2021
Discos / James Room

2021

7 / 10
Kepa Arbizu — 30-09-2021
Empresa — Autoeditado
Género — Alt-Country / Americana

2021 es un año que con toda seguridad para la inmensa mayoría de las personas será imposible que se desvanezca en el anonimato del calendario. Irremediablemente la llegada de una pandemia a nuestro entorno -y la afectación que eso ha supuesto en nuestras vidas cotidianas- ha derivado en un huracán que ha sacudido y alterado la forma en la que hasta ahora habíamos entendido la realidad y nuestras aparentemente inalterables costumbres. Una situación que, obviamente, también ha trascendido al ámbito creativo, manifestando sus consecuencias de maneras tan variadas como sujetos existen. En el caso de James Room, estos convulsos tiempos han sido fecundos para, entre otras cosas, publicar un EP, titulado lacónicamente con la fecha en cuestión, donde concentrar ya sea los sentimientos sufridos en primera persona como los percibidos a su alrededor.

En un contexto tan particular, el músico ha optado por entregar cinco canciones, compuestas mientras las noticias se llenaban de datos macabros, bajo una presentación especialmente sobria a la vez que emocionante. Para lograr tal meta, la decisión ha significado rodearse unicamente de Gabriel León al contrabajo, que sumado así a su voz y guitarra, han construido un triángulo, en el que no hay que olvidar la inestimable aportación de Íñigo López en las voces y armonías, donde cada uno de los elementos han adoptado tal nivel de plenitud que en ningún momento se echa en falta el habitual rotundo acompañamiento con el que el intérprete de casi perenne sombrero suele hacer acto de aparición.

Cualquiera que haya seguido con mayor o menor profusión la carrera de James Room, en la actualidad parapetado junto a Weird Antiqua, es conocedor del esencial influjo que el rock americano, y sus vertientes, inocula a la formación. Naturaleza que pese a la particular escenificación que alcanza en este álbum nunca abandona esa raíz primigenia. Dicho lo cual es indudable que una apuesta como la presente, que afronta con determinación un ambiente parco y crudo, redirige su foco hacia expresiones musicales donde prevalecen las voces y personalidades de penetrante intimismo, yendo de Shawn James a Chris Cornell o White Buffalo.

A pesar de que, también como consecuencia de su reducida extensión, el escueto conjunto de temas seleccionados aparecen claramente delimitados por una serie de características comunes, no es tampoco una tarea complicada descifrar los matices y elementos significativos que sobresalen en cada uno de ellos. En esa sucesión de canciones, “Before This” se presenta, y comporta, como una exquisita y perfecta apertura, describiendo explícitamente la alteración de nuestras realidades durante estos años y exhibiendo una recogida melancolía que irá “in crescendo” en su doliente romanticismo a la vez que las cuerdas de James Rooom se van tensando. “We Are Back” podemos señalarla como la pieza que maneja su pulso melódico de forma más contagiosa y pegadiza, dibujando lineas de rock and roll que empujan a la irrenunciable necesidad de continuar adelante pese a las adversidades. Y si “Color Me Warm” se postula como el momento más sensible, tanto por su calidez folk como por su llamada al calor humano como escudo frente al sufrimiento, sus predecesoras “Rats Aboard”, título que revela su rabiosa naturaleza, y “A Horse Named Storm”, de apocalíptica inspiración, representan el cariz turbulento del estado de ánimo.

La música es capaz de salvar vidas, o cuanto menos de ofrecerles un parapeto frente a aquellos envites más rotundos que el destino tiene preparados. Quizás esa sea la mejor enseñanza de un breve pero apabullante trabajo como éste. Un cometido que no solo se significa como espiritualmente necesario sino que demuestra que el fuego que recorre la garganta de James Room también sirve para plantarle cara a los días sin aire, sin libertad y sin alma. Por suerte siempre quedará alguien como él dispuesto a enfundarse una guitarra con la que plasmar los agitados sentimientos, y cuando eso sucede de la manera en la que logra hacerlo este disco, entonces es cuando un solo individuo demuestra su talento para convencernos de que el rock nació para cantar a las inclemencias del mundo, sí, pero también para aprender a combatirlas.

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