Cuatro años después de su anterior álbum, retorna quien podríamos considerar como la prima lejana perfecta de Anari. Un torrente emocional sin cortapisas llamado Thalia Zedek que, a sus 63 años, prosigue su andadura con la tensión al límite, aunque ya sin el tormento noise, cada vez más difuminada, de sus años al frente de Live Skull, Come e incluso E, su proyecto más reciente.
En este sentido, ¿qué se puede decir de un disco que arranca con la sobrecogedora cósmica indie-rock de “Tsunami”, cuajada entre los Yo La Tengo más emocionales y Nirvana? Pues que, echando la vista atrás, más allá de estar ante la responsable de una de las bandas más infravaloradas de los noventa como Come, estamos hablando de alguien que, con cuatro décadas de carrera a sus espaldas, aún tiene la capacidad para sobrecoger a través de una dialéctica de la tensión eléctrica que ha perdido en decibelios y sobresaltos punk blues, pero que ha ganado en exuberancia atmosférica, tal como queda plenamente ratificado en el aura fronteriza que impregna cortes como “Aliyah” o “Naming Names”.
A lo largo de la decena de temas que compone este trabajo, asistimos a un nuevo ritual de supervivencia; en esta ocasión, estructurado a través de un desfile sin parangón de frases dentadas y una perspectiva del ataque frontal más recogido que antaño, aunque igual de virulento desde un prisma que, incluso, puede llegar a sonar radiante, tal que en “Circus”. Eso sí, que nadie se piense que Zedek ha escondido las uñas. No en vano, su timón emocional siempre aflora a través de un desesperado espíritu combativo. El mismo que, únicamente, aflora con valor cuando provienen de voces como la suya, habituada a dibujarnos el más flagelante de los infiernos, pero también la esperanza a través de una trayectoria que, con este nuevo botes salvavidas en la tormenta, nos recuerda lo jodido que está el mundo. Y lo hace de una forma colindante a su andadura previa en terreno discográfico, sin sonar repetitivo, sino a bendita anomalía entre tanta, y aburrida, tendencia al ego intimista de proyección masiva tan en boga hoy en día.
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