Lovey. 30th. Anniversary Edition
Discos / The Lemonheads

Lovey. 30th. Anniversary Edition

8 / 10
Juan P. Holguera — 20-09-2020
Empresa — Fire Records
Género — Indie rock

El noventa por ciento de los fans de The Lemonheads llegaron a “Lovey” (1990) después de descubrir “It´s a shame about Ray”, el disco con el que conquistaron el mundo en la época dorada del rock tras el boom Nirvana. Muchos de los que les escucharon con fervor en 1992 buscaban otro álbum que ofreciera más pop de guitarras con la voz rompecorazones de Evan Dando, y “Lovey” lo tenía. Y aunque era parecido, también era peor.

1990 fue un año decisivo para Lemonheads (por entonces aún no utilizaban el artículo “The” en su nombre). Tras tres discos de sonido punk, uno de sus dos compositores -Ben Deily- abandonaba la banda. El liderazgo quedaba en manos de Evan Dando, que aprovechaba su nueva posición para dar rienda suelta a su vertiente más sensible, acercándose ya sin tapujos a las melodías de estribillo perfecto de su adorado Gram Parsons. Además, abandonaban la independencia de Taang! Records, que había editado sus primeros álbumes, para dar el salto a Atlantic Records, discográfica con la que editarían sus mejores obras. Al fin habían encontrado el camino por el que llegarían a su mayor esplendor.

Como buen álbum de transición que es, “Lovey” significa un paso importante en la carrera del grupo, pero no es un disco perfecto. Arranca con “Ballarat”, con claras reminiscencias al punk de antaño; pero “Half the time”, segundo corte del disco, ya nos muestra a los Lemonheads de sonido más limpio e inspirado con el que alcanzarían el éxito masivo. Y a caballo entre su pasado guitarrero y esta nueva sensibilidad, encontramos algunas de las mejores composiciones del álbum -“Year of the rat”, “Lovey” (la canción) o “Come downstairs” (en realidad es una relectura mejorada y con título cambiado de “Clang bang clang”, una canción que ya incluyeran en su disco de 1988, “Creator”)-. También hay hueco para una de las cosas que mejor se le ha dado a Evan Dando en toda su carrera: las versiones. Aquí encontramos una excelente lectura de “Brass buttons” de Gram Parsons, ejecutada con una sensibilidad y una sencillez que no hacen sino engrandecer su melodía. El disco se cierra con una errática “(The) Door” que, visto con perspectiva, poco aporta al conjunto más allá de certificar que este debe ser considerado un disco bisagra, con canciones pop de muchos quilates y algún excusable resbalón.

La presente edición, conmemorativa del trigésimo aniversario de su lanzamiento, añade un libreto con material fotográfico inédito y notas adicionales, y se completa con un segundo disco que recoge la actuación en directo que el trío ofreciera en 1991 para la emisora de radio australiana Triple J. En ella, la banda está muy enchufada y Dando suena pletórico. Los ocho cortes en directo incluyen cuatro del repertorio de “Lovey”, otros tres a razón de uno por cada uno de sus discos previos y -por supuesto- una versión, esta vez de la canción “Nightime” de Big Star. Muy buen complemento a una cuidada reedición a tener en cuenta. Merece la pena.

“Lovey” es una estupenda muestra del enorme potencial compositivo que Evan Dando desarrollaría en su plenitud a partir de aquí, en una trayectoria que le llevó a tocar el cielo para después volver a las cloacas. Pero esto es otra historia, y deberá ser contada en otro momento.

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