I Believe in You, My Honeydew
DiscosJosh Ritter

I Believe in You, My Honeydew

7 / 10
Don Disturbios — 30-09-2025
Empresa — Pytheas / Thirty Tigers
Género — Folk Rock

Con cuarenta y ocho años y once discos en su alforja, podríamos decir que Josh Ritter ha cambiado de estatus . Y es que ya hace tiempo que dejó de ser la joven promesa del folk-rock americano que deslumbraba con canciones certeras como “Kathleen”, “Snow Is Gone” o la icónica “Girl InThe War”. Ahora lo suyo se asemeja mucho más a los derroteros que tomaron otros cantautores yanquis antes que él. Gente con más años en la carretera como Chuck Prophet o Grant-Lee Phillips, que andan alejados de los focos de la más rabiosa actualidad, pero no por ello se olvidan de entregar discos de gran valía que parecen destinados tan solo a esos fieles seguidores que no les han girado la espalda. Que los siguen apreciando en su justa valía.

Pues bien, me da en la nariz que a Josh Ritter le va a suceder a partir de ahora lo mismo. Que va a resultar muy complicado que entregue un disco que lo mueva un ápice de la la situación en la que se encuentra, aunque logre reunir en ellos canciones tan certeras como “Noah’s Children”, “Wild Ways”, “Kudzu Vines” o ese broche dorado que supone “The Throne” para este nuevo trabajo. Por eso, los que sabemos de la pericia del de Idaho a la hora de construir canciones de enorme valía narrativa, seguiremos atentos a sus futuros pasos, aunque parezca que, a cada nuevo día, al mundo le interese un poquito menos su propuesta.

“I Believe in You, My Honeydew” es un disco que se deja querer y que, con cada nueva escucha, se va colocando -sin alcanzarla del todo- a la altura de otros discos memorables del cantautor americano como “Sermón On The Rocks” (15) o “So Runs The World Away” (10) con los que comparte una variedad de registros que ya es marca de la casa. Además, se trata de un álbum que nos muestra de nuevo a un autor que ha recuperado el pulso y su espíritu más expansivo, tras encadenar dos discos de ritmos apocados con ese tono confesional tan gastado.

Y es que es sonar “You Won’t Dig My Grave”, canción con la que abre el disco, y recupera uno la sonrisa por reconocer de nuevo al Josh Ritter que no le hace ascos a los coros gospel y a ese ligero a la par que optimista crescendo tan habitual en su música. Tras esta se despliega un disco rico en texturas que tiene en la ya mencionada “Noah’s Children” el tema vertebrador y de mayor peso del disco, con uno de esos estribillos memorables que se aposentan en una tensión instrumental repleta de matices. Lo mismo sucede con ese himno titulado “Wild Ways” donde se puede apreciar el enorme trabajo de la banda con Sam Kassirer tocando el teclado y el acordeón, Zachariah Hickman el bajo y la mandolina, Rich Hinman la guitarra y el excelente pedal steel mientras que Ray Rizzo de encarga de la batería y la percusión. Todo un elenco de lujo el de esta Royal City Band que pone su profesionalidad al servicio de canciones como ese blues-rock épico titulado “Kudzu Wines” o el ya mencionado broche que resulta ser una emocionante “The Throne” con la que se despide.

Puede que el tren de Josh Ritter ya haya pasado para siempre de largo, pero mientras siga siendo capaz de entregar discos con el peso que atesora esta nueva entrega, va a dar igual que tan solo lo acabemos disfrutando unos pocos. Lo importante será mantener el espíritu sin desfallecer ante el desánimo.

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