Artesanos en contra de las etiquetas
Entrevistas / The Dø

Artesanos en contra de las etiquetas

Sergio del Amo — 17-11-2011
Fotografía — Archivo

El dúo franco-finlandés vuelve con un nuevo trabajo, “Both Ways Open Jaws”, en el que se han permitido el lujo de hacer todo aquello que se les antojara demostrando, además, que son mucho más que los autores de “On My Shoulders”.

Meses después de haber lanzado su segundo largo en tierras galas, “Both Ways Open Jaws”, The Dø se enfrentan ahora a la recepción internacional de un álbum en el que el francés Dan Levy y la bellísima Olivia Bouyssou vuelven a darnos buenas muestras de que están por encima de las etiquetas musicales. Lo suyo tiene tanto de pop, de folk y de blues mecanizado que asusta al estar todo tan bien hilado. Probablemente, porque nada ni nadie, salvo ellos mismos, tiene las agallas de controlar su creatividad. “El éxito del primer disco nos cogió por sorpresa. En ningún momento, cuando grabamos aquellas canciones, teníamos intención de editarlas. Y, de pronto, nos convertimos en el primer grupo de Francia que cantando en inglés consiguía colocarse en el número uno de la lista de ventas. No nos lo podíamos creer. Tras aquello nuestro sello y nuestros seguidores querían que de cara a este segundo disco repitiéramos la misma fórmula con algún que otro hit. Pero nosotros no trabajamos para ellos, sólo para nosotros mismos. Cuando con tu debut alcanzas el éxito, tienes una mayor libertad para hacer aquello que quieras de cara al segundo. Eso mismo es lo que hemos hecho: no oír a nadie de nuestro alrededor y componer unos temas que se alejan de lo radio friendly”, comenta Dan por teléfono ejerciendo de portavoz del dúo, ya que Olivia tiene la voz algo cascada y guarda reposo para subirse al escenario esa misma noche. “También influye en gran medida que no trabajamos con ningún productor. Lo hacemos absolutamente todo nosotros. Con ninguna persona externa presionándote las cosas se hacen mejor. Para mí es un placer sentarme en el estudio y mezclar las pistas”.
Tras girar durante dos años presentando “A Mouthful” (09), la pareja se replanteó qué sería de ellos. Buscando ese estímulo que les diera fuerzas para perder el temor a la partitura en blanco, no dudaron ni un instante en abandonar su centro de operaciones parisino durante unas semanas. “Cuando el tour terminó, teníamos las mismas ganas de tomarnos unas largas vacaciones como de ponernos a componer nuevos temas. Al final optamos por alquilar una preciosa casa al sud de Francia, en Luberon, de esas en la que la única compañía que tienes a kilómetros es la de un montón de árboles. Llevamos todo nuestro equipo hasta allí, buscamos la habitación con mejor sonoridad, y nos adaptamos al espacio. Sin duda, eso era lo que necesitábamos”, confiesa el multiinstrumentista, que recurrió a un medido horror vacui de arreglos en el disco con tal de paliar las limitaciones técnicas de sus primeros conciertos. “Nuestra primera gira fue alga rara. Éramos tres en el escenario para abaratar gastos y lo cierto es que no teníamos apenas tiempo para buscar a alguien más que nos acompañara. Ahora a nuestro agente le dijimos que queríamos ser seis músicos en total, aunque al final la cosa se ha quedado en cinco. A pesar de ello, en cuanto al disco, se sustenta de múltiples instrumentos como violines, un saxofón o un trombón que dan un valor añadido a los temas”.
El tiempo dirá, pero ni las percusiones tribales de “Slippery Slope” ni la premisa pop heredera de Lykke Li de “Bohemian Dances” creemos a priori que consigan el calado interplanetario de aquel “On My Shoulders” que fue su carta de presentación hace tres años. ¿No acaba cansando que todos te reconozcan siempre por la misma canción? “Para mí es un cumplido que la gente nos asocie con ella. Siempre es un placer tocarla, al igual que ‘The Bridge Is Broken’, la primera pieza que compusimos juntos Olivia y yo. De todos modos, cuando actuamos en directo siempre variamos nuestro repertorio. En el estudio también lo hacemos ya que, por ejemplo, de ‘Both Ways Open Jaws’ guardamos una primera versión totalmente diferente a la que se ha publicado. Este es el mejor antídoto para no acabar cansándonos de nuestras composiciones y transformarlas cuando queremos en estándares de jazz y cosas así”. Este próximo mes de diciembre, cuando pisen nuevamente nuestro país, podremos comprobar de qué modo mutan su repertorio en vivo.

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