"Siempre he sentido una necesidad de aprender"
Entrevistas / Showarma I Els Falafels

"Siempre he sentido una necesidad de aprender"

Miguel Amorós — 17-02-2016
Fotografía — Carlos Barruz

A finales del siglo XX y principios de XXI, en Barcelona y sus alrededores emergió una vorágine de bandas que sin pretenderlo crearon una escena que se dio en llamar “mestiza”. A pesar de que todos los grupos rechazaron la etiqueta, ese auge creativo tuvo gran repercusión en la ciudad y posteriormente también en toda Europa.

Si tuviéramos que elegir solo uno que pudiera representarlos a todos y que además mantuviera su propio sello de originalidad, sin duda sería Dusminguet. La banda nació en La Garriga, población cercana a Barcelona. Si bien por el grupo pasaron músicos de distintas procedencias, el núcleo principal lo formaron tres catalanes Joan Garriga, Dani Portabella y Marti Vilardebó. En los aproximados diez años que estuvieron en escena, editaron tres discos con los que supieron evolucionar, siempre haciendo algo nuevo para sorprender y sobre todo para sorprenderse a si mismos. Lo suyo era “pachanga jonda contra el dolor de la vida” según su propia definición. Con ella viajaron a multiples paises de Europa e incluso dieron el salto al otro lado del Atlantico.

Tras su disolución Joan se embarcó en la ya emblematica La Troba Kung-Fú. Dani ha colaborado con varias bandas y hace un par de años editó un interesante disco a nombre de “Banjim Banjam”. Y aquí tenemos el esperado y nuevo trabajo de Martí, “Elements”.

El que fuera batería de Dusminguet se ha pasado a la voz y guitarra y es el principal compositor de los temas. Junto a él Jacob Serradesanferm (Pareras Parellada) al bajo y voces, Albert Rafart (Gertrudis) a la batería y voces, Cesc Pascual (Wagner Pa & Brazuca Matraca) a la guitarra melódica y voces, y Jofre Dodero (Big Band de Granollers) al teclado y voces.

Todos juntos forman Showarma i el Falafels y tras un un proceso lento y cuidadoso en el cual han grabado tres Ep’s (“Mar”, “Terra” y “Cel”), llega este primer y espléndido trabajo. Rodeado de un buen equipo, tanto de músicos como de profesionales de la industria musical alternativa, nos regalan doce composiciones en las cuales destacan sobremanera unas letras personales, sinceras y originales que marcan la singularidad de este proyecto.
Quién mejor que Martí para que nos cuente de primera mano todo el proceso vivido.

Que has hecho desde que Dusminguet se toma “vacaciones”?
Después de vivir toda esa gran experiencia que fue Dusminguet, me di cuenta de que lo único que podía poner en mi curriculum era: “batería”. Personalmente sentí una falta de identidad. Hice el curso de acceso a la universidad de mayor de veinticinco años. Lo aprobé y me metí en la carrera de musicología, que era de cinco años, y la terminé. Mientras tanto hice de profesor de batería, algo que me permitió pagar la carrera, toqué con Carles Belda, con Peret, con El Tío Carlos y grabé con Oriol Tramvia. Cuando por fin entendí que Dusminguet fue una ilusión que acabó y vi que tenía cosas que decir, me junté con este grupo de musicazos.

Pero entremedio también formaste Martingala
En Martingala yo tocaba la batería y Sergi Cochs era quien cantaba. Fue el puente hacia Showarma. Por ese tiempo Tomás Arroyos (Radio Bemba, Color Humano, FuFü-Ai) me da un consejo que me cambia. Me dice que para que algo funcione, debes ser capaz de defender tus canciones con una guitarra tú solo.

¿Pero Showarma es un proyecto tuyo o de banda?
Sí que es un proyecto mío, pero sin la colaboración de todo el grupo esto no funcionaría. Tengo que agradecer primero de todo la confianza que han puesto en mí, pero también el trabajo, energía, paciencia, tiempo, ideas y dinero. El embrión de las canciones lo he puesto yo, pero cada uno tiene su papel importante e imprescindible.

¿Cuál ha sido el planteamiento al grabar esos tres EP’s?
Nos han servido como un trabajo interno del grupo y a la vez ha tenido la utilidad de carta de presentación. Lo básico para el grupo era saber por donde nos podíamos mover, con nuestras virtudes y defectos. Gracias a este proceso, cuando nos hemos metido en el estudio sabíamos que temas escoger para el disco. Si en 2010, cuando hicimos el primer EP, hubiéramos grabado, seguro que nos habríamos perdido muchas cosas. El grupo aún no estaba en la onda. Ahora el disco ha funcionado con una libertad total, la banda sabía cual era el discurso de cada canción porque han ido creciendo entre todos y de una forma natural.

"Después de vivir toda esa gran experiencia que fue Dusminguet, me di cuenta de que lo único que podía poner en mi curriculum era: 'batería'".

Para mi uno de los puntos distintivos de Showarma son las letras.
Todos tenemos la misma idea sobre eso y lo que hacemos entre todos es vestir esos textos. Es lo que le da carácter a la canción y lo que la música intenta resaltar.

¿Partes de alguna inspiración literaria o musical para componer esos textos?
vr, aunque no siempre coincide en el que momento que vives. Para mi ha sido un aprendizaje global, desde leer libros a escuchar otras canciones de otros cantantes. Pero sobre todo me fascina la forma de expresarte en el mundo de la comunicación. El cómo decir las cosas de la forma más cercana, más certera, a como lo sientes. Este “problema” ya lo experimenté con la primera novia que tuve al escribirle la primera carta de amor.

¿Se puede conocer a Showarma a través de las letras de sus canciones?
La realidad es que son bastante autobiográficas y reflejan sentimientos vividos, tanto amores como decepciones en la vida. Pero todo cambia y a veces las letras son como fotografías de un momento. Retratan el instante en que se hicieron y las cosas cambian.

La mayoría de canciones están cantadas en catalán, pero también en castellano, francés o inglés. ¿Qué te hace cantar en un idioma u otro?
En general cada canción me sitúa en el lugar adecuado para acercarme a la situación y eso marca a veces el idioma. También el ritmo te puede llevar a una vivencia. Por ejemplo si hay ritmos latinos es fácil que la cadencia te lleve al castellano. Pero si voy a escribir sobre el colonialismo, como pasa en el tema “África”, debe ser una mezcla de los idiomas que la dominaron.

¿El haber sido principalmente batería se nota a la hora de componer las canciones?
Puede ser. Quizás a la hora de cantar, esa forma de entender los ritmos te permite utilizar la capacidad silábica en los contratiempos ya que, rítmicamente, se ubica de otra forma en el tiempo

¿Y esa autodefinición de estilo musical como “Tumba xap xap cumba”?
Esa definición la hacemos para reírnos de nosotros mismos. Lo de “tumba” es porque no hacemos rumba, sino que “tumbamos”. No hacemos reggae, hacemos “xap xap”. Y todo lo englobamos en el tipo de canción “cumbayá”, “come by here” o sea de ida y vuelta. A mi me gusta también el concepto francés de “varietes”. En realidad es pop, pero no es mismo ritmo pop de batería todo el rato, sino que melódicamente es mucho más rico.

¿Qué canciones del disco son las más representativas para tí?
“El Poble” porque he vivido siempre en La Garriga y además en la canción está ahí con el Dani Calabrita aportando ese gipsy jazz con su guitarra.
“Voltes” porque cuenta lo que me he encontrado en la vida, como dice el refrán “roda el món i torna a Camprodon”, o sea aunque viajes muy lejos siempre vuelves al lugar de origen. Con Dusminguet volamos hasta las nubes y después “aterriza como puedas” y encuéntrale la lectura positiva a todo esto.
“Somos” que surge de esas reuniones con los amigos cuando eres joven y observando el cielo te planteas lo importante y lo pequeño que somos.

Y habeis editado el disco con Kasba, una de las pocas discograficas que se mantiene en la lucha
Sí lo hemos editado con Kasba y estamos muy contentos. Creo que junto con ellos y el equipo de managenet, hemos consolidado un equipo de ideales quijotescos y con una sensibilidad, que por encima de todo, ama la música. Por lo tanto es difícil que falle.

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