Come On Feel The Lemonheads (30th Anniversary Edition)
Discos / The Lemonheads

Come On Feel The Lemonheads (30th Anniversary Edition)

9 / 10
Raúl Julián — 26-05-2023
Empresa — Fire Records
Género — Indie pop

Tras una trilogía –“Hate Your Friends” (Taang!, 87), “Creator” (Taang!, 88) y “Lick” (Taang!, 89)– en la que apuraban su vertiente punk coincidiendo con el final de los ochenta, The Lemonheads comenzaron a virar desde aquellos parámetros crudos hacia la que sería su personalidad creativa definitiva, esa por la que siempre serán recordados y que los convirtió (por méritos propios) en iconos del indie-pop norteamericano de la década de los noventa. El giro acometido por Evan Dando y compañía coincidió con su fichaje por Atlantic y comenzaría a concretarse en “Lovey” (Atlantic), todavía sito a medio camino entre ambos mundos –el visceral y el melódico–, para a continuación asentarse definitiva (y gloriosamente) gracias aIt's A Shame About Ray (Atlantic, 92). Poco más de un año después y exprimiendo un espectacular momento creativo vería la luz la obra que, compartiendo estatus con su antecesor, marcaría la cima compositiva y ejecutiva de los de Boston: “Come On Feel The Lemonheads” (Atlantic, 93).

El álbum era un compendio imparable de canciones seductoras, apuntaladas sobre unas melodías de otro mundo (tan aparentemente sencillas como en realidad irresistibles) y la no menos atractiva interpretación de un Evan Dando capaz de cuestionar heterosexualidades, en un conjunto casi perfecto de quince temas que apenas bajaba el nivel de excelente a “solo” notable en piezas muy puntuales. El elepé se mecía (y con él al oyente) en un hipnótico equilibrio entre ese tipo de indie-pop típico de mediados de la década, pinceladas del power-pop (y de Big Star), y remates clásicos de folk y country, con la influencia de los admirados Gram Parsons, The Flying Burrito Brothers y Neil Young como trasfondo. Dando, que ya había evidenciado su tremendo olfato para las versiones con el radiado “Mrs. Robinson” de Simon & Garfunkel incluido como bonus track en “It's A Shame About Ray”,confirmaba habilidades apropiándose de un himno potencial como era el “Into Your Arms” del dúo australiano semi desconocido Love Positions.

Junto a ese tema aparecían composiciones propias (muchas de ellas firmadas por el cantante junto a Tom Morgan) de tanto calibre como “The Great Big No”, la romántica “Big Gay Heart”, “Rick James Style” o “Down About It” (con la colaboración vocal de Juliana Hatfield, quien en realidad ejerce como cuarto miembro del grupo junto al propio Dando, el bajista Nic Dalton y el batería David Ryan). También destaca “Rest Assured”, el ramalazo nuevaolero de “Bit Part” y “Alison's Starting To Happen”, o dos piezas absolutamente claves para entender los noventa como son “It's About Time” y “I'll Do It Anyway”, esta última junto a Belinda Carlisle de The Go-Go's. Entre las menos destacadas, que no desentonan pero tampoco lucen el brillo deslumbrante de compañeras de lote, estarían “Favorite T” o la instrumental “The Jello Fund” ejerciendo como falso cierre, al dar paso a varias hidden tracks haciendo honor aquella tendencia tan de moda en los noventa consistente en rellenar el compacto.

“Come On Feel The Lemonheads” cumple tres décadas convertido en clásico atemporal, además de tótem de la escena indie de aquellos años. De hecho, es un elepé tan representativo de esa escena que sería candidato si hubiera que seleccionar un único título como valedor de la época en cuestión, y merece trato de obra magna gracias a unas canciones espléndidas que siguen luciendo (y seduciendo) como el primer día. Uno de los conjuntos gloriosos firmados por un Evan Dando en su mejor momento a todos los niveles, que ahora se reedita acompañado de un segundo disco con extras, incluyendo una mezcolanza de demos, tomas acústicas, versiones (Buddy Holly, Victoria Williams o The Nightcrawlers) y rarezas, repartidas entre gemas y algunas curiosidades. Unas y otras, y dada la trascendencia de la obra, resultan bienvenidas, sobre todo por la calidad del sonido que las acompaña. Aunque, puestos a pedir, hubiera sido de agradecer un concierto fechado en aquella época mágica y gloriosa para la música con la que cuarentones y cincuentones seguimos soñando casi a diario.

 

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