Con su tercer disco, “Parasites & Butterflies” (25), hablamos ya de ellas en calidad de referente, no solo por lo que han demostrado sobre el escenario, sino también fuera del mismo. Amy Love y Georgia South dejan atrás el qué dirán y reclaman ahora su identidad con un trabajo que las consagra oficialmente como figuras esenciales del nuevo rock.
Nada parece dejado al azar en la narrativa de su actual largo, tal y como comienza contándonos Georgia. El disco, originalmente compuesto en su Reino Unido natal, no cobró sentido hasta que, emplazadas en Vermont, atestiguaron un eclipse solar que lo cambió todo: “Fue una señal”, recuerda. “El disco trata sobre las luces y las sombras en nuestra actual vida como artistas, y puede sonar algo loco, pero ver cómo el sol cubría la luna durante unos instantes para dar paso de nuevo a la luz, desató nuestra intuición y nos convenció de que era el momento y el lugar para ponerse a grabar.”
En Vermont también encontraron la luz de la mano de Rich Costey, quien co-produce el álbum y conquistó a la dupla con su vasto historial (Korn, Linkin Park, Muse, Interpol, My Chemical Romance, etc): “Siempre es difícil trabajar con alguien nuevo", apunta Amy, "pero Rich nos lo puso fácil desde el principio. Cuando te decantas por uno de estos productores de renombre que ha trabajado literalmente con todo el mundo, sientes algo de recelo y piensas que quizás va a ser un egocéntrico de cuidado. Pero nada más lejos. Nos lo pasamos genial y aprendimos muchísimo.”
“Cuando comenzamos en esto creíamos que todo llegaría de golpe"
“Además, el estudio estaba situado en mitad de un bosque precioso, lo cual ayudó mucho a que nos sintiéramos libres y experimentásemos”, continúa. “Un entorno muy diferente al sótano en el que grabamos nuestros anteriores discos.” Dicho contexto, natural y regresivo, les sirvió para firmar un disco completamente analógico, prescindiendo de sintetizadores y arreglos electrónicos: “Siempre trabajamos así, tanto en el estudio como en el directo, y lo disfrutamos mucho. Es fácil usar plugins y experimentar con el Logic, pero encontrar pedales y obtener sonidos únicos, con fallos humanos, tiene un encanto especial.”
Amy y Georgia, a todas luces, están orgullosas y satisfechas con “Parasites & Butterflies”, aun siendo conscientes de que “no ha sido el disco más fácil de su carrera”. La dupla venía de arrasar con su anterior trabajo, “Supernova” (22), y de una extensísima gira que puso en jaque su salud mental, así que se convencieron de tomarse con calma y gozo la elaboración del nuevo proyecto y dejaron atrás cualquier atisbo de autocomparación: “Nos ha costado, pero hemos aprendido a seguir evolucionando sin mirar atrás”, dice Amy. “Siendo sinceras, es ahí donde justamente encontramos la mezcla perfecta entre belleza y caos que queríamos para el álbum. Incluso de nuestros peores momentos de duda y ansiedad terminaron saliendo grandes canciones, las cuales ahora vemos cómo son recibidas en directo con entusiasmo y nos emocionamos mucho. Ha sido todo un viaje lo de este disco, pero ha valido la pena.”
Sobrellevar el éxito masivo de “Supernova” y reinventarse en un nuevo disco es algo que no podrían haber hecho sin el respeto y el cariño mutuo que se profesan. De ahí que hayan concebido canciones abiertamente feministas con las que declaman unidad y sororidad: “Desde siempre, la industria musical ha enfrentado a las mujeres entre sí", apunta Georgia. "Tanto en la alfombra roja de unos premios, categorizando quién va mejor o peor vestida, como a la hora de ocupar espacio en los carteles. Con canciones como “Soprano” intentamos que esos tópicos se superen y que las mujeres se sientan más unidas.”
“Hemos progresado en algunos aspectos”, continúa Amy. “Cuando empezamos a tocar, era increíblemente difícil ver mujeres entre bastidores o en el público, y ahora, sin embargo, nos movemos en un entorno mucho más diverso y agradable. Pero siguen habiendo asignaturas pendientes, como el cupo. Parece que si ya hay una artista negra en el cartel de un festival, no puede haber otra tocando porque ya se ha cubierto la cuota. Poco a poco está cambiando todo y, con suerte, en los próximos 4 ó 5 años veremos más progreso. Pero para eso necesitamos seguir alzando la voz.”
Ellas, desde luego, no han dejado de hacerlo en estos 10 años. Con su influencia, incluso, han logrado que los MOBO Awards crearan una categoría específica para reconocer la música alternativa negra: “Cuando comenzamos en esto creíamos que todo llegaría de golpe. Ahora nos damos cuenta de que el verdadero objetivo es disfrutar del viaje. Ninguna de nosotras sabe qué pasará mañana, pero a día de hoy nos sentimos tremendamente orgullosas de todo lo que hemos conseguido. Nos hemos encontrado a nosotras misma en esta última década."

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