majestuoso del disco… Y de toda la carrera de la banda.

Goddess On A Hiway
Esto no es una canción, es un milagro, una de esas canciones tan absolutamente bien hechas que todo en ellas funciona a la perfección, en este caso todo lleva a la liberación de ese esplendoroso estribillo que suena como una revelación y una condena, "And I know it ain't gonna last", repetido hasta la saciedad en la maravillosa coda final, sirviendo (o eso creían) como épica despedida para la aventura de la banda.
Lo curioso, y posiblemente apropiado, es que la canción era más antigua que la propia banda, habiendo sido escrita por Donahue en 1989, cuando era miembro de otro grupo, los Flaming Lips, pero que había olvidado en un cassette. Fue una de las primeras canciones que enseñó a Grasshopper y este, al que siempre le había gustado, le convenció para grabarla en este disco. Donahue no estaba muy convencido pero le dijo a su amigo "La probamos a ver qué pasa".

Lo que pasó es que fue la canción que salvó a la banda y les dio una segunda oportunidad. Y se podría decir que no solo a ellos, ya que el éxito de la canción y de todo el disco, con la producción de Fridmann y la ampliación de su sonido, también acabó afectando para bien a la antigua banda de Donahue, unos Flaming Lips que grabaron a la vez que ellos, compartiendo estudio, instrumentos y la ayuda de Friedmann, el también maravilloso "The Soft Bulletin", que también se convertiría en el mayor éxito de aquella banda.

The Funny Bird
Y es que ese sentimiento de despedida de "Goddess On A Hiway" se acentúa en "The Funny Bird" donde intentan mezclar sus inicios más ruidosos, y cercanos al 'space rock' psicodélico, con este disco más orquestal y calmado, y lo consiguen, aunque la guitarra suene más a Neil Young que a Sonic Youth. Líricamente dejan claro eso que decía Donahue después del mal recibimiento de "See You On The Other Side", "el mundo no esperaba precisamente otro disco de Mercury Rev", así se comprende mejor el final de esta canción: "Adiós sonido dorado, nadie quiere oírte ahora, y de todos los finales felices, no le desearía esto a un amigo, pero tú eres el único que conozco".

Pick Up If You're There
Y es que el instrumental final ya sí que sonaba completamente a réquiem, un órgano funerario sobre ligeras notas impresionistas. Era la banda sonora que sonaba sobre los títulos de crédito finales de la película sobre su final que era "Deserter's Songs".

Delta Sun Bottleneck Stomp
Pero lo curioso es que pusieron una escena postcréditos, una que no tenía mucho que ver con el resto de la película y cambiaba los majestuosos arreglos orquestales por unos teclados house y una explosión de energía y positividad que les emparentaba con los Primal Scream de “Screamadelica”, mezclando rock clásico y música electrónica. Es una gran canción pero, aun así, no sé si pertenece realmente al disco y debería haber sido editada únicamente como sencillo.

Aunque también se podría ver como un final alternativo en el que Donahue hubiera viajado al futuro y hubiera visto que “Deserter’s Songs” se iba a convertir en la salvación de la banda y hubiera vuelto para celebrarlo.

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