Yours, Dreamily
Discos / The Arcs

Yours, Dreamily

6 / 10
Tomás Crespo — 07-09-2015
Empresa — Nonesuch/Warner
Género — Rock

Los rocosos contornos de The Black Keys se le han quedado pequeños a Dan Auerbach. O al menos eso se deduce tras escuchar este “Yours, Dreamily”, primer disco de estudio de The Arcs, proyecto paralelo del guitarrista y cantante de Ohio. Lo que comenzó como una idea para un álbum en solitario ha acabado convirtiéndose en una "nueva" banda con entidad propia, con todos sus miembros como co-autores de los temas. Y si digo "nueva" entre comillas es porque para la ocasión Auerbach se ha rodeado de gente como Leon Michaels o Richard Swift, viejos conocidos y colaboradores habituales con los que ya trabajó en sus producciones para Dr. John (“Locked Down”, 2012) y Lana del Rey (“Ultraviolence”, 2014).

El resultado nos muestra a un Auerbach más versátil, capaz de distanciarse del blues-rock y el garage al que nos tiene acostumbrados, para evadirse por derroteros psicodélicos y rendir pleitesía al soul clásico. Ese que va de Memphis en 1966 a Filadelfia en 1973. Desde la exuberante "Outta My Mind" a la muy Curtis Mayfield "Stay In My Corner" (inspirada en el decepcionante combate entre Mayweather y Pacquiao), la influencia de sonidos eminentemente negros es palpable a lo largo del disco. No en vano, los miembros restantes de The Arcs tienen un largo historial como especialistas en retro-soul: Homer Steinweiss lleva más de una década como batería de Sharon Jones & The Dap-Kings y Nick Movshon fue nada menos que el que bajista en “Back To Black” de Amy Winehouse.

Paralelamente, y quizás aún como consecuencia de su estrecha colaboración con Danger Mouse, “Yours Dreamily” está repleto de trucos de producción que si bien en ocasiones pueden llegar a saturar al oyente (la cadencia hip-hopera de “Put A Flower In Your Pocket” o el afro-jazz a lo blaxplotation de “Ditch Velvet”), dotan al conjunto de una cierta progresión que entronca este trabajo con el de lo propios The Black Keys. No faltan por supuesto los recurrentes gruñidos de guitarra y la nebulosa voz Auerbach para recordarnos que este no es sino un pequeño apéndice a pie de página mientras nos llega el próximo capítulo de la banda madre.

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