Mucho más que rumba
Entrevistas / Txarly Brown

Mucho más que rumba

Miguel Amorós — 18-02-2011
Fotografía — Eva Marquès

Bajo el nombre de Achilifunk se han editado tres excelsos recopilatorios, el último recientemente, a través de los cuales se desarrolla un exhaustivo y particular recorrido por el pasado, presente y futuro de la rumba y sus perversiones.

En estos tres volúmenes encontramos desde temas emblemáticos de disco-music gitana o rumbas catalanas funkeras de la década de los setenta, Vol1: “Gipsy Soul 1969-1979”, pasando por remezclas de calidad trabajadas tanto por artistas nacionales como internacionales, Vol.2: “Gipsy Soul from 21st Century”, o esta última obra donde músicos de primera categoría rumbera se atreven a crear nuevos y modernos temas o versionar en clave rumba-funk y muy bailable algunos clásicos del pop y de la música en general, Vol 3: “Gitano Real”. Quien mejor para explicar ese trabajo de arqueología musical que su creador Txarly Brown, activista musical de lengua voraz con currículo bíblico y que ha dedicado estos últimos años a reivindicar los “poderes curativos” de la rumba. Txarly afirma que a él le cambió la vida. “De pequeño en casa se oía jazz, easy, psicodelia y rock. De adolescente descubrí que la movida madrileña imitaba a los ingleses y empecé a consumir new wave. Eso me llevo al sonido 2 Tone, al ska. De ahí al punk y a las raíces jamaicanas: reggae, rocksteady, dub, mento o dancehall. Eso me preparó para el primer hip hop. De ahí a los samplers de jazz funk y rare grooves o lo que es lo mismo acid jazz. Talkin'Loud me llevó a Mo'Wax y eso al breakbeat, al house, a la electrónica moderna y al easy listening pop actual. De repente todo esto me pareció aborrecible ya que la música de las dos últimas décadas se convirtió en una batidora por culpa de Internet. Eso y la costumbre de los medios en insistir en la superioridad anglosajona me hace parar y tener una regresión, volver al pasado, descubrir la rumba. Ese ritmo es algo que nos hace distintos al resto del mundo”. Gracias a esa regresión Txarly nos ha mostrado en estos tres discos un submundo que parecía oculto y ha conseguido que la rumba dé un salto al siglo XXI. ¿Contento con la obra? “Sí y mucho. Del último del que más, por lo real que es todo, por lo que he sufrido y por lo que disfruto ahora oyéndolo. El segundo volumen sigue siendo el que más pincho. Y del primer volumen es del que tengo mejor recuerdo, todo era nuevo”. Inevitablemente hay que preguntar a Txarly por el estado actual de la rumba. “Creo que estoy demasiado implicado para ser objetivo. Mi percepción es que se está saturando. Ahora hay un ‘big boom’ del cual saldrán muchas cosas y me conformo con que cada año se sume un nombre a las primeras divisiones de venta y popularidad. Mi objetivo es dar a conocer un fenómeno local a nivel internacional. Esta música siempre será de aquí”. Cierto, pero hay que reconocer que la rumba aún parece desprestigiada. Txarly lo tiene muy claro. “Porque es de apariencia sencilla, de sonoridad fácil y algunas de sus letras son demasiado banales para oídos acostumbrados a Leonard Cohen, Bob Dylan o Kris Kristofferson. En realidad es más sencillo: porque jamás ha recibido el apoyo de las instituciones culturales”. Y tampoco se muerde la lengua cuando habla de los críticos musicales del país y su animadversión sobre el ritmo en cuestión. “Parte del problema de los críticos para entender ciertos estilos es que no bailan. Criticar es una tarea desagradecida. Creo que se puede hablar de música sin herir, sin faltar y dando información que incite a escuchar. Considero más lícito no escribir de lo que te disgusta, que insultar por unas monedas. No hay necesidad, el mundo ya es bastante cruel, no hace falta ayudar". Pues eso, ¡a bailar!”.

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