“El mundo de la música es muy elitista, pero se puede vivir de esto”

Casi veinte años después de sus primeros pasos, la dupla coruñesa Escuchando Elefantes presentan su nuevo disco, “Momento” (Auto, 25), un trabajo intenso y auténtico que refleja su forma de entender la música y la vida.

Han pasado unos diecinueve años desde que Silvia Rábade y Carlos Tajes dieron sus primeros pasos en la música como Escuchando Elefantes, tiempo suficiente para evolucionar. “Nuestro sonido ha madurado hacia algo más rotundo, más nuestro”. En la actualidad sienten que desde Escuchando Elefantes quieren cuidar más todos los aspectos, quizás hasta demasiado. “Nos hemos vuelto más meticulosos, perfeccionistas. Quizás hasta el extremo, pero intentamos disfrutar igualmente la base de la música”. Su carrera se caracteriza por la independencia con la que hacen todo. “Hacerlo todo está muy bien porque te da el control de la situación, aunque te vuelves loco y te quemas muy rápido”. Este último pensamiento está marcado por el lanzamiento de su último disco. “Se ha complicado por muchas circunstancias ajenas a nuestra voluntad”. Aun así, tienen claro por qué siguen adelante. “Seguimos por amor al arte. Creemos que lo que hacemos es muy bonito, aunque sea duro”.

Saben que, aunque el foco lo lleven unos pocos, se puede vivir de la música. “El mundo de la música es muy elitista. Parece que solo existen cuatro o cinco personas. Pero se puede vivir de esto, aunque cueste. Preferiríamos cobrar menos caché si con eso se contratan tres bandas más. No parece justo que todo se concentre arriba”. En cualquier caso, mantienen una visión positiva. “Siempre hay una ventana a la esperanza. No es tan difícil: solo habría que buscar un poco más de equilibrio”. Hablando de su disco, “Momento”, revelan su idea inicial al respecto. “Queríamos hacer canciones inmortales, que pudiésemos escuchar toda la vida sin hartarnos de ellas”. El resultado son once temas marcados por la intensidad. “Nos gusta hablar de contrastes: esperanza, emociones, dolor y belleza. Somos muy intensos, sí, pero también muy reales”. Un trabajo envuelto en melancolía, pero que al mismo tiempo alberga mucha esperanza. “Es un disco de volver a empezar”, sentencian sin tapujos. La emoción también marca sus directos, según comenta Silvia. “Igual estoy romantizando mi vida demasiado, pero me subo a un escenario y esa intensidad me puede. Y me gusta. Aunque sea dolor, me gusta vivirlo”.

"Nos gusta hablar de contrastes: esperanza, emociones, dolor y belleza"

Su prioridad es mostrarse tal y como son. “Siempre hemos sido una banda muy auténtica, muy naturales y muy orgánicos. Lo hacemos todo como lo sentimos. No estamos buscando aprobación externa”. No en vano, Escuchando Elefantes huyen de modas. “Coincide que a veces nos subimos a la ola de lo que está de moda, pero el 90% de las veces no. Hacemos lo que nos sale y eso es bonito”. También hablan sobre las redes sociales, que parecen gobernarlo todo. “Ahora parece que, si no lo enseñas, no existe. Nosotros muchas de las cosas que hacemos no las enseñamos porque, precisamente, las estamos haciendo. Poner una cámara a veces resta autenticidad. No queremos que la vida sea un escaparate, queremos que las canciones hablen por nosotros. La gente que viene a vernos lo hace porque le gusta sentir. No vienen a ver un espectáculo, vienen a sentir algo”.