El pasado mes de abril murieron cinco jóvenes en el festival de música electrónica Time Warp de Argentina a causa de una sobredosis. Desde la tragedia, la opinión pública del país ha apostado por la demonización del género en base a su asociación con el consumo de alcohol y drogas.
La obsesión de algunos por terminar con la electrónica llegó al ámbito judicial el 28 de abril de este año. Se presentó un amparo en el Juzgado nº2 para prohibir todos los eventos de música electrónica hasta no regularizar todas las condiciones para organizar un show por parte de voces de ámbitos muy distintos, desde presidentes de asociaciones de recuperación de adictos a la federación universitaria.
Su petición legal sirvió para mostrar la inexistencia de una definición concreta sobre qué es la música electrónica:
Para defender el sector se acaba de crear la Asociación civil de Música Electrónica (AME), una organización pretende gestionar los proyectos de ley para las habilitaciones, la seguridad y la reducción de daño además de crear un registro de sellos y productoras independientes.
Aún así, la escena independiente -la más vulnerable- no es la única amenazada de desaparecer. Los últimos afectados de la cruzada argentina contra la música electrónica son Kraftwerk, uno de los grandes pioneros del género. El grupo alemán tenía que actuar el próximo 23 de noviembre en el estadio de Luna Park en Buenos Aires, pero las fuentes oficiales del país afirman que el show de momento está cancelado. Aún así, como informa Artezeca, habrá que esperar hasta último momento para conocer la resolución definitiva, ya que en Argentina hay eventos que consiguen habilitación definitiva hasta una hora antes del show.
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