A esta altura de 2025 vamos viendo la evolución de proyectos artísticos que situaron su nacimiento en plena era del COVID y Quesada ostenta “Boleros Psicodélicos”, uno de los más interesantes que hayan nacido en aquel olvidable 2020. Luego de un debut más que auspicioso en 2021, que generó interés en todo el globo, dando a conocer renovadas versiones de clásicos de la balada latina por excelencia, hoy Quesada reaparece con el segundo volumen de la saga, más dramático y sonoramente más impactante aún que aquel sólido debut “Pues, mira, empecé la música igual que en el primero. O sea, con una banda tocándolo en vivo, como se grababan los discos antes, todos los músicos en el mismo estudio, todo en vivo. Pero luego de ahí empecé a trabajar con un productor que se llama Alex Goose, que está en Los Ángeles. Pues él viene del mundo del hip hop y la música de rapero: agarra la música y hace de cuenta que es un sample de una canción nueva. Le pasé toda la música a él y le dije “haz lo que tú quieras”. O sea, cambiar arreglos, ponerle batería nueva, batería moderna. Lo hicimos así como se hacen las canciones de hip hop que me gustan, que eran gran parte de mi juventud. Lo tratamos de acabar así como con ese filtro de hip hop. Así es que la batería la cambiamos y pusimos batería programadas arriba de la batería en vivo. Cambiamos todos los arreglos, me ayudó mucho Alex en esa parte final del álbum”, comenta Quesada desde su casa de Austin, justo antes de tomar un vuelo a Londres.
"A mí me encanta la música psicodélica con sus características estéticas, pero detrás siempre debe haber una buena canción"
Este proyecto paralelo adquirió fama entre los aficionados del vinilo en todo el mundo y su autor no cree que esto sea casualidad “ahorita es esta época del streaming, Spotify y todo eso. Que todo el mundo tiene sus playlists, pero yo soy así de la vieja guardia, a mí me encantan los álbumes enteros. Para mí son como películas, o sea, obvio que uso Spotify en mi teléfono y también tengo mis playlists. Pero mi cosa favorita es escuchar un disco entero tal como fue inventado. Y yo digo que en esos tiempos de pandemia en que salió el primer disco la gente tenía tiempo. Una de las cosas buenas fue que la vida se hizo un poquito más despacio y la gente estaba poniendo más atención. Y ahorita hay mucho interés en el vinilo y tener algo físico que puedes tener en frente de ti. No sé, se me hace que tiene que ver con eso, porque yo cuando hago música, si hago un álbum, siempre me lo imagino así, algo que suena mejor si lo escuchas entero como lo creé”, asegura.
Las colaboraciones en ambos volúmenes del proyecto se corporizan en cantantes de distintos países de Latinoamérica, dejando la sensación de que Quesada está llevando a cabo una suerte de songbook que traza una valiosa línea cultural a través de todo el continente latino. Al respecto, reflexiona “Yo vivo en Estados Unidos y ahorita con todo lo que está pasando en el mundo y en Estados Unidos en particular, con esta plataforma, con esta voz que yo tengo, teniendo a lo mejor fans que no hablan español, bueno pues, posiblemente no sepan nada de estos artistas.Siento como la responsabilidad de conectar mis raíces y varias partes de Latinoamérica. Sí, todos estos artistas son artistas a quienes yo les veo lo mismo: tienen como una sinceridad, algo intenso, son atrevidos. Me encanta, me fascina la idea de hacer conectar a todo el mundo, a artistas de todo el mundo, hasta de los Estados Unidos también”.
Más allá de estos discos que lanzó Quesada, pareciera ser un buen momento para el bolero en general. Artistas muy populares en Latinoamérica como Nathy Peluso o Kali Uchis lo reivindican abiertamente. Quesada asiente la idea aunque no tiene del todo claro por qué sucede “La verdad no sé por qué pasa, pero es una cosa buena. Yo digo que los boleros son una música atemporal, nunca está súper de moda, no es lo más nuevo que sale porque es una música que ya tiene 100 años o algo así, un género, un estilo de canción historico. Es música eterna, es música atemporal: nunca está de moda, pero nunca se olvida”.
Si bien el concepto de psicodélico en el arte es de lo más difuso, resulta irresistible preguntarle a alguien que lo emplea para dar nombre a un proyecto, qué significa para él tan extendido término, a lo que el residente en Texas responde: “a veces hay cosas que hago que para mí no son psicodélicas y me dicen que son súper psicodélicas; así es como me sale, así me gusta la música, es la estética que me gusta, esa es la actitud, esos son los efectos. Lo que más me fascina de esta intersección así de bolero y de psicodélico es que a mí me encanta la música psicodélica con sus características estéticas, pero detrás siempre debe haber una buena canción, con este álbum yo quería hacer algo que si le quitas toda la producción, todavía hay una canción increíble, una canción que la puedes tocar como solista con una guitarra o con un piano y puedes hacer a la gente llorar”, concluye.
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