Infest The Rats' Nest
Discos / King Gizzard & The Lizard Wizard

Infest The Rats' Nest

8 / 10
Rubén G. Herrera — 07-09-2019
Empresa — Flightless/[PIAS]
Género — Rock

Que son una de las bandas más locas del rock de este siglo es una certeza. Que han conseguido ser una de esas formaciones en marcar que el punto de pivotaje de todo el rock mundial sea Australia, es algo que el tiempo dirá. Pero los reptilianos son la banda más polimórfica e hiperactiva que hayamos conocido, por lo que cuando sale un nuevo álbum de King Gizzard & The Lizard Wizard, nuestro mundo se paraliza.

Tras lanzar cinco discos durante el año 2017,  King Gizzard & The Lizard Wizard (no me hagan repetir el nombre completo) vuelven a la carga para lanzar dos trabajos en este 2019. Una fórmula mucho más coherente, menos exigente para el oyente, y hasta original, en el sentido de que el hermano de este disco, “Fishing For Fishies”, es un álbum de dulces melodías, en formato mayormente acústico e inspiración beateliana, mientras este “Infest The Rats' Nest” es su disco más heavy hasta la fecha. Una dualidad muy bien traída, aunque sin demasiados puntos de conexión evidentes, pues en el Gizzverso, como los fans llaman al mundo en torno a esta banda y las hipotéticas líneas temáticas y vínculos entre álbumes, es pura especulación, y quizá sea más la estética visual y gráfica la que da cohesión a todo. El ilustrador Jason Galea es su principal iconista, con un estilo tan personal, que parece que incluso da sentido unitario a toda la escena de rock experimental de Melbourne, como The Murlocs, Saskwatch o Romeo Moon, entre otros.

En cuanto al sonido de la banda en este disco, es absurdo hablar de giros, porque ninguna dirección concreta fue definitiva. Pero si el thrash metal se hubiera inventado a finales de los años sesenta, probablemente sonaría así. Los reptilianos prácticamente alcanzan matrícula de honor en esto, creando un subgénero propio, a pesar de que el siguiente álbum seguramente explore el lenguaje músical en otra dirección, sin importarle el éxito. Quién sabe qué será lo próximo: ¿un revival soul fusionado con electrónica? ¿rap psicodélico? ¿death metal acústico? Si usted es capaz de nombrarlo o imaginarlo, ellos serán capaces de hacerlo.

La temática del álbum retoma la inspiración puramente sci-fi de la cultura popular de los setenta y la psicodelia. Esta vez nos encontramos con una especie de distopía sobre el colapso del mundo, dadas las temáticas (No hay planeta B, Marte para los ricos, etcétera), y cierto humor negro y excéntrico que la banda tiene, quizá como la más marcada seña de identidad, pues esta profana obra apela al fin de los tiempos ya desde su particular título: “Infestad el nido de ratas”. “Planet B”, “Self-Immolate”, “Organ Farmer” son la tríada de esta nueva etapa. Tres canciones en las que concepto y sonido son de corte, podríamos decir, retrofuturista, caracterizadas por su contundencia, creadas para atraer a melenudos a cantarlas con ellos en su directo, con los BPM subidos, en comparación con el resto de la carrera discográfica de la banda. Son cortes menos vanguardistas pero igualmente creativos; en “Organ Farmer”, por ejemplo, el estribillo dura menos de un segundo. “Superbug” aspira a ser otra de las favoritas del álbum, con su demoledor descenso a los sonidos fundamentales de Kyuss o Sleep. Con “Venusian 1” y “Venusian 2”, el álbum avanza ya imparable en su cometido, como un viaje por nuestro sistema solar: un “escape interestelar” que es como una odisea pero, a diferencia del poema náutico griego, sin vuelta a casa. El viaje llega a su clímax con “Perihelion” (el punto más cercano de un planeta a su astro), una canción que podríamos situar en el grado cero, el significante sin significado, que concluye con ese “Peri-Perihelion” coral.

KG&TLW son Stu Mackenzie, principal letrista, Ambrose Kenny Smith, Joey Walker, Cook Craig, Lucas Skinner, Michael Cavanagh, Eric Moore, segundo batería de la banda y creador del sello con el que autoproducen todo: Flightless Records. Aún así, en créditos se burlan de él diciendo que no hace “nada”. Estos siete australianos han conseguido hacer de la hiperactividad, el desorden y la indeterminación, una potente fábrica de ideas. Y mientras seguimos buscando el sentido profundo de King Gizzard, o al menos los puntos en común entre estos dos discos que han presentado, en 2019, solo podemos animaros a verles en directo y descubrir cómo explotan esta dualidad de disco thrash y disco acústico, en setlist conjunto. Si bien, sus fechas en Madrid y Barcelona del próximo octubre fueron sold out en pocos días, como anunciaron desde Primavera Sound. En definitiva, King Gizzard están destinados a romper fronteras y viejas dicotomías: ¿Heavy o pop? ¿Serio o paródico? Todo eso ya da todo igual, hombre.

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