“Barcelona nos permite mantener nuestra salud mental bajo control”
Entrevistas / Downliners Sekt

“Barcelona nos permite mantener nuestra salud mental bajo control”

Luis J. Menéndez — 30-05-2014
Fotografía — Archivo

El dúo formado por el barcelonés Pere Solé y el francés Fabrizzio Rizzin son los protagonistas de la portada del mes de junio de nuestra revista impresa junto a Uner y LCC. Juntos conforman un dossier sobre la música electrónica facturada en nuestro país que se edita en sellos de prestigio de más alla de nuestras fronteras. Pues bien, Downliners Sekt se enfrentan a su particular ochomil con la publicación de su tercer álbum “Silent Ascent” (Infiné, 2014), así que será mejor que no te pierdas la extensa entrevista que mantuvimos con ellos.

¿Cuáles son los sucesos relevantes para el grupo desde que empezasteis a trabajar en disco y de qué manera condicionan o desembocan en “Silent Ascent”?

Igual suena a perogrullada pero el condicionante básico de este disco es precisamente el hecho de haber firmado con un sello como Infiné y saber que el disco que hiciéramos iba a ser editado y defendido. Downliners Sekt es un proyecto que lleva mas de diez años haciendo equilibrios en el filo del abismo, siempre sobreviviendo muy contra pronóstico. La llegada de Infiné supuso la enésima tabla de salvación, la enésima zanahoria que se nos ha puesto delante y que nos ha permitido completar otra etapa hacia un destino final que es el de certificar y justificar toda una carrera.

Y más concretamente, ¿qué ha significado la trilogía de EP’s previos para la trayectoria de Downliners Sekt?

La trilogía de EP’s que hicimos con Disboot es lo que ha marcado nuestra historia mas reciente ya que con ella dimos un salto bastante grande en cuanto a exposición, sobretodo en medios internacionales importantes. A nivel personal también fue el momento en que pasamos a ser un dúo y en el que físicamente nos asentamos en una misma ciudad después de muchos años dando vueltas. Hubo una especie de proceso de re-aprendizaje y de desarrollo de ideas y técnicas nuevas que han ido marcando todo lo editado posteriormente.

Las diferencias más obvias con esos trabajos son una mayor urgencia y oscuridad de los temas que forman el álbum. ¿Existe una explicación, bien desde un punto de vista técnico o desde el conceptual que justifique el giro?

No estaríamos muy de acuerdo en lo de mayor oscuridad, a nosotros “Silent Ascent” nos parece más optimista, pero todo son percepciones… Si que es verdad que el tempo medio de los temas ha aumentado en comparación con nuestros anteriores trabajos y que rítmicamente los beats son menos complejos. Los formatos cortos y los largos se trabajan de manera distinta y así como nuestros EP’s tenían cierto punto de ejercicio de estilo, con este álbum queríamos que la secuencia fuese perfecta, que la narración tuviese la máxima coherencia posible a lo largo de toda su duración.

 

¿Y cuál ha sido el principal desafío a lo largo de esta grabación?

Posiblemente el tratar de mantener el interés durante todos los temas sin recurrir a romper mucho los patrones rítmicos, el evitar utilizar técnicas, presets y sonidos muy del momento, el intentar crear una obra que perdure, que envejezca bien, el no caer en la autocomplacencia y, cómo no, sobrevivir a nivel personal a esta dura expedición un poco al estilo del dicho alpinista: "Come back alive, come back as friends, get to the top -in that order-”.

¿Hay algún “cacharro” o software que haya condicionado el sonido del disco?

No, para nada. Siempre hemos trabajado de una manera muy artesanal, muy básica en realidad. Nuestro sonido, texturas y secuencias precisamente tratan de escapar de la rigidez y las normas que imponen las máquinas.
En nuestra manera de trabajar, una cosa es segura: la idea siempre ha sido evitar que las máquinas tomen el control de nuestro sonido y que el secuenciador tome el control sobre nuestros grooves. Nos consideramos mas músicos que productores y nuestro trabajo en el estudio está muy marcado por ello.

Sobre la importancia del mastering de Rashad Becker, ¿qué cualidad sonora buscabais exactamente de Becker? ¿Algún referente en ese sentido?

El mastering es algo esencial en un release, pero al final si el mix que entregas no es bueno, pocas cosas se van a poder arreglar masterizando. Pensad en algo así como un filtro instagram: si la foto es mala, por mucho que la proceses seguirá siendo mala.
Los sellos y sub-sellos en la órbita Markus Ernestus y Maurice Von Oswald siempre han sido referentes para nosotros y el trabajo de Rashad Becker en la época de Dubplates & Mastering les daba un toque que sabíamos que funcionaría bien en nuestro sonido. Al final, nuestros mixes andaban ya muy en la línea del sonido Rhythm & Sound / Basic Channel y el color de la versión masterizada acaba difiriendo muy poco de la original. Su trabajo es en terrenos muy técnicos, no es algo que se pueda percibir claramente; entra mucho en el territorio de resaltar o esconder ciertos matices para igualar la percepción en condiciones de escucha diversas. Ahí es donde quieres confiar en alguien con un currículum tan brillante.

Hace un par de años os mostrabais muy orgullosos de que aparecer junto a Robin Guthrie (Cocteau Twins) en una referencia de Cubenx, lo que me lleva a preguntaros por vuestras conexiones con el pop, y de qué manera eso se refleja en la música de Downliners Sekt

Ese EP de remixes incluía nuestro remix de otro tema de Cubenx llamado “These Days” y nos mostrábamos orgullosos de ver nuestro nombre en un vinilo al lado de Robin Guthrie y de Telefon Tel Aviv. Era como un pequeño trofeo, una certificación de que íbamos por buen camino.
¿En qué grado hay pop en nuestro universo? En bastante gran medida. Una cosa que ha cambiado es que nuestra música contiene ahora muchos mas elementos pop que antes. Con la facilidad que tenemos hoy en día para procurarnos cualquier tipo de contenido vía internet, nuestro abanico de referencias a samplear y a reinterpretar ha ido aumentado exponencialmente y creemos que estamos llegando a un público mas amplio entre otras cosas por haber hecho un ligero acercamiento hacia el pop.

 

Echando un vistazo al top 10 de discos del 2013 que hace unos meses seleccionasteis para el website Playground me llamó la atención que casi todo era bastante “orgánico”: Mount Kimbie, Kanye West, Souleyman, John Wizards,… Sin embargo el grupo ha evolucionado precisamente en la dirección contraria, hacia unas formas y unas herramientas cada vez más digitales. ¿Ha sido la búsqueda de un sonido determinado lo que os ha llevado a apostar por lo digital o ha sucedido precisamente al contrario? ¿Os veis retomando en los instrumentos “rock” para futuras grabaciones?

Nuestra apuesta por lo digital, lo es solamente en las herramientas de trabajo, básicamente porque al contrario de cuando empezamos a hacer música, es mas barato y sencillo a nivel logístico el trabajar con ordenadores que hacerlo con instrumentos. De toda manera, esta apuesta es menos clara en cuanto a las referencias que sampleamos y en nuestra manera de componer. Una de nuestras mas grandes ambiciones siempre ha sido conseguir que nuestro sonido y nuestros grooves suenen orgánicos.
Ligando con tu anterior pregunta acerca del pop, de algunos de los discos que citas, nos atrajo, no solamente el lado orgánico, sino sobretodo la complejidad y riesgo de las propuestas precisamente en lanzamientos que estaban destinadas a un público bastante mayoritario (el disco de Kanye West por ejemplo). El camino que recorren los nuevos estilos y sonidos del underground hacia el overground y mainstream cada vez es mas corto y se recorre mas rápido y ahí están pasando cosas interesantes. ¡Ojalá las majors vuelvan a sacar discos tan interesantes cómo en los años noventa!

¿Cuál es a día de hoy vuestra metodología de trabajo?

Hay un constante trabajo de sampleado de cualquier tipo de fuentes y muchas horas de jams utilizando estos mismos samples que acabamos de grabar. Escuchamos, regrabamos, re-escuchamos otra vez, volvemos a samplear, cortar, pegar… Es un proceso muy artesanal, muy poco dependiente de nuevos plug-ins y grandes despliegues técnicos. Toda esta base de pre-produciones y la creación de texturas que se va generando es lo que hace que logremos tener ese sonido tan personal y es la que nos permite luego empezar a trabajar en los temas como si dispusiéramos de instrumentos propios y únicos.

Tengo la sensación de que trabajar con Infiné ha supuesto un verdadero golpe de efecto para la exposición del grupo. ¿Estoy en lo cierto? ¿De qué manera se ha hecho evidente?

Trabajar con Infiné significa tener una buena red de distribución, algo de presupuesto para poder trabajar con un mínimo de condiciones, tener a tu disposición profesionales dedicados a la gestión de derechos de autor y editoriales, acceso a buenos agentes de prensa y PR y poder trabajar estando seguros de que si nosotros lográbamos completar un buen disco, éste seria bien defendido.

Relacionado con lo anterior habéis hecho un viaje de ida y vuelta en el negocio discográfico, desde el inicial conflicto con un sello que os dejó tirados hasta la autoedición y de nuevo un sello en este caso de gran relevancia internacional como es Infiné. ¿Cuál es vuestro punto de vista a día de hoy sobre el vehículo más idóneo para distribuir la música?

Estamos un poco cansados de hablar de esto. Se ha debatido largo y tendido sobre el tema en todos lados, la cuestión sigue de actualidad y se sigue sin tener una clara idea de cómo se va acabar asentando todo. Nosotros no podemos sentarnos a esperar a que se aclare la situación, no somos políticos ni economistas, nosotros somos músicos y necesitamos producir música, se distribuya como se distribuya, se pague o se descargue, se regale o se robe. La industria sigue en ese purgatorio en el que entró hará ya unos diez años; una transición de un viejo modelo hacia uno o varios modelos aún en génesis y experimentación y a cual peor, almenos a nivel económico, para el artista. Nadie sabe a ciencia cierta si propuestas como la nuestra van a poder volver a ganar un mínimo de dinero creando y distribuyendo música durante un tiempo prolongado.

¿Qué facilidades/dificultades ofrece tener el centro de operaciones en Barcelona? ¿Se parece en algo la ciudad a aquella capital de la electrónica que hace quince años atraía a músicos de todo el mundo a mudarse a vivir en la Ciudad Condal?

La génesis de Downliners Sekt es en esta época y circunstancias que comentas de hace quince años. Era una época en que gente del norte de los Pirineos se instalaba en Barcelona atraídos por los bajos precios de los alquileres y de la gran calidad de vida que esto les proporcionaba. Al volver tras muchos años fuera, vemos que ahora la supervivencia en Barcelona se ha convertido en algo igual de difícil que en cualquier otra capital europea. Lo que nos permite Barcelona en la actualidad y que ya no nos permitían otras ciudades es mantener nuestra salud mental bajo control. Barcelona sigue siendo un sitio acogedor, poco agresivo, hay buen humor en el ambiente, el clima es agradable. Esto, en situaciones de prolongado trabajo en el estudio es muy importante. Un proceso tan largo y duro como ha sido la gestación de “Silent Ascent” hubiese sido casi imposible en las ciudades donde vivíamos antes.

 

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