Nunca es fácil superar un duelo, pero hay quienes encuentran la luz canalizando sus emociones a través del arte. De esta forma nació “Entre la mort i el desglaç”, un disco que en principio estuvo destinado a hacer bailar a los oyentes, pero terminó abrazando la oscuridad. “La idea conceptual del álbum surgió tras el fallecimiento de mi tía, en un momento de duelo familiar”, explica Joina. Partiendo de esta experiencia personal, la catalana se permitió “conectar con temáticas como la muerte o el dolor, que en ocasiones resultan difíciles de exteriorizar, pero siguen formando parte de la cotidianidad”. La semilla del concepto de este nuevo proyecto ya estaba plantada en la mente de Joina, pero su inspiración creció tras la lectura de “Nuestra parte de noche”, una novela de Mariana Enriquez. “Me atrapó todo lo relacionado con la magia negra, la nocturnidad y los sueños, tanto que empecé a grabar audios todas las mañanas, explicando detalladamente lo que recordaba haber soñado”.
En esta atmósfera onírica nació un disco que abre con “Albera”, la canción que lleva por título el nombre de la sobrina de la artista. “Albera nació poco antes de la muerte de mi tía, y trajo ese brillo que, aunque se vio atenuado por el duelo, nos ayudó a seguir adelante”. La niña, a quién describe como “luz de primavera”, sirve para dar paso a otras canciones que nos transportan directamente a las ensoñaciones de la cantante. En “Flama” y “Ulls Com Laberints”, Joina evoca paisajes y escenarios que son fáciles de visualizar para los oyentes, aunque no siempre tienen un significado literal. “Cuesta materializar en palabras lo que soñamos, y para este disco precisamente me interesaba usar estos juegos del inconsciente, la parte no racional que todos tenemos”. Gracias a esto, la cantante pudo componer sin pretensiones y con total libertad las canciones del proyecto: “A veces, si me propongo escribir una canción que hable sobre algo en concreto, no lo consigo. Me resulta atractivo introducir letras sobre cosas que escapan de mi entendimiento o mi control, porque me aportan más creativamente”.
“La intención con este disco era hacer algo más experimental, y la electrónica te permite explotar al máximo los contrastes de la música”
Más allá del contenido lírico, en este viaje sensorial que propone Joina los sonidos cumplen un papel clave. “Emili Bosch (b1n0), el productor con el que he trabajado, me propuso hacer una playlist con referencias que me gustaran”, explica. En esa lista aparecían títulos de Fka Twigs, Maria Arnal, Rosalía, Ralphie Choo y, principalmente, James Blake. Aun así, Joina reconoce que ella es “una pianista que no tenía como principal objetivo cantar”, y por ello entre sus influencias también se encuentran compositores clásicos como Claude Debussy. De esta encrucijada tan ecléctica surge el disco más electrónico de su discografía, lleno de sintetizadores y sonidos metalizados que adornan temas como “Deliri” o “Flors”. Sobre su incursión en este género, explica que “la intención con este disco era hacer algo más experimental, y la electrónica te permite explotar al máximo los contrastes de la música”. De esta forma, la voz suave y la fragilidad del piano se fusionan con la crudeza de los beats, las cajas y los bombos.
La empordanesa no cree que haya hecho algo completamente disruptivo en su disco, porque “en Cataluña ya hay muchos proyectos que trabajan con el pop electrónico”, pero puntualiza que, en su caso, el proceso ha sido muy artesanal. “Hay que reivindicar lo analógico en un momento tan digital, porque cada vez es más común bajarse los sonidos y crear una base, pero tiene que haber cabida para trabajos más caseros y más low-fi que abracen las imperfecciones”. Para crear estas instrumentales desde cero fue esencial la ayuda de gatogaso quien, además de ser la pareja de Joina, es colaborador en “Si Amanece”, la canción que cierra el álbum. “Cuando se la enseñé a mi padre me dijo ‘es muy bonita, pero ¿por qué es en castellano?’, recuerda entre risas. “Mi novio es argentino, y aunque mi proyecto sea en catalán nos pareció bonito incorporar su lengua de forma totalmente natural”.
Para la cantante, su arte es un engranaje que comienza por las canciones, pero engloba los videoclips y la propuesta en directo, desde los outfits hasta el diseño minucioso de las luces. “Gato y yo también preparamos los bolos al milímetro, queríamos una propuesta en vivo en la que pasaran cosas, con sonidos que saliesen de nuestro teclado y sin ningún ordenador al que poder darle al play”. La ambición de Joina es grande, pero recuerda que “para lograr todo esto también hay que simplificar, porque existe una gran inversión detrás, un sacrificio de más de dos años y ninguna subvención”. Ahora su objetivo es “hacer las cosas por gusto, y si es necesario tener otra fuente de ingresos para crear sin pensar en el dinero así se hará, porque lo que prima es hacer música libre”.

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