“Nadie quiere ni a Trump ni a Biden”
Entrevistas / Kim Gordon

“Nadie quiere ni a Trump ni a Biden”

Carlos Pérez de Ziriza — 16-03-2024
Fotografía — Danielle Neu

Kim Gordon sigue inmersa en una travesía singular, verso sueltísimo del rock contemporáneo, cada vez más lejos incluso de la sombra de Sonic Youth. El segundo álbum a su nombre, tras la aventura de Body/Head, se llama "The Collective" (Matador/Popstock!), y ha vuelto a contar con la coproducción de Justin Raisen (Lil Yachty, John Cale, Yeah Yeah Yeahs, Charli XCX, Yves Tumor).

La guitarrista, bajista y cantante neoyorquina me atiende desde su casa en Los Ángeles, y sus respuestas brotan como adormiladas, de forma afable y risueña pero algo perezosa, como si llevara ya varias entrevistas acumuladas en la misma jornada (que posiblemente las lleve). Tampoco parece concederse demasiada importancia a sí misma. La conversación se anima cuando alejamos el foco de su disco y abordamos cuestiones más generales, como los flecos de la actual situación social y política.

¿Tiene alguna conexión el título de este disco con la obra que expusiste hace un par de años en la galería 303 de Nueva York, que tenía el mismo título? ¿Comparten la misma idea?
En realidad, no hay una idea general (risas). Digamos que surge de mis sensaciones al ver cómo está el mundo en este momento. Leí un libro de Jennifer Egan, La casa de caramelo (2022), que trata sobre un hombre, un informático, que roba un informe sobre cómo se comportan los algoritmos, y que desentraña las claves por las cuales estos logran que la gente haga determinadas cosas, y logra transformar eso en una especie de aplicación que permite que te puedas sumergir en las experiencias de otras personas, en cualquier época de su vida, e incluso introducirte en su cuerpo, pero para eso tienes que subir tus propios recuerdos a la aplicación. Con lo que te vuelves vulnerable, pero también parte del colectivo. Creo que me esa idea me sirvió. Como intérprete de música, también se produce una relación de simbiosis entre artista y audiencia, con lo que es normal conectar ambas ideas.

"Posiblemente sepa de música menos que cualquier otro ex integrante de Sonic Youth"

La única letra de canción que he podido leer hasta ahora es la del adelanto, “Bye Bye”, que es como un listado de objetos: “Capucha, pasta de dientes, cepillo, base, solución de contacto, rímel, mascarilla para labios, mascarilla para ojos…”. ¿Qué quiere decir?
Es simplemente una lista de cosas para antes de salir de casa: pensé que sería guay escribir algo tan mundano que contraste con la música, que es decidida y aventurada.

Vuelve a estar Justin Raisen en labores de coproducción. ¿Qué es lo que te gusta de él?
Él hace los beats, inventa sonidos… yo le dije que quería que este disco tuviera más beats. Elijo los que más me gustan y añado las guitarras, la mayoría de las veces de forma improvisada, obviamente (risas). También la voz, que suele ser improvisada, y luego le damos forma: a veces editamos y le añadimos algún sample de guitarra, y luego suelo añadir más voces y guitarras.

Este disco me suena más rítmicamente hip hop que el anterior. Incluso de sonoridad trap en ocasiones. ¿Es una música que escuchas?
Sí, totalmente. Y funciona. En la mente de Justin esto es como un extraño disco de rap (risas). A él le encanta la forma en la que los raperos expresan su confusión, y cómo todo eso que bulle en sus cabezas se plasma luego en sonidos y canciones.

De todos los componentes de Sonic Youth, se puede decir que eres quien más se distancia de todo lo que hacía el cuarteto. ¿Sientes necesidad de alejarte?
Bueno, en cierto modo llevo haciendo eso ya desde hace bastante tiempo. En Body/Head, mi dúo con Bill Nace, la música ya era experimental e improvisada. Me gusta porque me da mucha libertad. Posiblemente sepa de música menos que cualquier otro ex integrante de Sonic Youth (risas), y me aproximo a ella más desde el enfoque de una artista visual que de una profesional de la música.

¿Cuál es tu fuente de inspiración principal? Antes mencionabas una novela. ¿También el cine, la pintura, la propia música o la misma realidad que nos rodea?
Todo. Películas y el par de libros que estaba leyendo: el que te comentaba de Jennifer Egan y también "El amante" (1984), de Marguerite Duras. Cuando terminé el disco me di cuenta de que era muy fílmico, en cierto sentido. Al menos en su forma de proyectar pequeñas historias.

El videoclip de “Bye Bye” lo protagoniza tu hija, Coco. ¿Cómo es la experiencia de trabajar con ella y qué piensa de tu música?
La directora, Clara Balzary, ya había grabado con Coco y conmigo el video de “Hungry Baby”, del anterior disco, y esta vez fue iniciativa suya. Ambas querían volver a trabajar juntas. Clara escribió una pequeña historia visual para Coco, me la envió y pensamos que encajaría. Sé lo que puedo esperar de ella, porque es muy buena. Le gusta toda clase de música. Creo que la mía también, al menos eso dice (risas). Aunque lo que más escucha es lo que casi todos los chavales ahora: r’n’b y ese tipo de cosas.

¿Influye en tu música el hecho de llevar una década viviendo de nuevo en Los Ángeles?
Sí. Quizá desde el punto de vista de alguien que viaja a menudo, lidiar con lo que supone Los Ángeles, que es como un desarrollo inmobiliario futurista, muy industrial… Los Ángeles significa muchas cosas a la vez. Irradia una idea de libertad que, por otro lado, es un poco vacía. No te sientes en el centro de nada. “Psychedelic Orgasm” trata en parte sobre Los Ángeles, o al menos sobre lo que representa. Esa idea de “estamos aquí ahora, y tal y como se están poniendo de raras las cosas en el mundo, escapemos tanto como podamos” (risas).

Aquí tenemos la percepción de que muchos de los últimos discos inspirados en la ciudad emiten sensación de declive urbano, como si Los Ángeles fuera un escenario extremo de la desigualdad social que se vive en casi todo el mundo.
Esas desigualdades son más visibles también por el buen tiempo que hace. Posiblemente haya más personas sin hogar en Nueva York, pero se les ve menos por el frío. Algunos puede que vivan al raso porque les guste, pero no es el caso de la mayoría de la gente que vive sin techo, desde luego, que además suele padecer enfermedades mentales. Es posible que aquí la riqueza sea más ostentosa, y eso hace que la brecha sea más visible. Y ahora mismo, para toda la generación que está en edad de comprar una casa, es complicadísimo, a menos que tengas la suerte de que tus padres te provean una. Hay una gran diferencia entre clases sociales, y sin apenas movilidad entre ellas.

Estudiaste en la UCLA y alguna vez has dicho que algunos de sus métodos educativos te dieron el coraje para aprender cosas sobre la marcha, según las ibas haciendo, sin necesidad de formación previa, y supongo que eso es aplicable a cualquiera de tus actividades artísticas, con el añadido de la ética do it yourself del punk.
Sí, el aprendizaje por la práctica. Es algo que ya he dicho alguna vez: es increíble todo lo que puedes hacer cuando aparentas que sabes hacerlo (risas). También hay algo de autoengaño. Y siempre me he considerado más una artista visual que simplemente hace música. Ya en Sonic Youth hacíamos algo muy poco convencional, con afinaciones que no eran las habituales.

Leí una entrevista en The New Yorker en la que decías que “Biden no se da cuenta de que la situación actual requiere medidas importantes, no simples modificaciones cosméticas”. ¿Cómo ves las cosas ante este año electoral, ante el que Trump parece que parte con gran ventaja en los sondeos?
No sé lo que va a pasar. El factor de la edad ya es… sobre todo por lo que pasó ayer, cuando decidieron que no podían inculparle por unos documentos clasificados porque es demasiado viejo y la memoria le falla… esto va a ser como una película de terror. He mantenido la esperanza de que Biden se echara a un lado y alguien le tomara el relevo, pero no. Es algo loco. Nadie quiere a ninguno de los dos, ni a Trump ni a Biden. Y si acabamos de nuevo gobernados por Trump, va a ser terrible para el mundo. Y además repartirá fondos ilimitados a Israel, más de los que ya tienen gracias a Biden. Desmantelará todo lo que tenga que ver con el cambio climático. Una locura.

"Es increíble todo lo que puedes hacer cuando aparentas que sabes hacerlo"

Hay gente que argumenta a favor de Trump el hecho de que, durante su mandato, los EE.UU. no entraron en guerra con nadie.
Lo que tampoco es del todo verdad, porque aún estamos en Afganistán. Dijo que nos sacaría de allí, y no lo hizo. Creo que eso se debió a una cuestión de timing. Lo de Ucrania ocurrió más tarde. ¿Hubiera favorecido Trump una salida negociada al conflicto de Ucrania, en el caso de haber estado aún en la Casa Blanca? También hay gente que dice que la economía iba mejor con Trump y no es verdad. Los precios subieron durante la pandemia. Y también es absurdo que Biden no lograra extender aquellos beneficios sociales, como el cuidado infantil (child care) y todas las políticas que ayudaron a la gente durante un buen tiempo. Dejaron que expiraran. Si quiere ganar, debería buscar otra forma de hacer las cosas.

Por cierto, has sido consejera de la serie televisiva "Daisy Jones and the Six" (Scott Neustadter y Michael H. Weber, 2023). ¿Cómo fue la experiencia?
Sí, lo hice. Pero, honestamente, no la he visto. Participé durante seis meses de sus guiones. Es interesante aprender del proceso. Pero siento que la música nunca tiene el reflejo que merece en series y películas. Me daba miedo verla. Por eso no lo he hecho.

Ocurre como en los biopics, ¿no? Que suelen ser demasiado convencionales, y siempre pesan más otros aspectos que no los puramente musicales.
¿En qué sentido?

Bueno, las clásicas historias de éxito, caída y redención. No sé, me viene a la cabeza ahora mismo Bohemian Rhapsody (Bryan Singer, Dexter Morgan, 2018), por decir una.
A mí me pareció muy buena. No soy fan de Queen. Pero al margen de la música, me parecieron convincentes las escenas en las que están sobre el escenario. De todos modos, creo que "Control" (Anton Corbijn, 2007) es la mejor película musical de los últimos tiempos, me pareció increíble. Es cierto que la mayoría de biopics son formulistas, pero "Control" no lo era.

 

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