Max Jury
Discos / Max Jury

Max Jury

7 / 10
Luis Argeo — 05-05-2016
Empresa — Marathon Artists / Popstock!
Género — Rock

Es joven, es guapo y sabe cantar. La última propuesta en formato songwriter independiente nos trae nuevas no tan nuevas desde el medio oeste americano. Max Jury, 23 añitos y un look de buscavidas que de seguro le arregla más de una noche, llega con canciones propias que emanan de los pozos musicales del rock americano, dedicadas a amores rotos, carreteras a ninguna parte y hogares lejanos. Tirando de country, soul y otros sonidos clásicos tamizados por su joven voz aún libre de los desgarros o asperezas que llegan con el uso, Max ha publicado un disco digno e iluminado, de sólido fundamento. Con una pizca de Wilco, dos puñados de Amos Lee, esencia de Gram Parsons, mezclado con hierbas silvestres como Ryan Adams o Elliott Smith y unas gotas de Curtis Mayfield, el inspirado Max compacta 11 temas agraciados para su primer largo, con el que ya gira en solitario por escenarios del país, también de Europa, después de haber estado abriendo giras para Lana Del Rey o Rufus Wainwright con apenas un par de EPs.

Habiéndose criado en la prototípica vida americana de los suburbios (el autobús amarillo del instituto, las cheerleaders, el garaje como local de ensayo), en una ciudad del medio oeste como Des Moines (Iowa), Max Jury ha conseguido volar, primero hasta el Berklee College of Music de Boston, luego, algo desilusionado y con la música a cuestas, a Nueva York, donde grabó parte del disco en los legendarios Electric Lady Studios, no sin problemas, antes de acabar instalado de prestado en la casa de su bajista, en Carolina del Norte. En Home, el tema que cierra su debut, confiesa eso de que algún día volveré, estoy lejos de casa. ¿Pero qué casa tiene alguien que está destinado a rodar y rodar con la guitarra al hombro, Max?

El joven de Iowa no sólo tiene una voz linda, también toca la guitarra con maestría. Y se sienta al piano a tocar y componer. Lo respalda una banda de buenos músicos que conoció en la residencia universitaria, o del entorno de Alicia Keys, aunque en sus directos suele quedarse a solas frente al teclado, donde despliega todo un arsenal de emociones crudas para, así, en el escenario vacío, demostrar ante la audiencia el talento que atesora.

"Ella’s Moonshine" (un R&B tan americano como el deseo de huir de un pueblo mientras suena una guitarra) o Dreams nos arriman a la vertiente vaquera del disco, mientras "Numb" (el single de lanzamiento) o "Princess" (la canción más envuelta en capas orquestales y corales) se elevan hacia la espiritualidad negra de ciertas iglesias gracias al coro angelical que colabora con Max en buena parte del disco, al que contrató tras escucharlo cantar en Carolina del Norte.

La legendaria vida a la deriva del antihéroe americano sostiene ya parte de la carrera musical de Max Jury. Saber manejarla en beneficio propio será el nuevo reto del cantautor de Iowa.

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