"Hay gente a mi alrededor que me ha dicho, pero ¿qué haces?"
Entrevistas / Núria Graham

"Hay gente a mi alrededor que me ha dicho, pero ¿qué haces?"

Don Disturbios — 23-01-2023
Fotografía — Archivo

“Cyclamen” es mucho más que el cuarto largo de Núria Graham. Es el disco en el que la catalana se ha volcado en su totalidad, implicándose como nunca en todo el proceso de elaboración hasta adentrarse en la mismas entrañas de la canción como vehículo para contar una historia. Un nuevo comienzo hacia no se sabe bien qué. Todavía.

El disco empieza y finaliza con una misma canción “Procida”, que es el nombre de una pequeña isla que hay frente a Nápoles, y me ha dado la sensación de que con este tema buscabas transmitir un estado de ánimo que se mantiene a lo largo del disco y por eso la idea de empezar y finalizar con él. No sé si estoy en lo cierto, pero si lo estoy ¿cuál ha sido esa emoción que querías transmitir?
Me encanta que me digas esto porque la canción dice: “Back in Procida, as a state of mind” y ese estado mental es el viaje que todo el rato realiza el disco, y que son esas fábulas con todos esos personajes, que hay ese desastre y, aunque podrían sonar como un disco deprimente, en realidad es un disco que mira hacia la luz y Procida es esa luz. Volver a ese lugar de luz. Verás, me he pasado muchos días hablando sola en el comedor, haciendo cientos de listas de canciones, pero no fue hasta el momento en el que tuve la idea de colocar “Procida” para empezar y finalizar el disco que no empezaron a encajar el resto. Fue algo revelador, porque el disco en el fondo es un viaje circular

"Fue muy revelador el día en el que me dejé de agobiar y pensé voy a hacer el disco que me salga del pepino"

Es inevitable preguntarte si has estado en Procida y si hubo alguna vivencia personal que te diera pie al álbum.
Todo el disco ha quedado ambientado allí y para mi también ha sido una sorpresa y máxime cuando ahora todo el mundo me pregunta por ello. A ver, yo estuve allí hace muchos años y fue un episodio algo rocambolesco porque fue un desastre emocional. Se rompió una relación en Nápoles y de ahí surgió la canción “Disaster in Napoli” que la escribí hace como seis o siete años, pero ahí se quedó. Y hace menos, como cuatro o cinco años, con Ingrid que es mi amiga y directora de arte de todo el disco que lo hemos hecho juntas, volvimos a Nápoles, Pompeya, el Vesubio.. y con todo este paisaje, tuvimos una sensación sobre la que hemos estado hablando durante años. Como si hubiera cierta obsesión por estos lugares. De hecho, en mi mesita de dormir he tenido durante años una foto que ahora es la portada del disco. Desde Procida se ve el Vesubio y la impresión que tienes cuando estas allí es como muy inquietante. No lo calificaría de incómoda, pero si que hay cierta energía inquietante en un sitio en el que la naturaleza tiene una presencia tan enorme y al mismo tiempo la vida humana es tan absolutamente caótica y tan viva. Es un sitio que, además, tiene una conexión con la muerte que se respira en la calle y todo ello presidido por un volcán que está quieto y estable, pero a la vez te recuerda que esta ahí y es una fuerza que no puedes controlar. Y es casi incómodo pensar que hay cosas que no puedes controlar porque la naturaleza es la que manda. Y el disco habla de eso. Surge de la pura observación de la naturaleza.

El disco se editará con los sellos estadounidenses Verve Forecast, New Deal junto a Universal Music y Primavera Labels y es evidente que le da esa dimensión internacional de la que hablábamos al principio. ¿Cómo se ha producido este encuentro?
No te voy a mentir y el hecho de que Verve se interesara por este proyecto ha marcado la música de este trabajo. Y junto a Verve también me refiero a Blake Mills de New Deal, que es uno de mis productores y persona favorita del mundo entero.

Luego te preguntaré por Blake Mills...
Pues en el caso de Verve, me acuerdo que hace dos años, cuando salió mi disco anterior “Marjorie”, un día por casualidad le puse a Heba Kadry, la masterizadora de mi disco, mi trabajo anterior y había un AR de la discográfica que lo oyó y ahí empezó el interés. Aunque en el momento en el que me di cuenta de que había cierto interés, pues lo pasé muy mal. He estado dos años fatal porque me ponía una presión como muy estúpida. Me dio por pensar que tenía que ir a lo grande; que tenía que hacer algo flipante; que tenía que llamar a un productor también flipante y, sin embargo, fue muy revelador el día en el que me dejé de agobiar y pensé voy a hacer el disco que me salga del pepino y si les gusta bien y toda esta gestión de la presión ha sido un aprendizaje.

Es curioso que, al final te hayas liberado de esa presión, entregando tu disco más íntimo y personal con la posibilidad de llegar a más gente. No deja de ser una paradoja...
Sí, sí, sin duda es el más arriesgado. Hay gente a mi alrededor que me ha dicho, pero ¿qué haces?. A otros les ha gustado, pero también los hay que me han dicho que echaban de menos a la Núria más guitarrera de 2016, pero eso no me preocupa porque yo ya no soy la Núria de 2016.

Sin embargo, el primer single que has presentado “Yes It's Me The Goldfish” es la canción que más conecta con esa Núria de 2016 y creo que puede ser una tarjeta de presentación del disco peligrosa porque te da una idea de lo que luego no te encuentras en él.
Eso también lo decía yo. Ahora que la gente no se vaya a pensar que todo el disco es así. Pero bueno, en el fondo esta canción sí es una carta de presentación porque, si te fijas, al final ninguna canción es representativa del disco. Cualquiera que escogiera no iba a representar bien lo que luego es el disco. Pero en el caso de 'Goldfish', te he de decir que sí marcó un momento muy importante, porque es una canción que tengo escrita desde hace cinco o seis años y un día estaba en casa con Malcus Codolà (b1n0), mi pareja que es batería, y estaba tocando un ritmo que me gustó y al que le incorporé unos acordes y fue uno de esos momentos muy mágico y muy representativo de dónde viene y sale este disco. De estar en casa, de estar bien, y poder escribir desde una situación muy bonita. También se puede escribir desde ahí. Por eso es representativa, porque marcó un camino a seguir, aunque luego obviamente te escuchas el disco y no hay mucha batería (risas)

"Sé bien lo que quiero para mí, pero a veces me cuesta tener la visión de lo que quieren los demás"

He visto en los créditos que Blake Mills (músico y productor que ha grabado con Perfume Genius, Laura Marling, Dawes, Fiona Apple...) participa en la co-escritura de la letra de un tema titulado “Posisonous Sunflower” y me gustaría saber cómo surgió esta colaboración.
Surgió durante el proceso en el que yo estaba grabando sola el álbum en casa y él vía Instagram me daba algún que otro consejo, hablábamos de música, nos intercambiábamos cosas... y yo tenía esta letra que él rehizo captando perfectamente lo que quería decir, y fue un proceso muy interesante porque normalmente no escribo con nadie. Igual porque soy muy tímida y no comparto mucho. Sin embargo, en esta ocasión fue muy bonito, especialmente porque es algo que, si quieres que pase, no pasa. Y más teniendo en cuenta que su música, y en especial su último disco que se llama “Notes With Attachments” (21) junto a Pino Palladino, uno de mis músicos favoritos de todo el mundo, me inspiró muchísimo para hacer este álbum... Hay un tema “Just Wrong”, que es el primero del disco, que trata las texturas y los colores de una forma tan especial que me llevó a un lugar mental, a un imaginario, que me abrió muchísimas puertas y me empujó a querer investigar también con texturas, con los vientos y he de decir que gracias a ello me he atrevido a hacer un disco así.

Y a Blake Mills ¿lo conociste a través de Verve Records?
No, realmente fue casualidad. Nos empezamos a seguir por instagram creo que a raíz de que yo comentara algo, pero ya casi no me acuerdo cuando... Creo que fue cuando él grababa discos así como más folkies, hace como diez años, pero le perdí la pista y a partir de que grabara en el disco de Bob Dylan (“Rough and Rowdy Ways”, 20) (NdR) lo volví a seguir. Es un músico que me inspira muchísimo por el tipo de carrera que tiene, porque es un tio cien por cien entregado a la música, sin ser una estrella en ningún sentido, y desde luego a mi me gustaría dedicarme a la música de una manera tan genuina como esta.

¿Incluso llegar a producir discos de otros músicos?
Me encantaría, pero no sé si tengo la personalidad. Sé bien lo que quiero para mí, pero a veces me cuesta tener la visión de lo que quieren los demás.

Eso es un don ¿no?
Sí. Gente como Blake Mills, u otros con los que he trabajado como Joan Pons (El Petit de Cal Eril) o Jordi Casadesús (La Iaia) o incluso Jordi Matas, que ahora toca conmigo y que también es productor aunque no hayamos trabajado juntos, pues todos ellos son gente que tiene como visión de cosas. Yo, sin embargo, tengo mi visión, pero a veces me cuesta meterme en la visión de otros. Pero si es un camino que quiero ir investigando a la hora incluso de hacer música y colaborar.

Y con Blake Mills ¿habéis hablado de la posibilidad de hacer algo juntos en un futuro?
La verdad es que de momento no tengo nada planificado y eso que hace poco hemos estado tocando por allí. (Los Angeles) (NdR)

No le has tirado la caña... (risas)
Bueno, la verdad es que él tiene más ideas que yo. Es una cosa que está el aire, pero bueno. Lo bonito también de esos días que estuvimos allí es que te das cuenta de que puedes suceder cosas y percibes la comunidad de músicos que trabajan allí.

Has estado hace nada ¿no?
En septiembre y ahora regresaremos en marzo. Y lo cierto es que una sensación muy bonita el estar allí porque te das cuenta que, ahora mismo en Los Angeles, hay una escena muy potente con músicos como Madison Cunningham... y, bueno, hay muchísima gente haciendo cosas muy interesantes y eso es lo mejor de ir allí y poder empaparte...

"Al final para mi el disco es un viaje y me gustaría que este fuera esperanzador"

Hay otra figura importante en el disco que es Helena Cánovas como arreglista. ¿Cómo llegas a trabajar con ella y qué importancia tiene en el disco?
Con Helena fue una iluminación parecida a todo el proceso del disco. Nos conocíamos porque ella es de Vic e íbamos juntas a algunas clases de música, aunque ella es un poco mayor que yo y se ha dedicado al mundo de la clásica y la música contemporánea. Y cuando estaba haciendo el disco, y estaba de lleno con los arreglos, vi que con toda mi inexperiencia lo mejor era llamar a Helena. Fue la única persona que se me pasó por la cabeza y lo cierto es que fue un cruce de energías muy fresco, porque para ella tampoco era un estilo de música con el que haya hecho muchas cosas. Y no es que los arreglos estén muy delante en el disco, sino que están en su sitio perfecto. Y, nada, que al cabo de un mes ya estábamos en el estudio grabando, las cuerdas, el arpa, el fagot y también hay vientos como flauta travesera y saxo.... Y lo cierto es que fue muy guay porque después de estar tantos meses en casa sola, estar con Helena a los controles de los estudios Musiclan con todo de músicos grabando pues hubo un punto de sentirse empoderadas en plan: ¡Qué guay todo! Dos mujeres jóvenes haciendo lo que saben hacer. Y lo mejor de este disco es que he estado en todo el proceso, porque después también estuve dos meses con Jordi Mora en el proceso de mezclas, cosa que tampoco nunca había hecho.

Te has implicado a tope en todo, incluso en el arte del disco.
Exacto, he estado en todo y por eso siento tanto que es como mi bebé, Y con el arte con Ingrid (Ferrer) lo mismo. Yo tenía la idea fija de que teníamos que usar la foto que tenía en mi mesita de noche y pintarla y hacer algo con ella, intervenirla. Pero la verdad es que tardé meses en darme cuenta que esta era la idea correcta. Pensaba que tenía que hacer algo más profesional y no me daba cuenta que lo que estábamos haciendo tenía todo el sentido del mundo. Y a partir de ahí, Ingrid ya ha desarrollado todas las portadas y fotografías y lo más bonito es que también es mi amiga. Y con el videoclip igual. Con Marc Cuscó que también es mi amigo y director del clip de “Goldfish” hicimos esto de grabar en blanco y negro en 16 milímetros y luego pues quedábamos para después pintar encima con el cepillo de dientes... Ha sido todo un experimento, pero al menos al estar en todo el proceso, te quedas muy tranquila porque piensas soy yo así que no te puedes quejar.

En este disco hay bastantes temas, cinco o seis, en el que rondas los dos minutos. Parece que te ha interesado más captar la emoción, realizar una especie de esbozo y te quería preguntar el porqué. ¿En qué momento decides que una canción ya tiene suficiente con tan solo esos dos minutos y no hace falta ir más allá?
Es una buena pregunta y me gusta que me la hagas porque recuerdo que cuando al principio le enseñaba en casa a Jordi Mora las canciones, él también me dijo que le parecían esbozos. Y de hecho, el otro día leí una crítica en la que decía lo mismo y yo me lo tomé bien porque realmente es así y me ha salido así. La canción es esto, yo voy a decir esto y no me voy a alargar porque sí. El disco tiene incluso esa cosa casi maquetera, hecha en casa pero con arreglos, y no he entendido el disco como una recopilación de canciones bonitas. Para mi un disco no es eso. Sino que el disco tiene una narrativa, tiene un ritmo y por eso hay canciones más cortas y otras como “Disaster In Napoli” como que desentonan, pero es que es un episodio del disco y forma parte de él

El que hayas incluido estos temas tan cortos le da al disco también un toque my cinemático, como de banda sonora ¿no?
Sí, de hecho durante estos últimos años he estado escuchando así en plan random muchas bandas sonoras de los años sesenta y también cosas de compositores italianos como Piero Puccioni. Y de hecho con Ingrid es como que hemos pensado el disco con las imágenes en la cabeza. Teníamos como la película hecha y yo escucho el disco y escucho los colores, el paisaje, pero sobre todo la iluminación. Siempre pienso mucho en el ambiente, en el color. Y este disco me lleva a una paleta muy concreta y por eso he querido participar en el arte del disco y dejar plamado en el arte del disco el color que yo tenía en la cabeza.

Pues ya para finalizar y un poco a modo de resumen me gustaría que nos dijeras ¿qué sensación te gustaría que le quedara al oyente después de escuchar tu disco?
Al final para mi el disco es un viaje y me gustaría que este fuera esperanzador. Después de todo lo que cuento en el disco, donde hablo de cosas como la muerte y en el que intento como superar el duelo y luego hablo de catástrofes... pero por encima de todo ello, lo que perdura es la esperanza. Y la propia palabra Cyclamen, que da título al disco y que es una planta, en este caso para mi también significa amor incondicional. Ese amor que va dirigido a la naturaleza o hacia nosotros mismos y a la comunidad. Llevo dos años en los que mi familia, mis amigos, mi pareja han sido pilares fundamentales para mi, que han inspirado todo este universo y por eso para mí este disco tiene toda esa esperanza que necesitamos para entender la vida.

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