Sukierae
Discos / Tweedy

Sukierae

7 / 10
Don Disturbios — 23-09-2014
Empresa — Anti / Pias
Género — Rock

Vamos a empezar por responder una pregunta sencilla. ¿Qué le suele suceder a un geniecillo cuando emprende obra en solitario y no cuenta con su séquito de consejeros y compañeros que le asesoren?. Que se le va la mano en todos los sentidos. Para empezar no hay nadie que le convenza de que igual no es necesario incluir veinte canciones, pues generan un peso excesivo a un disco ya de por sí difícil de desentrañar, pero por encima de todo, y eso acaba por resultar más doloroso, no hay nadie que le diga que las grandes obras, los discos perfectos, los redondos de verdad, precisan de una unidad de criterio, de un concepto global sónico que vaya más allá del concepto temático del mismo. Y si bien este “Sukierae” parte de la premisa de querer hacer un exorcismo emocional de lo que ha supuesto la lucha de su mujer Susan (Sukierae es su apodo) contra el cáncer, no es menos cierto que pese a contar con los mejores temas que ha compuesto Jeff Tweedy en mucho tiempo, no acaba de dar con la tecla de mostrarse con esa rotunda unidad que hubieran hecho de él un trabajo enorme a la altura de una obra como “A Ghost Is Born”.

Así el álbum se muestra como una roca de granito que precisa del esfuerzo del oyente para hacerla añicos, y disfrutar de los grandes destellos que contiene, como el groove sincopado de “World Away”, que finaliza con unas guitarra heredera de John Cale y que sirve de muestra de los presentes que están a lo largo de todo el álbum la baterías de su hijo de dieciocho años Spencer Tweedy. A veces incluso demasiado presentes. Como si papa le hubiera regalado sus minutos de gloria para lucirse (“Diamond Light Pt1) cuando no siempre era del todo necesario. De esa forma, el álbum transcurre lento y pesado como un cocido difícil de digerir, recordándonos por momentos a los Wilco de la etapa Jim O'Rourke (“Low Key” o “Slow Love”) y dejándonos alguna perlita marca de la casa. Sobre todo en una segunda mitad que se iniciaría con la oscura y fantástica “I’ll Sing It”, en la que destacan los coros femeninos sobre un rotundo riff que le dan un toque de cierto desasosiego, y a la que cabe sumar otras como la fantástica “Summer Noon”; la estremecedora “Where My Love”, con su discurrir lento y delicado y el piano como protagonista, o una “Fake Fur Coat” que recupera la etiqueta de country alternativo que alumbró hace años su protagonista. Canciones que hacen que merezca la pena sumergirse en este álbum, aunque el esfuerzo te deje francamente agotado y sin aliento.

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