"No veo la diferencia entre hacer una obra de teatro y hacer un concierto"
Entrevistas / Boye

"No veo la diferencia entre hacer una obra de teatro y hacer un concierto"

Joan S Luna — 01-02-2023
Fotografía — Javier Castan

David Menéndez no es un tipo con dos personalidades, sino con múltiples. Y eso es fruto de su carrera como actor, aunque una de ellas, la musical, responde al nombre de BOYE y tiene las cosas muy claras. Y “NA”, su nuevo single, es un ejemplo más.

La presentación oficial será el 9 de febrero en La [2] de Apolo (Barcelona), dentro del ciclo Vida Records & Friends.

Han transcurrido alrededor de tres años desde que BOYE publicó “Boye, te queremos pero no eres nadie”, en colaboración con Arnau Vallvé, conocido especialmente por ser el batería de Manel. Pero han pasado muchas cosas desde entonces. Algunos de sus singles han ido ganando notoriedad, se le ha podido ver en escenarios más grandes de los que estaba acostumbrado y, paso a paso, ha ido afinando en la línea musical de su propuesta. Si “Veni Vidi Vici” se convertía en su gran hit al tiempo que nos redescubría a un artista que combinaba mejor que nunca rap, electrónica y funk, su nuevo “NA” mantiene esas coordenadas y suma un nuevo imprescindible a su repertorio. Un repertorio que se dirige hacia un futuro álbum de la mano de Vida Records para el que todavía no hay fecha.

No sé cuál puede ser tu perspectiva, pero desde aquí da la impresión de que te estás tomando tu carrera musical con bastante calma.
Bueno, la palabra no sería “calma”. Aunque sí que es verdad que mi proyecto vital y profesional es muy ambicioso y el hecho de combinar diferentes carreras, que al final esas carreras se trenzan y confluyen en mi conjunto como artista y creador, hace que vayan no lentas, pero ahora mismo no al ritmo que necesita la industria. Si hablamos de lo musical sí que es verdad que saqué mi último single en marzo, “Veni Vidi Vici”, pero desde entonces no hemos para de hacer conciertos, ir a festivales, a salas, a eventos y BOYE no se frena nunca. Estoy componiendo más que nunca, estoy relacionándome con artistas que me gustan mucho y se avecinan cositas buenas. Lo que me estoy organizando por dentro para poder salir con mucha fuerza y para cogerme al tren y al ritmo de la industria musical.

¿Qué pasos tienes previstos desde este nuevo single, “NA”?¿Un nuevo EP, un álbum?
Los pasos que estoy dando con... bueno, “NA” viene de la mano del mismo argumento, de la misma narrativa, del mismo tipo de musicalidad que “Veni Vidi Vici”. Con Arnau [Vallvé] estamos buscando algo mucho más electrónico sin dejar de lado el rap, hip hop, spoken word, y acercarnos sin ningún miedo al pop. Después de “NA”, al cabo de dos meses saldrá otro single y luego otro antes del verano, que van a ser una avanzadilla para algo que no voy a decir si será un Ep o un álbum, pero que garantizo que será una bomba explosiva.

"Gracias a la música de este siglo la gente se está desvinculando ya de los géneros y hace lo que le da la gana. Y eso está muy bien porque le da mayor libertad al artista"

¿Es complicado compaginar tu carrera como actor con el hecho de que cada vez estás teniendo mayor repercusión como músico y publicando más material?
Pues, sí, a ver, es que yo me lo he buscado. Creo que BOYE, en sus trescientos sesenta grados, tiene un potencial muy fuerte con lo que es normal que se haga grande y que ocupe más espacio en la agenda de mis proyectos. Pero es complicado. Al final un año tiene trescientos sesenta y cinco días y un día tiene veinticuatro horas, y eso quiere decir que debes decidir hacia dónde vas y qué proyectos coges y cuáles no. Por suerte estoy en un momento en el que puedo decidir lo que cojo y lo que no, pero bueno, también hay que pensar que esto en Estados Unidos no es un tema. En Estados Unidos un artista como Childish Gambino te escribe una serie como “Atlanta”, luego te saca un discazo, te saca un videoclip increíble que alerta a todo Estados Unidos y hace crítica y hace humor y hace belleza en “This Is America”, y nadie se pregunta si es cantante o es actor. Es sencillamente un artista que se manifiesta de esa manera y hacia ahí van mis objetivos también.

¿En qué medida te ha ayudado ser actor de cine y teatro para crear “el personaje” de BOYE? Me refiero más a lo que eres en concierto que a los textos, puesto que en buena parte son muy autobiográficos, o esa sensación dejan.
Pues en todo. Al final la persona que se sube a un escenario necesita tener una técnica de voz, una expresión corporal, saber comunicarse con el público, saber o poder o tener la ambición de emocionar o de crear belleza. Así que en el hecho de que yo me suba a un escenario a cantar una canción o a tocar durante una hora, con unos músicos, unas canciones que se han compuesto antes llevar diez años trabajando en la interpretación por supuesto que ayuda. No me preocupa si soy cantante o si soy actor, porque para mí es exactamente lo mismo. Yo me enfrento a un escenario y el personaje de BOYE se crea a partir de toda la configuración que tengo como artista. Lo que quiero es llegar a emocionar al público y eso tiene una técnica, por supuesto. Se necesita una narrativa de las canciones, saber con qué tipo de público te estás encontrando, porque no es lo mismo cantar para diez personas que para cinco mil. No es lo mismo tener a cuatro músicos detrás que cuando voy solo. No es lo mismo actuar durante el día que hacerlo por la noche. Y todos esos pensamientos que un artista tiene, pues claro, es importante estudiar lo que vas a hacer. Así que me ayuda. También es cierto que, en este mundo, en el que lo audiovisual es tan importante, un artista en la industria musical necesita tener una imagen que sea súper poderosa y para eso ya necesitas a personas que sepan técnicamente como funciona una cámara, necesitas personas que sepan hacer guiones, personas que estén delante de la cámara, personas que estéticamente sean potentes. Yo soy el núcleo duro de todo eso y me encargo, pero también intento relacionarme con gente en la que yo creo y confío, y en el mundo del cine y del teatro encuentro a mucha gente para todo lo que es la parte audiovisual de BOYE. Luego, en lo individual, cuando estoy en el escenario pues es lo mismo. Llevo muchos años en el teatro y no veo la diferencia entre hacer una obra de teatro y hacer un concierto. Para mí sigue siendo un escenario, un encuentro entre un público y un artista, y es un momento en que se crea el evento en su mayor magnitud. Unas personas que pagan para ver o escuchar a alguien. No veo tanta diferencia. Y es evidente que es algo que a mí me pone cachondo, trabajar los intríngulis del personaje, y eso nunca te lo explicaré porque es la gracia. Pero para mí es superimportante crear un personaje con el que la gente pueda sentirse identificada o emocionada, necesita rechazarlo. Con lo que conforme más claro esté un personaje más clara surgirá esa respuesta por parte del público.

Tus inicios musicales son más raperos que lo que estás haciendo ahora mismo. ¿Puedes contarnos esos inicios para que la gente se vaya haciendo una idea del lugar del que vienes?
Pues mira, mi pasado por supuesto tiene mucho que ver con el rap. Yo tenía un grupo de rap que éramos cuatro MC’s, cuatro amigos míos, muy amigos, que escribíamos las letras y hacíamos muchos freestyles. Mi pasado tiene que ver con muchas noches y muchos días de parques y freestyle. Tanto freestyle que una vez vino un policía a quitarnos lo que estábamos fumando y le dijimos “Oye, y si te hacemos un freestyle y te gusta, no nos pones multa?”. Le encantó y no hubo multa. Creo que es una de las pocas veces en las que la policía nos ha tratado bien [risas]. Pero sí, tiene que ver con un adolescente que encontraba en el rap su apoyo para poder expresar sus sentimientos, su rabia, y para empezar sus pequeñas historias con la poesía y con la expresión musical. Es eso. Aunque es verdad que yo siempre he sido el rapero que le quería meter más melodía, que quería más flow, que lo intentaba interpretar mucho. Y claro, me decían “Pero tú no haces rap del todo, porque cantas y a la vez actúas”. Con lo que eso que para mí siempre ha sido normal, porque ha sido mi forma de hacerlo y que nunca me lo había planteado. A los ojos de la gente, ya sea en el parque o en escenarios o conciertos que hacíamos, siempre se veía como algo distinto y diferente. Así que sí, mis principios han estado vinculados al rap, pero ahora bien, mis referentes no han sido solamente del mundo del hip hop.

Ahora combinas el rap con el pop y con la electrónica. ¿Estás en desarrollo de lo que es y será BOYE?
Al final un artista lo que hace es ir encontrando su propia manera de hacer música, y también ahora con la relación tan especial con Arnau Vallvé, con la que estamos encontrando nuestra manera. Y creo que con “Veni Vidi Vici” lo hemos conseguido. Es una canción que nos costó mucho hacer, pero tenía que ver con el momento vital en el que estábamos nosotros. “Vale, ¿qué tipo de música queremos hacer?”. Y ahora mismo con “Veni Vidi Vici” y “NA” nos acercamos a un dedo a tocar de lo que queremos hacer. A esa mezcla de rap, hip hop, spoken word, pero que de repente se convierte en algo electrónico, que luego tiene partes más poperas, sin ningún miedo a entrometernos en diferentes mundos musicales y géneros. Eso no nos importa. Gracias a la música de este siglo la gente se está desvinculando ya de los géneros y hace lo que le da la gana. Y eso está muy bien porque le da mayor libertad al artista. Y lo que estamos cocinando sigue por ahí.

¿Y cuáles han sido tus referentes tanto al principio como ahora mismo? Es una pregunta muy manida, pero me gustaría saber cuáles han sido esos nombres que te han servido de inspiración.
Pues, como personaje y como música, el gran referente para mí es Childish Gambino, por su manera de entrar en la industria musical. Es un personaje con una gran comicidad y al mismo tiempo con una gran carga social y con mucha atención a la palabra. También si seguimos en Estados Unidos, Tyler The Creator, con esa estética tan potente, con esa performance en los escenarios, esa forma de rapear, esa voz tan bonita. Y luego, en Inglaterra, por ejemplo Kae Tempest, que también escribe teatro y rapea increíble. Es de las mejores cosas que he visto en directo últimamente. Por supuesto también es un referente absoluto C. Tangana por todo lo que crea, por su música y porque llevo muchos años siguiéndole desde Agorazein. Algún amigo que es muy inteligente musicalmente hablando me decía que ese tío sería muy grande y yo no acaba de entender por qué y ahora lo entiendo. Porque ha sido capaz de ir saltando de género, haciendo lo que quería. De pequeño, bueno, hace unos diez años escuché jazz y nunca le he tenido miedo a las melodías pop, que las tengo siempre en la cabeza. Siempre que intento hacer freestyle me invento melodías también, las genero y creo que a la gente les encantan y yo las disfruto. Y no sé de dónde sale todo eso, pero seguro que vienen de melodías pop... Ah, y Stromae, que ahora mismo para mí es un gran referente musicalmente, por la parte electrónica, por las letras y a nivel de show. Y obviamente, Kase.O.

"yo al espectador le pido un poco más, no que me escuche rápido sino que me presten un poco de atención"

Hace ya más de tres años que trabajas con Arnau Vallvé. Inicialmente le tenías como productor, ahora trabajáis más de la mano en canciones como “Veni Vidi Vici” o “NA”, e incluso ha sido batería en directo en algún concierto. ¿El BOYE actual no se entendería sin Vallvé o puedes trabajar también en otro material sin que participe él?
Pues sí, ahora mismo es como si Arnau fuera el pulmón de BOYE. Es la persona con la que más me entiendo a nivel musical y de producción. En cuanto a composición, las canciones las empiezo yo y hay un momento en el que pasan por su piel, por su mente y por sus dedos, entonces se convierten en otra cosa, luego me las pasa a mí y yo las cambio y se crea ahí una especie de acto sexual-musical entre los dos que hace que se convierta en BOYE. Sí que es verdad que eso no significa que BOYE no exista sin Arnau porque voy a hacer otros temas sin él y van a tener la parte de BOYE igual, porque creo que es importante trabajar con diferentes productores y productoras. Las dos personas con las que trabajo en directo y que también son importantísimas para mí son Julio Bernardo, que es un gran bajista y productor que va a sacar un álbum ahora que la gente se va a quedar helada y luego tenemos a Roger Pi, a la batería, que en realidad es mi jefe de músicos, puesto que es quien crea las secuencias del directo, es el que tiene pensado todo el directo, la cabeza pensante de todo. Arnau le transporta a Roger Pi lo que yo quiero en directo y él... Y toca la batería, los sintes y demás. Ellos le dan una fuerza y una exquisitez que necesita el proyecto de BOYE. Y creo que Julio a nivel performático y de flow en el escenario nos da algo muy importante, que es que la gente acabe bailando y olvidándose de sus preocupaciones.

Cambiando de tema, en tus letras planteas a veces temas muy serios aunque el envoltorio pueda no parecerlo. Me sorprendió mucho la primera vez que escuché “Un niño”, en la que te estabas refiriendo a la famosa fotografía que dio la vuelta al mundo.
Sí, “Un niño” es una de las cosas importantes del mundo de BOYE, que al final no solamente la irreverencia, el gamberrismo, el cinismo y la diversión es lo que envuelve el proyecto. Hay diferentes capas y creo que es bueno que la gente las vaya viendo, aunque creo que ya las ve y eso me emociona. Soy un artista que también intenta estar comprometido con el presente. Un día que iba en el metro y vi la portada de Aylan, del niño tumbado en la arena. Y mientras miraba la fotografía absorto, tuve que escribir porque estas cosas no las entiendo. Primero era una poesía y luego la convertí en canción. Y lo que no quería hacer era una apología barata, entonces lo elevo a un lugar un poco más poético e intento hacer la canción de “Un niño”, que en mis conciertos a veces se convierte en un puñal muy doloroso, pero bueno, la gente se da cuenta de que está en un evento y que al mismo tiempo estas cosas están sucediendo y está bien saberlo. Creo firmemente en que el artista debe tener siempre un puñal detrás de su espalda guardado para inyectarlo en cualquier momento, porque si no haríamos entretenimiento y no haríamos cultura.

¿Es posible que el relativo éxito de “Chocotetas” nos despistase un poco sobre lo que podrías ser? Porque también eres “Un niño”, “Nirbunjatis”...
No, porque para mí “Chocotetas” en realidad verás que, si te fijas, en el estribillo digo “y canto porque hablando no me entiendes, bailo porque hablando no me entiendes, escribo porque hablando no me entiendes y canto, bailo y escribo porque al fin así me entiendes”. Es decir, luego hay otro momento en el que digo “mejor acabo, no es agosto al gusto”, otro en el que digo “no quiero ser hombre, el monte de Venus dónde se esconde, yo pierdo el oremus, no quiero ese nombre”... Era un momento en el que yo era joven, hacía lo que me daba la gana, iba de flor en flor y eso no me estaba sentando bien. Me decía “Joder, yo quiero dar con la forma en la que la gente me pueda entender”. No quería estar por ahí rondando sin entender lo que quiero, y “Chocotetas” va sobre eso. El videoclip es una crítica hacia el rapero al uso, y luego con esas chicas chupando un lollipop como crítica. Y todos esos personajes que están en la fiesta se ponen en su contra, y él quiere huir, porque no quiere estar ahí, quiere salir de ahí. Es como un viaje hacia la madurez y dejar de lado cosas que al final no te sientan bien. Aunque luego la vida es un ciclo y hay cosas que te siguen, pero por lo menos hay un momento en que renuncias a eso. Lo que ocurre es que quizás el nombre ha hecho “ah, un rapero, chocotetas, canta, parece una broma”, pero en realidad “Chocotetas” no es nada banal. Si te fijas bien, si te metes bien en la letra y ves el videoclip un par de veces... Porque sí que es verdad que yo al espectador le pido un poco más, no que me escuche rápido sino que me presten un poco de atención. Porque a mí todos los referentes que me han gustado me han pedido atención, con lo que para mí no es un problema. Y luego, claro, “Nirbunjatis”... que tiene una historia muy bonita. Es un himno entre todos mis colegas desde hace quince años. Es una canción que escribí hace mucho tiempo, aunque la he ido cambiando, y cuando me junté con Arnau le cambié alguna otra cosa para que tuviera sentido en el momento actual. Pero es un himno que yo cantaba en los parques y que la gente se la sabía y demás. En mi círculo de colegas y colegas de colegas la cantaban, pero era una canción que yo quería tener grabada para la historia. Y el nombre, si quieres te lo cuento así rápido, es porque nosotros, mis colegas y yo, nos colábamos en el Camp Nou durante toda la vida, siete años, en tribuna. Esta Ronaldinho, está Messi, estamos en la mejor ciudad del mundo, pues nos vamos a colar. No podíamos pagarlo, pues nos colábamos. No hacíamos daño a nadie. Teníamos una mafia porque entrábamos de maneras increíbles. Ahora hemos perdido el savoir faire, pero lo hicimos [risas]. Entonces, en el Camp Nou, los que están ahí se llaman “stewards”, van de naranja. Nosotros teníamos una manera de hablar así diferente y entonces para que no supieran que les estábamos llamando a ellos les llamábamos “naranjitos” y luego “nirbunjatis” para que no lo pillaran. Hacíamos bromas. Los “nirbunjatis” están cerca. Y al final le quise poner el nombre a la canción, como homenaje a esos colegas, que ellos siempre la cantan y la tienen como un himno. Se la devuelvo a ellos para que quede para toda la vida. De hecho, hay una gran empresa que han creado unos amigos míos que se llama “Miluna Open Rooms”, que es un hotel en Toledo que es una pasada, que son las habitaciones estas que están en la intemperie, unas burbujas de plástico, y la empresa también se llama “Nirbunjatis Experience”. Así que vamos a usar una palabra que nos recuerde aquellos años en nuestra edad adulta, y esa es la movida.

Y para acabar, “As Bestas” ha sido la mejor película española del año para nuestra publicación, además de todo lo demás que ha conseguido hasta la fecha. ¿Qué tal fue participar?¿Alguna anécdota de tu participación?
Pues fue una pasada participar. Y te voy a contar la mejor anécdota y es que Rui (Rodrigo Sorogoyen) me llamó el mismo día. Es decir, recibí un mensaje suyo por la mañana en plan “Oye, David, ¿estás despierto?”. Y yo “¿Qué querrá ahora?”. Y me contestó “Joder, David, te necesito porque estoy rodando una película y necesito que vengas hoy a León”, bueno, al Bierzo, entre León y Galicia, “a rodar dos secuencias de Guardia Civil”. Y yo “¡De cabeza!”. Pero bueno, que fue un momento para pensar “me aprenderé el guion con tan poco tiempo”. Pero nada, le dije a mi novia “Mira cariño, que me voy a rodar con Sorogoyen ahora mismo”. Y me dije que perfecto, así que cogí y pillé ocho taxis y nueve aviones para llegar hasta ahí, pero el mismo día ya llegué para los ensayos y a la mañana siguiente ya estaba rodando. Para mí ha sido una de las mejores películas de este año y una de las mejores que he visto desde hace años. Sorogoyen es una máquina, es un gran artista, un gran director de actores y una de las esperanzas de nuestro cine.

Agenda de conciertos 

20.00h 17€ (+ Killin' Cactuz)

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