"Al final nos vamos a convertir en creadores de contenidos"
Entrevistas / Triángulo De Amor Bizarro

"Al final nos vamos a convertir en creadores de contenidos"

Marcos Gendre — 08-08-2023
Fotografía — Toño Chouza

Que el cuarteto gallego Triángulo de Amor Bizarro es la formación con la trayectoria más brillante del indie en estos últimos veinte años es un hecho más que constatado gracias a cumbres discográficas como “Victoria Mística” (13), “Triángulo de Amor Bizarro” (2020) y, ahora, “SED” (Mushroom Pillow, 23), el más difícil todavía.

“SED” es un trabajo que apela a la ambición inconsciente de los clásicos atemporales. Una colección de canciones fraguadas en un estado latente de inspiración sin límites y la (re) confirmación del estado de gracia permanente en la que viven los gallegos. Sobre esto y lo que significa este álbum en su carrera, hablamos con Rodrigo y Rafael Mallo vía streaming desde su cuartel general, en Boiro.

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Antes de nada, ¿por qué “SED” y cómo de conceptual es este álbum?
(Rodrigo) Creo que es un poco como de emociones humanas muy primitivas. Un disco muy visceral, emocional. Es algo que representa el ansia del poder del dinero, de la fama, del reconocimiento. Quisimos llevarlo un poco por ahí. Al final, no me atrevería a decir que es un LP conceptual. Los otros discos son más de banda, con muchas ideas. En este caso, quisimos hacer un álbum con las ideas más claras y, a partir de ahí, explorarlas. Se trata de sentimientos básicos que no hace falta explicar. Al final, es un disco que viene de donde venimos todos, con todo el rollo de la pandemia. Cuando comenzamos a hacer las canciones, queríamos hacer algo más concreto. Nuestro anterior disco o “Salve discordia” están más relacionados. Y este es como reiniciar, como enfocado en la temporada de paranoia de la que vinimos. Es un disco opresivo. Tampoco lo pensamos mucho, ni lo quisimos conceptualizar, por el hecho de enfrentarnos a ser una banda que lleva quince años haciendo indie rock, o lo que piense la gente qué es eso ahora, en 2023. Ya pasamos varias veces lo que es nuestra época, varias generaciones. Queríamos enfrentarnos un poco a eso, a qué pasa cuando llevas tantos años haciendo rock. ¿Queda algo? ¿No queda nada?

"No queríamos hacer música que estuviera totalmente desubicada de lo que hacemos nosotros"

Me interesa mucho eso que comentas de opresión. Vuestro anterior LP, parecía llevaros hacia una dimensión más espaciosa, electrónica, incluso industrial o dub. Sin embargo, en “SED”, salvo en algunos momentos, parece que desecháis esta vía y optáis por uno de vuestros trabajos más orgánicos y crudos, al mismo tiempo. Pero ¿cómo es el momento en el que comenzáis a comenzar un álbum nuevo?
(Rodrigo) Eso algo que siempre hemos hecho así. Nuestro gran salto fue del primer al segundo disco. Después sí que hay una línea con “Victoria Mística”. Y esa línea es la de los siguientes discos: nuestra visualización ideal de lo que era TAB. Sí que ya hicimos esos tres discos en esa línea, pero ahora las circunstancias son muy determinadas y es algo que queríamos aprovechar. No es un canto al amor de nuestra adolescencia, ni un disco separado de lo que nos rodea. Por ejemplo, en nuestro anterior álbum comenzamos a experimentar mucho en la parte electrónica. Sí que es verdad que, en un principio, el planteamiento de este disco iba ir más por ahí, en la línea de “Fukushima” y todo eso. De hecho, de ahí salió la primera canción, la más pop del disco. Pero, a partir de ahí, nos topamos con una cuestión. De hecho, esa canción mutó mucho, ya que empezó siendo con un ordenador para secuenciar y esta clase de cacharrismos. Pero, a los meses, vimos que lo del ordenador era un rollo. Un puto coñazo.
Sabíamos que, en canciones como la primera, teníamos que traspasar los elementos electrónicos a instrumentos tocados en formato banda. La sonoridad no es la misma. No queríamos hacer música que estuviera totalmente desubicada de lo que hacemos nosotros. No queríamos entrar en el rollo de música de librería.

Hablando de “Estrella solitaria”.
(Rodrigo) Se trata de una canción de las que más me gusta de entre todas las que hemos hecho nunca. Y es un corte radical con el resto del álbum y con lo que la gente piensa de nosotros. Pero sí que nos pone relación a la narrativa oculta del disco, que habla de una especie de estrella de la música, de sus ansias por triunfar, de preguntarse realmente para qué sirve, del reconocimiento. Todo ese tipo de cosas que también nos planteamos nosotros. En este sentido, todo esto nos sirvió para pasar del rollo de la electrónica y para presentar un disco con un tema de un disco que realmente no sigue la línea de esta canción.
Este es el punto de partida de un disco que habla de emociones muy atávicas, de cosas que somos y que podemos ser.

Llama mucho la atención el choque entra la pulsión tecno pop a lo New Order de “Estrella Solitaria” y el sonido casi a lo Black Sabbath del segundo tema del álbum: “Cómprate un yate”. ¿De qué forma surgen dos canciones tan antitéticas en estilo?
Rafael: Sí que en otras ocasiones fue como buscar más huecos a cubrir en el disco, pero aquí no se dio así.
(Rodrigo) Aquí el hilo conductor está en las propias letras y en el timbre de las voces. Buscamos una variedad más pronunciada, pero el propio cambio ya se nota desde nuestro propio estudio, Lo grabamos aquí. Hicimos algo que no hacíamos desde “Año Santo”, que es no maquetar. Normalmente, entras en un estudio con unas maquetas que tienes que reproducir. Para esta ocasión, decidimos acabar con este proceso, y hacer un montón de canciones. Para “SED”, juntamos treinta temas, no todos acabados. Queríamos que hubiera muchas ideas musicales, pero que la idea global de la narración fuera más monolítica. Y de ahí, extrajimos el disco. Es un proceso diferente porque en los otros discos vas pensando en las canciones conforme a las que ya tienes. Normalmente, estamos parados seis y ocho meses para componer y luego vamos de gira. Pero con la pandemia se juntó todo. Y eso nos permitió mantener fresco el material que estábamos componiendo. Muchas veces pasa que cuando vas a un estudio y tienes unos días para grabar, no te andas con ostias. Y en este, al tener mucho más tiempo para poder grabar, pudimos hacerlo con las canciones mucho más crudas. Pudimos ver hasta dónde te puede llevar cada canción. Te cargas el proceso de repetir y recordar. Y entonces empiezan a salir cosas. Por ejemplo, hay un par de canciones del disco que se completaron a la vez que se grababan. Eso para mí es un lujo porque creo que es la forma ideal de hacer los discos. La distribución del trabajo está en otra parte.
Rafael: Yo creo que centramos la creatividad en la grabación, lo que nos permitió buscar cosas nuevas. No tanto en la fase previa. Aquí podías llegar, probar tus cosas, tener tu tiempo para desarrollarlo un poco más. Se trata de algo que igual no puedes hacer en un estudio en el que estás mirando la hora continuamente.

"Estoy muy desconectado de la actualidad musical porque cambia antes de que pueda ser interesante"

Totalmente, y más en una época en que las producciones están más encaminadas a cómo suenan las canciones en las plataformas digitales, en el móvil.
(Rodrigo) Si es que al final nos vamos a convertir en creadores de contenidos (risas). Lanzar continuamente contenido a un agujero negro. Da igual, con que se consuma. La música tiene que ser personal.

Después de haber publicado otro trabajo tan ambicioso como este, ¿El artista es consciente del valor de lo que ha hecho? ¿nunca sentís la presión del “más difícil todavía” y el miedo rebajar la tensión ante la sombra de lo precedente y el aluvión de críticas positivas?
(Rodrigo) Nosotros estamos aquí, en Boiro. El disco ya está desde febrero, pero con todo esto de las esperas por el vinilo, etc… No es que haya escuchado el disco mucha gente. No tenemos ni idea de la percepción que está teniendo la gente del disco. Al final, se trata de un trabajo enorme. Somos una banda que tiende a hacer todo de forma más artesana, a controlar todo más desde dentro. Además, Carlos Cuevas grabó el disco en nuestra propia casa. Para nosotros es como un sueño cumplido. Todo el proceso lo hacemos aquí. Montamos el estudio con la ayuda de Carlos, con su especificaciones.
Para nosotros hacer un disco es como si no hubiésemos hecho otros antes. Obviamente, aplicas todo lo que vas aprendiendo. Le tengo cariño a todos nuestros discos. A ver, me escucho mi voz de hace veinte años, y…. (risas). Pero en todos los discos siempre fue a lo loco, nunca fue de poner el autobús debajo de la portería. Todas las decisiones fueron acordes a lo que creemos que pide la canción y llegar a lo máximo. Y con este, igual.

¿Cómo lleváis el hecho de ser considerados abanderados del pop underground en la era de la generación Z, el bedroom pop o el trap, donde el indie de los noventa y los 2000s es casi visto como algo desfasado?
(Rodrigo) Es como luchar contra la homogeneidad. Aunque el espacio sea más pequeño o más grande, hay que hacer como Iron Maiden. Si tienes tu movida, eso te da más peso que cualquier otra cosa. Al final va a llegar a un punto en el que vas a perder tu esencia. Yo estoy muy desconectado de la actualidad musical porque cambia antes de que pueda ser interesante. Es como demos de géneros, pero cuando empieza a hervir y generar cosas más caóticas, ya están a otra cosa. Es como si estuviéramos siempre en el reinicio.

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