Existential Reckoning
Discos / Puscifer

Existential Reckoning

7 / 10
Adriano Mazzeo — 30-10-2020
Empresa — BMG
Género — Rock

¿Sigue siendo Tool el proyecto más apreciado de Maynard James Keenan? La pregunta es arriesgada y hasta capciosa, vale. Pero es que el perfil bajo-extravagante de Keenan encontró un espacio desde el cual le da la luz en sus proyectos “menores”, primero en A Perfect Circle y luego en Puscifer.

En “Existential Reckoning”, Maynard –quien grabó las voces en medio de las barricas de su bodega– y los suyos consiguen dar guiños a distintos sub-géneros, pero siempre saliéndose con la suya, entregando sonidos combinados de forma original. A diferencia de otros lanzamientos, y más allá de que el video del adelanto “Apocalyptical” tenga su buena cuota de humor distorsionado, este disco florece en una atmósfera seria; con sobriedad muestra su belleza contendiente, como lo hace el color violeta.

El audio con el que cobran vida cada una de las doce canciones que completan el disco es definitivamente una de las virtudes del mismo: hay un muy buen uso de la versatilidad de los sintetizadores, más allá de una mezcla perfecta.

En general es un disco lento, oscuro y sin grandes sobresaltos, una obra que se acuesta en un equilibrio absoluto entre la ciencia y el sentir. Hay situaciones de configuración sonora que te podrán hacer pensar en los primeros Faith No More, pre-Patton (“Apocalyptical”, “The Underwhelming”), otras en la electrónica new romantic de comienzo de los ochenta (“Bread & Circus”) o en varias cosas más –futurismo, trip hop, industrial, soundtracks–, pero lo interesante de la música de “Existential Reckoning” es que, a pesar de esos links difusos a distintos sonidos conocidos, no deja dudas en cuanto a la firma de los temas: al final del día y gracias a la capacidad y personalidad musical probada de Maynard James Keenan, Matt Mitchell (guitarra, bajo, teclados) y Carina Round (voces, teclados), Puscifer suena a Puscifer.

En medio de una época de reconsideración total, Puscifer se compromete con la causa y ya desde el título de la placa –traducible como “Ajuste de cuentas existencial”– ofrece un trabajo pensado en detalle y ejecutado con habilidades de oficio, que logra lo que pocos: brillar sin denotar ambición.

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