New Threats From The Soul
DiscosRyan Davis & The Roadhouse Blues

New Threats From The Soul

8 / 10
Sergio Ariza — 15-09-2025
Empresa — Sophomore Lounge / Tough Love
Género — Alt-Country / Americana

El propio Ryan Davis lo ha llamado el ‘efecto Lenderman’, después de sacar cinco discos con su banda State Champion y uno bajo el actual motivo de Ryan Davis & The Roadhouse Blues, el cantante y compositor ha conseguido que todo el mundo especializado le preste, al fin, atención pasados los 40 años gracias a su segundo disco en solitario, este espléndido "New Threats From The Soul".

Así Davis ha descubierto una modesta fama gracias a los cumplidos de un seguidor mucho más joven, ese MJ Lenderman, guitarrista de Wednesday, que fue uno de los nombres propios del año pasado gracias a su disco en solitario, "Manning Fireworks", y a su colaboración en el "Tiger's Blood" de Waxahatchee, y que no dudo en llevarse de gira al propio Davis, del que era fan desde los tiempos de State Champion.

Lo curioso del caso es que aquella primera banda suya no tuvo muchos seguidores pero, además, del alumno Lenderman, lo único cercano a la fama que tuvieron fue el apoyo del maestro de Davis, un David Berman que dijo de él que era el mejor compositor de palabras no rapero de su tiempo. Algo que este fan absoluto de Silver Jews decidió estampar en los últimos discos de State Champion.

Y es que a nivel de letras estamos ante uno de los mejores escritores de su generación, es evidente, lo quiera o no, que el fantasma de Berman sigue acechándole, tanto lírica como vocalmente, pero también es cierto que con este "New Threats From The Soul" Davis se está aproximando a la perfección que casi consiguió el ex Silver Jews y Purple Mountains, el último nombre bajo el que sacó disco el añorado Berman, y el disco al que más recuerda esta obra, mucho más cercana al country que a la música alternativa, un poco al revés que su primera banda.

Pero es que estas nuevas amenazas para el alma están llenas de frases para el recuerdo, de esas que dejan ver a un tipo que ha bebido no solo de cantautores indie sino del mejor rap, así no tarda ni dos frases en citar a A Tribe Called Quest y dejar otra frase para el recuerdo "I left my wallet in El Segundo I left my true love in a West Lafayette escape room (Dejé mi cartera en El Segundo y dejé a mi verdadero amor en un 'escape room' en West Lafayette"), pero cuyos ejemplos son infinitos "un sueño es un espejo sostenido por una mano fantasmal", "parece que el sueño ha muerto pero las esperanzas son necrófilas", "nunca seré otra cosa que un pájaro enjaulado colgando de un columpio"... Este disco está lleno increíbles metáforas de un tipo que se toma lo de escribir letras realmente en serio

La incontinencia verbal de Davis le lleva a temas mucho más largos, el más corto que hay aquí se queda a cinco segundos de llegar a los seis minutos, el más largo casi llega al doble. Eso sí, no hay nada que sobre, no hay minutos que quieras recortar, musicalmente hay un deje más country, más Americana, aunque con una paleta musical exquisita, casi a la altura de la florida pluma de Davis, utilizando una mezcla ecléctica de instrumentos y una estructura llena de sorpresas. Sí, estas canciones están construidas sobre acústicas, fiddles y pedal steel, pero también hay muchísimas otras cosas, flautas,'loops', programación o cuerdas.

La empatía de Davis hacia los vagabundos, la gente trabajadora, los camareros o las personas con mala suerte le emparenta con otro gran escritor de canciones, John Prine. Aunque ese toque de los apalaches y su voz grave también llevan a gente como Bill Callahan o Bonnie 'Prince' Billy, que también ayuda en el disco. Está claro que Smog es otra de sus debilidades

Pero Davis va mucho más allá de sus múltiples referencias, sonando propio y único, alguien con una voz propia y un sonido que es más que la suma de sus influencias. "New Threats From the Soul" no inventa la rueda pero suena a clásico, a ese tipo de disco fuera de tiempo y lugar hecho por maestros de esto de combinar a la perfección letra y música de raíces americanas. Un disco que juega en la liga del primer disco de John Prine, del "I See A Darkness" de Bonnie Prince Billy, del "Sometimes I Wish I Were An Eagle" de Bill Callahan o de la despedida de David Berman como Purple Mountains. Un disco que no dirá nada a aquellos a los que no les suenan los anteriores discos pero que se puede convertir en el favorito de la gente que los tiene (merecidamente) puestos en un altar.

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