Volverme a enamorar
Discos / Russian Red

Volverme a enamorar

7 / 10
Raúl Julián — 23-02-2024
Empresa — Sonido Muchacho
Género — Indie pop

Russian Red regresa a escena tras diez años sin lanzar un álbum de estudio con material original, cuando vio la luz Agent Cooper (Sony, 14). Un largo periplo de barbecho que llega a su fin con la publicación de la presente entrega, en la que Lourdes Hernández entrega apenas veinte minutos de música. “Volverme a enamorar” (24) se antoja el disco menos velado de la madrileña, y bien cabría entenderse como una carta abierta de la vocalista. Un total de ocho temas conforman esta obra de aspecto sedoso y marcadamente sensual en la que la artista vuelve a transitar entre indie-pop de aspecto delicado (y fondo sentido) con querencia folk y, en este caso, mensaje insinuante y explícito.

La referencia se abre con “Me gustan todos los chicos”, pieza seductora y susurrante que bien podría servir como presentación oficial del perfil genérico de todo el álbum, empeñado en enamorar al oyente a través de su trascurrir. Tras ella llega ese bolero disimulado que es “No entiendo nada” y que tiene continuidad estilística en “Una fresca”, aunque antes aparece esa declaración de intenciones que podría ser “Intelectual sexual”. Por su parte, “This is un volcán” combina inglés y español con naturalidad, y el lote queda completado por la poética “La última vez”, una “Tus putos labios” que remite a Christina Rosenvinge, y la brevedad de “Yo me lo invento” ejerciendo como cierre y, de paso, expresión definitiva de esos restos de ruptura emocional que sobrevuelan todo el elepé.

Ha pasado el tiempo desde que Lourdes fuese demoscópica de esta casa, y atrás quedan títulos clásicos como “I Love Your Glasses” (Eureka, 08) yFuerteventura (Sony, 11). Pero “Volverme a enamorar” (24) es, en realidad y más allá de una serie de letras explícitas, un conjunto con la impronta tradicional de Russian Red, en el que su sugerente y elegante voz sigue funcionado como principal activo de la ecuación. Un regreso a sus propios orígenes, que recupera el talante habitual de una artista que decidió abandonar los focos en su mejor momento y ahora retorna para continuar donde lo dejó. Con los ojos bien abiertos al presente y una honestidad brutal como argumento constante e innegociable, eso sí.

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